12. Ahora, no hay marcha atrás.

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Charlotte

Es casi mediodía y si mamá no hubiera venido y no hubiese abierto las cortinas, causando que toda la luz del sol me diera en la cara, no habría levantado.

Ahora estoy sentada en una silla en el mármol de la cocina, comiendo cereales mientras mamá lava los trastes y papá organiza las cuentas.

Mi móvil vibra en el mármol y un pequeño pitido suena en toda la habitación. Un mensaje. Lo abro sin pensar.

¿Qué pensaste, linda? Espero poder verte hoy. Te mando un beso.

«Mierda.» Isaac. Lo había olvidado por completo... Esperen, ¿qué propuesta? Subo un poco en la conversación para poder ver los mensajes anteriores, el ultimo es de esta madrugada... Anoche. El mensaje no era de Adam. Sino de Isaac. Mierda.

Vale. -le contesto rápidamente- ¿Esta tarde en el Starbucks del centro comercial?

No, ya te he dicho que yo iré por ti y te voy a llevar a ese Starbucks si tanto quieres ir.

Vale. :) ¿Cinco?

Vale, linda. Hasta la tarde.

Cierro los mensajes y me dirijo al baño.

Dejo que el agua caliente de la ducha me relaje todos los músculos, después de mi encuentro con Adam, he estado tensa.

Me envuelvo en una toalla y me dirijo a mi habitación a vestirme. Un short blanco, una blusa negra y unos converse del mismo color es el atuendo elegido. Estoy terminando de ponerme la blusa cuando un golpe en el vidrio de la ventana llama mi atención, cuando abro las cortinas me encuentro con aquellos ojos verdes mirándome con una maliciosa, pícara y ardiente sonrisa.

-¿Qué haces aquí?-le pregunto a Adam, mientras abro la ventana y le doy paso para que entre.

-Quería venir a visitar a mi chica-se me acerca y me pasa una mano por el cuello y otra por la cintura y me atrae hacía sí. Sus labios cubren los mios, y su cálida lengua juega con la mía.

Con un rápido y casi imperceptible movimiento, mete su mano en mi short y comienza a rozar y jugar con el elástico de mis bragas.

-Quiero arrancarte la ropa...-me susurra al odio mientras me besa el cuello. Siento como sus dedos recorren mi intimidad, ahora por debajo de mis bragas, ya sabe como puede tenerme a sus pies.-Estas tan bien. Siempre estas para mi. Puedo hacer que te vengas con solo hablarte -me muerde el cuello y sus dedo se clavan en mi, me tiemblan las piernas y los gemidos se hacen más intensos - Despacio, guapa, si hablas muy fuerte pueden escucharnos -dice haciendo más presión en mi punto sensible y yo me cubro la boca con las manos para no gemir de placer -Solo eres mía. Sólo yo te puedo hacer sentir de esta manera -sus dedos ganan velocidad y como cada vez estoy más cerca del orgasmo.-Soy el único que hace que te vengas, el único que te hace temblar, el único que hace que mojes las bragas-y con eso, me corro en sus dedos. Él no deja de moverlos, una y otra vez. Oigo su agitada respiración mientras yo intento recobrar la mía.

-Adam...

-Shh-dice y me calla con un beso -, nos van a descubrir guapa.

Encuentros Prohibidos (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora