Capítulo 22

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22.No podía soportar que
ella me odiara

Zabdiel Russo

Desde que nací, fui un niño reservado y callado, solo pronunciaba monosílabos, como si las palabras se hubieran quedado atrapadas en mi garganta.

Excepto con mi abuelo Daemon, con él siempre podía hablar libremente, y él siempre tenía una respuesta a mis preguntas. Pero todo cambió cuando tenía 5 años y conocí a Selene.

Por primera vez, sentí el impulso de acercarme y hablar con alguien que no era de mi familia. Me armé de valor y estaba a punto de acercarme cuando un niño se me adelantó y empezó a hablar con ella.

Me quedé observando la escena, hasta que el niño empezó a burlarse de sus trenzas, y algo dentro de mí se encendió. No dudé en acercarme y darle un puñetazo en la cara al niño que se burlaba de ella.

Pero al día siguiente, ella dejó de venir, y yo me quedé con la esperanza de volver a verla. Pero con el tiempo, la esperanza se fue desvaneciendo, como la niebla que se disipa con el sol, dejando atrás solo un vacío que parecía imposible de llenar.

Años más tarde, conocí a Daena en el cumpleaños de mi abuelo Miguel, el padre de mi madre. La vi bajar del auto con un vestido blanco que le llegaba hasta las rodillas, su cabello rubio y ojos azules brillando como estrellas en la noche.

Ahí entendí por qué mi madre siempre decía que era muy bonita. Mi madre la conocía bien, ya que había estado en su cumpleaños, pero yo no había ido porque estaba estudiando y no quería ir. Pero al verla, me arrepentía de no haber ido, de no haber conocido antes a esa niña que parecía tener un brillo especial en sus ojos, un destello de luz que iluminaba todo a su alrededor.

Cuando ella llegó, todos la amaron, la acogieron con los brazos abiertos, incluso mi abuelo Daemon. Fue un día de gran reunión familiar, ya que ellos se mudaban al país para que la familia estuviera unida.

Con el tiempo, Daena empezó a fastidiarme, me mandaba a bañar a su gato o a su perro, me pedía que le leyera cuentos, y yo solo le hacía caso, siempre hacía lo que ella me pedía, sin rechistar, sin quejarme.

Pero todo cambió cuando ella cumplió 5 años, el pastel se había malogrado, y mi abuelo Daemon salió a comprar otro, pero tuvo un accidente, un golpe cruel del destino, y murió.

Ese día, mi mundo se desmoronó, y yo me alejé totalmente de mi familia, me refugié en un silencio que parecía no tener fin. Pero nuevamente, Selene llegó para sacarme de la oscuridad.

Al verla en los pasillos de la escuela, una sonrisa salió de mis labios, pero se borró cuando vi cómo se estaban burlando y rompiendo su cuaderno. Nuevamente, surgió la necesidad de protegerla, de defenderla, de hacerle saber que no estaba sola.

Nuevamente nos hablamos, y nos hicimos amigos, y con Daena, pues, siempre discutíamos de cualquier cosa, pero nunca me había dicho que me odiaba, hasta que cumplió 8 años. Tuve una discusión con ella, no recuerdo el porqué, pero sí recuerdo cuando ella me gritó que me odiaba.

Algo dentro de mí se rompió, y por primera vez, lloré. No había llorado cuando murió mi abuelo, pero con solo escuchar que Daena me odiaba, solté una lágrima. Le pedí disculpas, le aseguré que no podía soportar que ella me odiara, y ella me aseguró que no me odiaba, solo lo había dicho porque estaba molesta. Me sentí aliviado cuando me aseguró que no me odiaba, le rogué que me prometiera que nunca me diría eso, aunque discutiéramos.

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⏰ Última actualización: Oct 06 ⏰

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