25- reconfortante

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Hoy como de costumbre, volvía a ser un día bastante entretenido

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Hoy como de costumbre, volvía a ser un día bastante entretenido. Esto es lo que tiene vivir en La Masía, que todos los días pasan cosas interesante.

Hoy por la mañana no teníamos nada que hacer, pero por la tarde, un grupo de entrevistadores vendrían al entreno.

Estaba bastante nerviosa, ya que no soy mucho de hablar en público ni enfrente de cámaras, y también porque no se que me pueden preguntar.

Por la mañana le tocaba a los chicos, así que nosotras simplemente nos quedamos durmiendo hasta las 13, ya que hay que aprovechar las mañanas en las que no hay entrenamientos.

Elena no estaba en la habitación, se había ido con Sofia a no sé dónde, me habían invitado pero yo había rechazado la oferta, ya que me encontraba de bajón.

Me encontraba tirada en mi cama, mirando fijamente al techo, replanteándome la vida.

Me habían estado llegando muchos mensajes de odio, ya que en las redes pululaban fotos mias con Héctor, y millones de chicas me escribían a cada rato para insultarme y amenazarme.

Muchas de ellas se metieron con mi físico, que es lo que más me dolía. Gracias a ello llevaba varios días saltándome comidas, y creo que se empezaba a notar, ya que había bajado 6 kg en un par de días.

Se que prometí a Héctor no volver a hacerlo, pero ahí me encontraba, con la cuchilla y un pañuelo al lado del escritorio. Yo agarrándome con fuerza el antebrazo mientras me cortaban.

Gotas de sangre empezaban a salir de mi brazo, mientras las de agua salían por mis ojos.

Se que estaba mal, pero era una liberación que nadie entendería nunca. Esa sensación de olvidarte de todo por un momento.

Guarde todo y me metí a la ducha. Escocia, claro que escocía, pero era el precio de mis acciones.

El agua empezó a declinarse roja por todo el suelo, y finalmente salí de la ducha para colocarme la ropa de entreno.

Los cortes se notaban demasiado, así que decidí ponerme unas ganas en los antebrazos cubriendo estos. Se que traería dudas, pero ya me inventaría algo.

Baje a comer junto a mis compañeras, las cuales como yo ya sabía, miraban extrañadas mis brazos, pero evadí las preguntas diciendo que eran quemaduras que me hice con la plancha.

No levante ninguna sospecha, hasta que llegaron los chicos, en ese momento metí mis brazos debajo de la mesa intentando ocultarlos.

No había cogido comida con la excusa de que había desayunado muy tarde, pero era mentira ya que no lo había hecho.

Hector se sentó a mi lado dándome un pequeño beso mientras pasaba sus brazos por mis hombros.

-Valen, toma, el otro día se te callo esto - hablo Marc dándome un aniño que solía llevar.

Inconscientemente, saqué mis brazos de debajo de la mesa y las preguntas empezaron a aparecer.

-Y esas gasas? - pregunto Pau - que ha pasado?
-Ah nada nada, me queme con la plancha del pelo - respondí recibiendo una mirada de tranquilidad por parte de todos, menos de Hector.

Todos siguieron a lo suyo pero Hector me miraba de forma seria y penetrante.

Después de varios segundos ignorando su mirada, no resistí mas así que le miré, y este inmediatamente me indicó que me levantase.

Le seguí hasta su habitación. Fue un silencio un tanto incómodo, ya que yo creo que el se hacía una idea de que lo que yo decía era mentira.

En cuanto llegamos, cerró la puerta de un golpe y me sentó encima de su escritorio agarrándome de los muslos.

-Quítate las gasas - dijo seriamente.
-Para que? - pregunté haciéndome la tonta.

Este suspiro y volvió a hablar.

-Quítatelas, no me hagas quitártelas a mi - hablo con autoridad.

Finalmente suspiré y comencé a desacéralas, dejando en descubierto mis cortes.

Hector me miraba con pena, y yo lo único que hice fue agachar mi mirada.

Odiaba que me mirasen así, con pena y compasión. Yo no hacía esto para dar pena, yo hacía esto para sentirme bien, para olvidarme de todo, a mi esto me hacía bien, no había porque estar tristes.

-Valen - dijo agarrándome del mentón obligándome a mirarle a los ojos.
-No me regañes por favor, eso ahora no me va a ayudar - suplique.
-No voy a regañarte ni mucho menos, porque has vuelto a recaer? Que ha pasado? - hablo contigo preocupación.
-Las fotos Hector, los mensajes de las chicas, las cosas que me dicen - una lágrima recorrió mi mejilla.
-Que te dicen? Porque? - pregunto preocupado.
-Me llaman de todo por estar contigo. Dicen que no te merezco, que soy una puta, que estoy gorda y que ojalá y me muera - hable conteniendo el llanto.

Héctor me miro con ganas de llorar, y me abrazo. Me abrazo de una forma reconfortante indicando que el siempre iba a estar ahí, y por una vez me sentí en confianza, y querida.

El tiempo paso volando con el. Me estuvo curando los cortes y dibujando encima de estos para que yo no los viese. Me dibujo pequeñas estrellitas mientras reíamos.

Me hizo la tarde mucho más divertida y maravillosa, pero eso duraría poco.

𝑶𝑵𝑬 𝑶𝑭 𝑼𝑺 || hector fortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora