Encuentros Prohibidos (Editando)

5. Dejame

Adam.

Mierda. Puta mierda, ¿por qué tenia que llamar justo ahora? Maldita zorra. ¿Qué acaso no entiende que no la soporto? Bueno... Lo entendería más, si dejara de follarmela cada vez que me aburro.

- ¡Charlotte! - grito poniéndome los vaqueros y saliedo tras ella - ¡Charlotte, por favor espera! ¡No es lo que crees!
- ¡¿A no?! ¿no? Maldita sea, Adam. - dice con los ojos rojos - ¿Sabes? No tienes nada de disculparte. Esto - mueve sus dedos señalandonos alternativamente a ella y a mi -, jamás debe de haber sucedido. Es todo culpa mia por creer que las cisas cambiarian. Dios... - se pasa las manos por la cara con desesperación y trando de ocultar sus lagrimas - ¿cómo pude creer en... Ti? Te acabo de conocer y asi vamos a seguir. Como unos putos conocidos.
- Pero Charl... - la tomo de la mano para tratar de calmarla pero se aparta.
- ¡Dejame! Y no me llames asi... Solo mis amigos pueden llamarme así.

Se da la vuelta enfurecida y baja ñas escaleras a toda velocidad. La veo salir de la casa por la puerta principal.
Su móvil. Tengo que llamarla.

Corro a mi habitación y cogo el móvil, comienzo a marcar su número pero otra llamada interrumpe la conexión.

- ¿Qué? - digo exaltado al ver quien es.
- Ay, cielo... No me trates así...
- Joder. Solo dime que quieres.
- Quería ver si podiamos quedar.
- No - digo en torno frío y firme. - Ya te dije que tu y yo, no tenemos nada que ver. ¿Por qué querría salir contigo?
- Vamos... Me compre un vestido super cortito y bragas nuevas solo para ti.
- No me vengas a joder, Amber. Ya te dije, tu y tu existencia no me interesan.
- Vale - dice enojada tratando se sonar indiferente -, no te volvere a llamrte nunca ¡imbécil!

Me río.

- Eso no te lo crees ni tu. - y cuelgo.

Marco el número de con quien realmente quiero hablar.

Al tercer tono contesta de mala gana.

- Te dije que me dejes en paz.
- No Charl.. No, ella no.es quien piensas.
- No, creeme. No es quien yo pienso. He tratado de convencerme de que es solo una amiga pero se que no lo es. Ella es otra de las muchas que te follas. Y ahora, yo también.
- A ti no te he follado. - digo pero me arrepiento al instante.
- Si, tienes razón. Y, no me arrepiento de que no halla sucedido.

Me cuelga.

Joder. Ya perdí una. Tengo que recuperarla.