13.Yo solo veo a una puta que
condenó mi vidaLucas Brown
La furia me consumía. Mis puños se cerraron con fuerza, las venas de mis manos se abultaron bajo la piel.
La imagen de Zabdiel arrastrando a Daena hacia las escaleras, su rostro pálido y lleno de miedo, se grabó en mi mente como una herida abierta.
—¡Ves lo que provocaste! —escupí, mi voz resonó con furia contenida. —Por tu culpa ella va a sufrir. ¿Por qué no puedes dejarla en paz? ¿Por qué siempre tienes que arruinarlo todo?
El sonido del elevador me obligó a desviar la mirada y vi a Matheo salir del ascensor. Su expresión era de confusión y curiosidad.
—¿Por qué tienen esa cara? —preguntó, acercándose a nosotros.
—Dereck besó a Daena —respondió Luka, antes de que pudiera hablar.
—Cierra la boca, Luka —dijo Alan, con una mirada de advertencia.
—Sólo estaba jugando, no pensé que Zabdiel se molestara —dijo Dereck encogiéndose de hombros.
—¡Jugando! —repetí, incrédulo—. ¡Besaste a la prima de tu amigo y dices que estabas jugando!
—Oye, calmémonos…—habló Matheo, tratando de intervenir en la discusión.
—No me pidas que me calme, Matheo —respondí, mi voz llena de frustración y rabia—. La primera vez que Daena llegó a este lugar, Dereck la provocó. ¿Y qué pasó? ¿Dime que pasó Matheo?
Matheo apartó la mirada, sabiendo que Dereck había cometido un error al provocar a Daena ese día.
—¡Dereck, te lo advertí el primer día que ella llegó! —continué con un tono de reproche, mi voz elevándose—. Te lo dije a ti y a todos, les dije que la vieran como una hermana pequeña, nada más. Pero no... Tú no escuchaste. Siempre tienes que hacer las cosas a tu manera, sin importarte las consecuencias.
—¡Yo sí lo veo como mi hermana pequeña, Lucas! —habló Luka, que había estado observando la discusión en silencio.
—Igual yo —dijo Alan asintiendo con la cabeza, su expresión seria.
—¡Pues a alguien se lo olvidó! —grité, mi voz llena de indignación, viendo a Dereck con una mirada de reproche.
Oí pisadas acercándose, así que volteé y vi a Zabdiel totalmente furioso. Su rostro estaba rojo de rabia y sus ojos echaban chispas. Se acercó a nosotros con pasos largos y amenazantes.
—Escúchenme, solo les diré una vez —dijo Zabdiel, su voz baja y amenazante, su mandíbula apretada—. No quiero que intenten algo con mi prima. Ella está prohibida hasta que ella deje de estar embarazada. Luego pueden follarsela cuando quieran.
Me sentí nauseabundo y furioso al oír sus palabras. ¿Cómo podía hablar de Daena de esa manera?
—Ella no es un objeto sexual, Zabdiel —gritó Dereck, molesto al oír lo que dijo, su voz llena de indignación y rabia.
Luka y Alan intercambiaron una mirada nerviosa, sabiendo que la situación estaba a punto de explotar. El aire estaba cargado de tensión, como una bomba a punto de detonar.
—A no, entonces qué es —dijo Zabdiel, su voz llena de veneno, su mirada llena de odio—. Yo solo veo a una puta que condenó mi vida.
Me sentí impactado al oír sus palabras. Era como si me hubieran golpeado en el estómago, como si me hubieran quitado el aire.
—Te estás escuchando lo que dices, Zabdiel —dijo Dereck, su voz llena de indignación, su rostro rojo de rabia—. Ella es una niña, por Dios. No la culpes por algo que ella no hizo.
—Ahora es una niña para ti —Zabdiel se burló, su voz llena de sarcasmo y desprecio.
Dereck se quedó callado por un momento, como si estuviera recopilando sus pensamientos y emociones.
—Ella es una niña, siempre la vi de esa manera —dijo—. Pero te diré una cosa, el único que actúa como niño eres tú, Zabdiel. Dices que ella tiene la culpa, pero tú también la tienes… No me digas que no, porque yo también estuve en esa fiesta y ella no te obligó, ella solo te pidió una sola vez. ¡Fuiste tú la que le quitaste la bebida porque no querías que te insultara!
Zabdiel se puso rojo de rabia, su mirada llena de furia y desprecio.
—¡Cállate, Dereck! —gritó, su voz como un trueno en la habitación.
—No, Zabdiel, no me callaré —dijo, su voz firme y decidida—. Alguien tiene que hacerte ver la realidad. Tienes que asumir tus actos y dejar de culpar a los demás por tus errores.
Después de decir eso, Dereck salió de la sala, dejando a Zabdiel solo y furioso.
—Mierda —Zabdiel gritó y le dio un puñetazo a la pared, haciendo que el cuadro que colgaba de ella cayera al suelo.
Mi vista se dirigió hacia ahí. Era un regalo que mi novia me había dado. Tenía una imagen de ella, con una sonrisa que reflejaba su felicidad, con sus ojos brillantes y su cabello suelto. Ahora, estaba rota, como si la felicidad que representaba también se hubiera roto en pedazos.
Luego elevé mi vista hacia Zabdiel, que estaba dentro del elevador, su rostro petrificado en una expresión de rabia y frustración. Sus ojos parecían arder de ira, y su mandíbula estaba tensa, como si estuviera conteniendo un grito de furia.
La puerta del elevador se cerró con un suave clic, y Zabdiel desapareció de nuestra vista.
—Esto es un completo desastre —dijo Alan, sacudiendo la cabeza—. No sé qué pasará después.
—Ahora tenemos a dos chicos furiosos y una mami que está llorando —dijo Luka, tratando de hacer un chiste para aliviar la tensión.
Pero la situación era demasiado seria para reírse.
Teníamos que hacer algo para calmar a Zabdiel y ayudar a Daena.
—Iré a ver a Daena, me acompañas, Luka —dijo Alan.
Luka asintió con la cabeza y siguió a Alan hacia la escalera.
Matheo se fue a la cocina, probablemente buscando algo para comer, y yo me fui al sofá para sentarme.
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El precio de una noche
ActionLa sangre los unía, pero un odio los separaba. Sin embargo, una noche los unió hasta la muerte. -Estoy dispuesto a arder en mil infiernos por un solo beso tuyo, Mio Ángelo.