1. La Reunión

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Hoy hay una reunión familiar y obviamente no quiero ir, pero mis padres dicen que debería ir ya que es la primera vez que toda la familia iba a estar reunida en un solo lugar. Vete a saber que aburrimientos me esperan. Joder. Porque no habré aceptado la invitación de April... Hubiese ido con ella, pero tendría que haber estado con su odioso hermano menor, no sé que es peor.

—¡Charlotte! ¡Ya es hora de irnos!—grita mi madre desde la primera planta.

—¡Voy! Estoy terminando de peinarme.—le respondo también gritando.

—¡Date prisa!

—¡Ya lo sé!

Termino de rizar mi castaño cabello, me pongo un vestido blanco corto y algo ajustado, un poco más arriba de las rodilla, me aplico un poco de delineador y salgo de la habitacion.

Me asomo por el balcon enfrente de mi puerta y mi madre me esta esperando en la entrada y cuando me ve comienza a hacerme señar para que salga rápido. Bajo las escaleras y cuando salimos de la casa, mi padre y me hermano nos estan esperando en el auto.

—¡Cielo, llegaremos tarde!—le grita papá a mamá desde el auto.

Ya de camino a casa de tío Michael, me pregunto que tal estarán mis primos, hace tanto tiempo que no sé de ellos y mierda ¿y si no me llevo bien con ellos?

*  *  *

Por fin llegamos después de más de una hora de viaje, solo para venir aquí. La casa es más grande de lo que recordaba y toda la familia está presente, y después de una larga repartición de besoso, abrazos y preguntas, mi madre y yo nos encontramos con mi prima, Anna. 

—¡Charlotte! Cariño, estás preciosa—, me dice apretando entre sus brazos—, has crecido mucho. ¿Recuerdas a mi hijo?—"¿Su hijo? Oh Dios..."—Adam ¡Ven, hijo!

Cuando me doy cuenta un apuesto muchacho se acerca a nosotras es Adam, está guapísimo, mucho más de lo que recordaba, más alto, su lacio pelo negro le cubre parte de la cara y sus ojos verdes se ven más ardientes que nunca, tiene una ligera barba creciendo en su marcada y fuerte mandíbula. Con una sonrisa que hace que me derrita, me dice:—Wow, Charlotte, que linda estas. 

*  *  *

Después de una larga y amena charla con Adam sentados en el patio, recordando aquellos momentos de infancia, pone una mano sobre mi pierna desnuda y yo tiemblo ante su cálido tacto, él se da cuenta de mi reacción pero solo sonríe pícaro y me dice:—¿Me acompañarías arriba un momento?

Tengo un libro sobre las piernas y él aun no aparta la mano de allí, con ligero disimulo la sube poco a  poco y el libro cae al suelo, siento como un ligero calor me sube por la pierna y me recorre todo el tiempo, mis mejillas se llenan de color pero él, en un instante aparta la mano y se levanta. 

—Vamos, guapa.

Cuando llegamos a la terraza del tercer piso se ve un paisaje hermoso y no puedo evitar contemplarlo. 

—Oye, Charl— dice Adam sin apartar sus ojos de mi — No puedo evitar pensar, en lo bonita que te has pusto, ha pasado mucho tiempo sin vernos.

—Gracias, Adam—digo riendo—, tu tampoco estas nada mal. 

Él sin pensarlo dos veces se acerca a mi, me toma suavemente por la nuca y me besa con suavidad, siento su mano en mi cintura y no puedo evitar poner mis manos en su rostro y seguir con el beso. 

Sus  manos bajan despacio hasta casi llegar a mi trasero, me parto de golpe.

—Adam...

—Vale, lo siento, ya paro. 

Pero el fuego que llevo dentro puede más conmigo y busco de nuevo sus labios y el beso es más intenso esta vez, más apasionado y ardiente.

—Deberiamos bajar—, digo con las mejillas sonrosadas. 

Él sonrie picaro y me da paso para salir de la terraza, a medio camino me doy cuanta que mi bolsa quedo en la mesa.

—Volvamos a por ella—, dice Adam y por su tono sé que esa no es su unica intención.

Encuentros Prohibidos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora