Capítulo 17

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          17.Eso sería un insulto para mi
           yo de antes 

                  
🎀 Daena Müller 🎀

En el cielo se forman nubes negras que avisan que va llover, un presagio que refleja mi estado de ánimo sombrío. 

Ya llevo 8 días en este lugar, y mi rutina se ha vuelto monótona y predecible: levantarme, bañarme y comer. 

El tiempo parece haberse detenido, y cada día es una copia exacta del anterior. 

Luka me presta ropa para cambiarme, ya que no tengo nada mío.  Pero en cuanto a mi primo, ya no le he vuelto a ver.

Alan, por otro lado, sigue llamándome "niña con una insistencia que creo que intenta hacerme enojar a propósito. Me saca de quicio, pero trato de ignorarlo. No quiero darle la satisfacción de verme enfadada.

Matheo sigue sin hablarme, y me pregunto si alguna vez lo hará. 

Dereck me ignora por completo, pero con Luka y Lucas me llevo mejor cada día.

Y él chico llamado Scott aún no llega y tengo la sensación de que no le voy a agradar. 

—Que haces pensando tanto, pequeña —la voz de Lua me sacó de mis pensamientos.  Su voz era suave, como una caricia. 

Me giré hacia él, y nuestros ojos se encontraron. En sus ojos, vi una mezcla de preocupación y cariño que me reconfortó.

Luka se acercó a mí, su mirada intensa y suave al mismo tiempo. 

—¿Puedo sentarme? —preguntó, y yo asentí con un gesto. Se sentó a mi lado, su presencia cálida y reconfortante.

—Sé que estás pensando en tu familia —dijo, su voz suave y comprensiva—. Pero déjame decirte que las cosas pasan por alguna razón. —Su mano se posó en mi hombro, un gesto de apoyo y consuelo.

—La razón es porque yo fui mala y por eso el karma está actuando en mí —pronuncié con voz apagada, sintiendo un nudo en la garganta. 

Luka me miró con una expresión de preocupación y cariño. 

—No digas eso —dijo, su voz firme pero suave—. No eres mala, y el karma no actúa de esa manera. Las cosas pasan, y a veces no entendemos por qué, pero no es porque tú seas mala.

—Si lo soy —susurré 

—Si lo que dices es verdad, entonces te dejarás vencer por el karma —susurró
—. Dejarás de luchar, Daena.

“No, de ninguna manera”

Por eso decidí abortar, abortar mis miedos, mis culpas, mis debilidades. Voy a empezar de nuevo, voy a luchar por mí misma, por mi familia, por mi futuro. No voy a dejar que nada me detenga.

—No, eso sería un insulto para mi yo de antes 

Al oír lo que dije, él soltó una carcajada, una risa profunda y contagiosa. 

—Quisiera conocer a la niña de antes —dijo, su mirada llena de curiosidad.

—No creo que te agrade conocer —dije, mirando a Luka con una mezcla de miedo.

—Tal vez sí, Daena —dice con una sonrisa, su mirada cálida y amable.

—¿Puedo preguntarte algo? —pregunté, mi voz un poco vacilante.

—Lo que tú quieras, pequeña —respondió, acariciando mi cabeza con su mano.

—¿Por qué no vas a estudiar? —pregunté, mi curiosidad ganando terreno. —Lucas me dijo que tienes 18 años —agregué, mirándolo con interés.

Él soltó un suspiro profundo y sus ojos cambiaron de felicidad a tristeza. 

—Solo decidí que no era necesario estudiar, pequeña —susurró

—Ahora yo puedo hacerte una pregunta—dijo de repente, cambiando su expresión de tristeza a felicidad. 

“Es bipolar” 

—Lo que tú quieras, pequeño —dije con una sonrisa, devolviéndole el apodo que él me había puesto anteriormente.

Él también se rió, y me gustó verlo reír, ver la felicidad en sus ojos.

—¿Por qué en tu Instagram solo tienes fotos con ropas holgdas? —su voz llena de curiosidad. —Es como si quisieras tapar tu cuerpo 

—Así que me estalkeabas en Instagram 

—No es lo que tú piensas —dijo, su voz llena de calidez y sinceridad—. Lucas y yo te buscamos para saber qué comida te gustaba, para así prepararlo 

—Qué amables por pensar en mí —dije con una sonrisa en el rostro, llevando una mano a mi pecho como una diva.

—Ya terminaste —dijo Luka con una sonrisa, sacudiendo la cabeza en una mezcla de diversión.

—Bueno, bueno, respondiendo a tu pregunta —dije, decidiendo ser sincera, mi voz un poco más baja y vacilante—, es porque tengo prohibido subir fotos en ropas diminutas.

Luka se sorprendió, su ceja se arqueó en interés y su mirada se intensificó. 

—¿Prohibido? —repitió, su voz llena de curiosidad—. ¿Y por qué? 

Solté un suspiro, recordando la conversación con mi abuelo.

—Pues mi abuelo pensaba mostrarme cuando cumpliera 15…Presumir que tenía una nieta hermosa con un cuerpo perfecto con solo 15 años.

—Es algo absurdo —dijo Luka—. Pensé que tenías miedo de mostrar tus atributos porque alguien te había acosado 

—Claro que no —dije, mi voz un poco más firme—. Solo en las cámaras tengo prohibido —expliqué, sonriendo un poco, tratando de mostrar que no había nada que ocultar.

Luka asintió, su mirada seguía siendo atenta.

 —Entiendo —dijo, su voz suave.

—Yo siempre me visto con ropas pequeñas —continué, mi sonrisa se volvió más amplia—. Por eso todas las chicas me tienen envidia cuando me ven en persona 

Luka se rió y me acarició la cabeza con suavidad. 

—Obviamente, porque no tendrían envidia de ti, pequeña —dijo, su voz llena de cariño y protección.

—Por cierto, ¿cuántas semanas llevas embarazada? —preguntó de repente, cambiando de tema, su mirada se volvió más seria y atenta.

Giré mi cabeza hacia el exterior, ya había empezado a llover con pequeñas gotas que caían suavemente, creando un ambiente tranquilo y reflexivo. 

—Tres semanas con cinco días —respondí, mi voz un poco más baja, recordando la realidad de mi situación.

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El precio de una noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora