Capítulo 3

127 18 0
                                    

                          3

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

                          3.El karma 
                 

🎀 Daena Müller 🎀    

Yo era la chica más popular de mi colegio, la abeja reina que todos deseaban. 

Mi vida era una fiesta sin fin, rodeada de lujos y caprichos, consentida y mimada por mi abuelo.

Los chicos se morían por estar conmigo, pero a mí nadie me atraía. Solo me gustaba tener sexo sin compromiso, un juego de placeres efímeros que me permitía mantener el control y la superioridad.

Pero todo cambió hace unas horas, cuando se enteraron de que estaba embarazada. La noticia se propagó como un incendio, y de repente me encontré sola, sin saber qué hacer. 

Mi mundo perfecto se había desmoronado, y ahora me encontraba en un parque abandonado, en medio de la noche, a mi merced.

Las lágrimas, saladas como el mar embravecido, no cesaban de brotar de mis ojos mientras observaba cómo el coche se perdía en la oscuridad, llevándose consigo mi antigua vida de lujos y superficialidades.

Mis sollozos resonaban en la quietud de la noche, un eco desgarrador de mi dolor y desesperación. Mis manos temblorosas se aferraban a mi cabello, como si pudieran arrancar la cruel realidad de mi mente atormentada.

¿Cómo podía ser cierto lo que estaba viviendo? ¿Acaso era un castigo por mis pecados, por mi arrogancia desmedida y mis acciones despiadadas?

—¡Esto no puede ser real! ¡No puede ser verdad! —grité al vacío, mi voz desgarrada por la desesperación y la angustia que me consumían. 

La oscuridad parecía tragarme, y mis palabras se perdían en el silencio.

Me sentía atrapada en una pesadilla, sin poder despertar, sin poder escapar de la realidad que me ahogaba.

La culpa y el arrepentimiento me consumían, como un fuego que devoraba mi alma.

Me acerqué a un árbol, buscando refugio en su sombra, y me dejé caer al suelo, exhausta y derrotada.

—¿Por qué tuve que ir a esa estúpida fiesta? —me pregunté en un murmullo cargado de arrepentimiento y desesperación. 

Mis piernas desnudas, expuestas y vulnerables, temblaban ante la dureza de la realidad que me rodeaba, como si fueran hojas sacudidas por un viento helado.

El short corto y el top de tirantes se habían convertido en una armadura frágil, incapaz de protegerme de la tormenta emocional que me azotaba. Me sentí desnuda y expuesta, no solo físicamente, sino también emocionalmente.

El precio de una noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora