Charlotte.
En la casa de Isaac, escucho una y otra vez el mensaje de Adam, estoy loca por creer que es cierto. Pero...
—Charlotte, linda ¿está todo bien?—Me pregunta Isaac.
Vaciló un momento antes de responder, pensando en una buena respuesta y como no se me ocurre nada más digo:—Si, era solo mi madre.
—Ya veo, ¿algo importante?
— No, no, para nada. Solo llamaba para saber que tal estábamos.
—¿Y qué tal estamos?—Pregunta con una sonrisa picara.
Ruborizada a causa de las intenciones de su pregunta solo logro decir:—Bien, estamos muy bien.
* * *
Un buen rato después me despierto recostada contra su pecho, hecha un desastre. Comienzo a sentarme tratando de acomodar mi ropa y mi cabello.
—¿Qué tal la siesta?—Me dice, con una sonrisa. Mientras se sienta a su vez.
—Bien...—Digo hecha un tomate.
—Tu teléfono no ha parado de sonar, pero no podido cogerlo, me daba miedo moverme y que te despertaras.
—¿Viste quien llamaba?
—Cada vez que trataba de moverme, hacias gruñidos, así que no, no pude ver.—Sonríe divertido.
Me sonrojo al instante, como es costumbre, él se me acerca y me planta un beso que no puedo evitar seguir, totalmente embriagada. Su lengua juega con la mía, me sujeta con fuerza por la cintura, mientras yo hundo mis manos en su pelo, posa su otra mano en mi mejilla y me atrae con fuerza hacia sí.
—Charl...—Susurra extasiado.
Me recuesta en la cama debajo de su curpo, me agarro por sus hombros, anchos y fuertes, bajo las manos por su ancha espalda llegando al bajo de su camiseta y comienzo a levantarla lentamente, mientras él me besa con una pasión increíble. Se levanta y termina de quitársela, vuelve a mi besandome mejor que antes, acaricio su pecho, marcado y suave al tacto. Mete la mano bajo mi jersey y comienza a levantarlo mirándome con ojos encendidos. Me levanto lentamente con cuidado, para que pueda quitarlo completamente.
—Eres preciosa...—susurra cuando ve mi torso desnudo.
Me ruborizo antes sus suaves y cálidas palabras, me agarra por la cintura y se acerca a mi denuevo, esta vez me besa más suave, con más cuidado. Aprieta las manos en mi cadera mientras va subiendo espacio por mi espalda y con destreza me desabrocha el sostén, sonríe satisfecho y me mira. Una mirada tan cálida, ardiente y llena de sentimientos sinceros.
—Isaac...—Jadeo mientras me besa el cuello deslizándose hacia mi clavícula.
Ágilmente, me toma por la cadera se acuesta y me posa a horcajadas sobre sí, siento su erección en la entre pierna. Paso de nuevo las manos por su pecho y él se estremece ante mi tacto, me sujeta con fuerza por la cadera, y me observa con un brillos en los ojos.
El corazón me late con fuerza, y siento que se me va salir del pecho. Me suelta la cadera y lleva sus manos a los botones de mi vaquero y lo desabrocha y me mira expectante, me pongo de pie y con una patada, lo tiro al suelo. Al sentarme de nuevo en su regazo desabrocho los botones y la cremallera de sus jeans azules, levantando las caderas logro quitárselo de un tirón. Su imponente erección se marca y tímidamente la tomo entre las manos, acariciándolo suavemente.
—Charl...—Susurra de nuevo cerrando los ojos, pidiendo más.
Tomo el borde del boxer y tiro de él con fuerza hacia abajo, Issac me mira con ojos encendidos, ardientes y llenos de deseo.
—¿Tienes condón?—le pregunto en un susurro casi inaudible.
Él estira la mano hacia el cajón de su mesita de noche, y saca el pequeño paquete y me lo entrega. Rasgo el empaque y se lo coloco.
Me pongo de pie, quitándome las bragas y le sonrio tímidamente.
Me agarra por la cintura y me penetra suavemente, ambos jadeamos. Se mueve lentamente, y yo meneo las caderas.
—Charl... Te quiero...—susurra, con los ojos cerrados y la respiración entrecortada mientras me aprieta contra sí.
Me quedo callada porque no estoy segura de que contestar, solo me muevo más rápido.
Abre los ojos y me mira, excitado y sorprendido, me sonríe con dificultad y vuelve a gruñir.
—Isaac...—susurro con suavidad, mientras me corro.
Se sienta y me abraza con fuerza, besando mi cuello.
—Eres única...—susurra y acaba en mi interior.
Se recuesta sin dejar de abrazarme, me quedo acostada en su pecho, acariciándolo suavemente, tomo una cobija que esta a los pies de la caba y nos cubro con ella.
—Te quiero Charl.—Dice y cierra los ojos quedándose dormido.
Me quedo mirándolo un rato y el cansancio se apodera de mi, caigo en un profundo sueño, con chicos de ojos verdes, cafés y un amor imposible.
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Encuentros Prohibidos (Editando)
Teen FictionCharlotte cree en el amor, en las historias de princesas que son rescatadas por el hombre de sus sueños pero un día en una reunión familiar conoce a su querido y atractivo primo, Adam. Quien posee casi todas las características de la ''perfección''...