Adam.
He llamado a Charlotte al menos veinte veces y su móvil sigue mandandome al buzón de voz, y me estoy preocupando y estoy empezando a plantearme la idea de ir hasta su casa y ver si está allí, pero antes llamo una ultima vez.
Suena una, dos, tres... ¡Contesta! Pero escucho que ríe, ¡alguien más está con ella! Si es aquel imbécil de Isaac...
—¿Sí?—Me dice tan tranquila.
—¿Cómo que "si"?—Le digo exasperado—Llevo llamándote todo el puto día, Charl...
—Charlotte.—Me interrumpe.
—¿Qué?
—Me llamo Charlotte.
—Pero yo creía que...
—Adam,—dice muy seria,—tú y yo no somos nada, no tienes derecho a llamarme de esa manera.
—¡Charl! ¡Ven, que la película ya comienza!—Escucho la voz de ese chico al fondo y siento como me hierve la sangre.
—Tengo que colgar, Adam. Adiós.
—No, Charlotte, espera yo...
Pero ella ya ha colgado.
No me lo puedo creer, ahora esta con ese idiota. Bueno, si ella puede conseguir a otro, yo también puedo conseguir a otra. Marco su número y al instante me responde.
—¿Qué quieres ahora?—Dice ella.
—Quiero verte—, le digo en tono suave—, ¿podemos vernos esta noche?
Ella guarda silencio, y siento que pasa una eternidad. Siempre a sido lenta, aunque no siempre a sido malo.
—Por lo que sabía ya tenías una chica nueva.
—No significo nada, tu eres quien me importa y con quien quiero estar.
—¿Me lo prometes?—Dice ilusionada, la muy ingenua.
—Claro, nena, eres tu.
—Nos vemos en la cafetería, la del centro, a la que solíamos ir, ¿recuerdas?
—Sí, cariño, claro que recuerdo, al mediodía.
—Allá te veo.
Y cuelgo. Gané, ya es mía, no necesito a Charlotte, tengo miles babeando por mí.
* * *
A la mañana siguiente tengo un par de mensajes de ella.
AMBER; ¿TE VERÉ HOY? ESTOY MUY EMOCIONADA.
Pobre... Es tan ilusa, supiera que juego con ella como muñequita de trapo.
ADAM; CLARO LINDURA, EN LA CAFETERÍA?
AMBER; DE HECHO... MIS PADRES ESTÁN DE VIAJE UNOS DÍAS, DEBERÍAS VENIR A VISITARME;), ME SIENTO SOLA Y HASTA PODRÍAS QUEDARTE <3
ADAM; SEGURO, LLEGARÉ AL MEDIO DÍA. PONTE LINDA PARA MÍ.
Suelto el móvil sobre la mesa lleno de felicidad, por simple hecho de que podré hacerle sentir a Charlotte lo que ella me hizo con su imbécil de Modales, con sus tontos mocasines y perfecta sonrisa.
Llega el medio día y cuando Amber abre la puerta llevo un corto y ajustado vestido que la hace que se marquen todas sus escasas curvas, y se me hace evitable imaginarme a Charlotte en ese vestido, con todas sus curvas y sus hermosas piernas...
—Hola, guapo, no sabes cuánto te he extrañado.— Dice Amber, interrumpiendo mis fantasías.
—¿Qué tal lindura? Ese vestido te queda precioso—, digo la vil mentira ya que Charlotte no sale de mi mente.
— Pasa, que hace frío fuera.—Dice claramente con doble sentido.
Me acercó a ella y después de apretarle su escaso trasero la besó con ganas y nos vamos directo al sofá.
* * *
Me despierto de golpe a causa de la fuerte vibración de mi teléfono y al ver el nombre del contacto que está llamando salto y contestó al instante.
—¿Charlotte?
—Adam...—, tartamudea claramente ebria—, ¿Qué te hice yo?
—Charl...
—¡No me llames así!—, me interrumpe a gritos, sin dejar de balbucear—. Tú no eres nadie para llamarme así.
Y entonces antes de que pueda decir algo, escucho una voz de fondo que la regaña por haberme llamado.
—Muerete, Adam.— Dice la misteriosa voz y corta la llamada.
Y yo como el imbécil que soy me visto a toda prisa y voy en busca de aquella chica que me mueve todos los sentidos.
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Encuentros Prohibidos (Editando)
Teen FictionCharlotte cree en el amor, en las historias de princesas que son rescatadas por el hombre de sus sueños pero un día en una reunión familiar conoce a su querido y atractivo primo, Adam. Quien posee casi todas las características de la ''perfección''...