☆ Capítulo 3

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Fuera de todo lo que había pensado, el día no ha estado para nada mal. Hemos tenido bastantes clientes, pero nada fuera de lo normal para un domingo cualquiera. Christopher se ha mantenido a cierta distancia de mi, no de manera que parezca que me ignora si no más bien que me da mi espacio, y se lo agradezco completamente.

Aún así no puedo evitar mirarlo en esos momentos de tranquilidad que los clientes me regalan de vez en cuando. En un par de ocasiones me descubrió haciéndolo, pero solamente me sonrió, de la misma manera que lo había hecho antes de dejarme solo en el hotel. Nunca había notado la sonrisa tan bonita que tiene, la manera tan tierna en que sus ojos se cierran cuando lo hace, y esos hoyuelos adornando cada mejilla... ¡Dios! Creo que le estoy dando demasiadas vueltas al asunto.

Es decir, no es como si estas cosas no pasaran todos los días. Un par de chicos atravesando malos momentos y encontrando consuelo en los brazos del otro. Ni siquiera es tan descabellada la idea del jefe y su empleado teniendo este tipo de encuentros. Entonces, ¿por qué sigo pensando demasiado en ello?

Si algo debía agradecer en medio de toda esta extraña situación, era el hecho de que Hyunjin había quedado recluido en algún lugar en medio de mis caóticos pensamientos. Al menos de momento.

–Nos vemos el martes, Seungmin –menciona Felix acercándose a mi y volviéndome a la realidad.

–Oh, si claro. Nos vemos, Lix –me despido con una sonrisa que él devuelve enseguida.

Ni siquiera me había dado cuenta que pasaban de las 4. Entonces un escalofrío me recorre el cuerpo al notar que aún me quedan 6 horas en este lugar, sin la compañía de mis amigos y a la deriva con mis pensamientos, ah y claro, con Christopher.

–Date prisa, Felix. Nos vemos, Seungmin. Y Chris, dale un descanso a Seungmin, el pobre parece que está a punto de vomitar –dice Changbin después de acercarse a Felix para tomarlo del brazo y llevarlo a la salida trasera del restaurante.

Jeongin solamente se despide con la mano, demasiado rápido en un intento por seguir a los otros dos chicos. Entonces siento una mano sobre mi hombro y me sobresalto un poco.

–Seungmin –dice Christopher mirándome con un poco de preocupación–, ¿te sientes bien?

–¿Qué? Es decir, si. Estoy bien. Solo un poco cansado, no pude dormir muy bien anoche.

–Entiendo. Puedes tomarte un descanso si lo necesitas. Todo está tranquilo así que puedo hacerme cargo por un momento.

–Estoy bien, Christopher –le sonrío de manera un poco tímida–. En serio.

–De acuerdo. Si necesitas algo, por favor avísame.

Sin más se aleja de mi y me quedo pensando demasiado, de nuevo. No conozco muy bien la historia de Christopher, más que a través de algunos comentarios que he escuchado de mis amigos y compañeros. Al parecer también había pasado por una separación hace poco. En algún momento escuché que su esposa lo había dejado hace ¿2 meses? ¿3? No recuerdo muy bien, a penas estaba comenzando a trabajar aquí, pero recuerdo a todo mundo hablando sobre eso. Incluso faltó algunos días al restaurante, eso lo recuerdo claramente ya que Hannah se había encargado de tomar su lugar mientras tanto. En la actualidad aún sigue faltando de vez en cuando, pero ya nadie le presta demasiada atención. No es extraño de repente llegar al restaurante y encontrarnos a Hannah en lugar de a él, tampoco es extraño pensar que se había enrollado con alguien la noche anterior ya que al parecer suele hacerlo con mucha frecuencia. Supongo que ahora yo había pasado a formar parte de esa lista que él se estaba encargando de alargar poco a poco, y en la cual claramente no le interesa discriminar entre hombres y mujeres.

Pero insisto, Christopher no es malo. Tal vez esa es su manera de intentar superar su ruptura, así como la mía es encerrarme en mi departamento y fingir que no existo fuera del restaurante.

El resto de la tarde pasó increíblemente lento por dos motivos. El primero: después de las 6 el flujo de gente comenzó a decaer un poco, así que apenas me mantenía ocupado entre dos o tres mesas al mismo tiempo. El segundo: Christopher ahora sí parecía estarme ignorando. Después del intento de plática que tuvimos hace algunas horas no me ha vuelto a dirigir la palabra, ni siquiera me ha mirado y eso que yo he pasado bastante tiempo de la tarde mirándolo a él.

Lo bueno entre todo es que falta menos de una hora para las 10. Menos de una hora para salir corriendo de este lugar y si, encerrarme en mi departamento, hasta que sea martes. Y si, la idea de no ver a Christopher por más de 24 horas suena bastante tentadora considerando la situación incómoda en la que nos hemos metido.

En cuanto el último cliente cruza las puertas del restaurante me dirijo a prisa hacia la sala de empleados que tenemos en la parte trasera, a un lado de la oficina principal. Christopher se encarga de cerrar las puertas principales con llave y esperar que cada empleado cruce las puertas traseras para cerrarlas también.

Después de cambiarme el uniforme y sacar mi mochila del locker, lo guardo en ella y hago lo mismo con los otros dos que se encuentran en el pequeño espacio, ya aprovecharía el día de mañana para lavarlos. Me aseguro de no olvidarme nada antes de cerrar el locker de nuevo y guardar la llave en el bolsillo de mi pantalón. Me cuelgo la mochila de un hombro y salgo del lugar.

Cuando cruzo frente a la oficina principal para dirigirme a la salida trasera, veo que la puerta está abierta y me asomo un poco. Christopher está recargado sobre el escritorio, con los brazos cruzados y el rostro sobre ellos. Suelto un suspiro y toco dos veces sobre la puerta para hacerle saber de mi presencia. Levanta el rostro y puedo observar un rastro de tristeza en sus ojos, pero incluso en ese estado logra sonreírme y parece que mi corazón no se ha acostumbrado a sus sonrisas porque lo siento acelerarse de repente.

–¿Han salido todos? –pregunta mientras se reacomoda en su asiento.

–Aún no, están terminando de limpiar la cocina. No deberían tardar demasiado. ¿Estás bien?

–Solo un poco cansado. ¿Estás listo para irte?

–Si, solo quería avisarte.

En realidad pensaba salir corriendo de ahí sin decirle adiós, pero verlo de esa manera me hizo sentir un poco preocupado.

–¿Te importa esperar un poco? Prometo llevarte a casa en cuanto todos terminen de salir.

Estaba a punto de negarme, realmente quería hacerlo, pero las palabras no salieron de mis labios así que solamente logré asentir hacia él y adentrarme en la oficina para cerrar la puerta detrás de mi.

No sé cómo comportarme en este momento, realmente me siento avergonzado, pero la preocupación también sigue aquí. Si pienso un poco en mi situación después de Hyunjin supongo que eso es nada comparado con la suya. Él estaba casado. Según lo que Hannah me comentó en alguna ocasión después de presentarnos, tenía 10 años de matrimonio, al parecer se había casado bastante joven porque no creo que ahora pase por mucho los 30. 10 años que también se habían ido a la basura, y al parecer también se habían llevado una parte de él.

No se que decir, así que me mantengo en silencio y él hace lo mismo.

A true love for MinnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora