𝑶𝑵𝑬 𝑶𝑭 𝑼𝑺 || hector fort

3 months later.

Vuelvo a ser yo. Vuelvo a tener mi brillo reluciendo en mis ojos. Estoy rodeada de personas maravillosas, y esta vez de verdad.

En el Real Madrid mejoraba realmente rápido, y estaba contenta por ello.

Me costo mucho cerrar las heridas que toda esa gente había dejado en mi, y que ni se molestaron en curar, pero al fin y al cabo, algún día cicatrizarán.

Hoy era mi primer partido contra mi antiguo equipo, el cual me había traído mucha felicidad, pero más que nada, me había llevado a la ruina tanto física, como mentalmente.

Ni una parte de ese equipo corría ahora por mis venas. Como dije, no pensaba perder ni un minuto más pensando en esa gente, pero tristemente, hoy tendría que volver a verles, volver a verle.

Estaba nerviosa. Agitaba mi pierna rápidamente en el banquillo del vestuario, pero Laura, una compañera la cual se había convertido en mi mejor amiga, se percató de esto y se sentó a mi lado acariciándome el hombro en señal de tranquilidad.

-Lo vas a hacer genial, te los vas a comer enteros - dijo con seguridad.

Entrando al campo, dirigí mi mirada al suelo, con miedo a cruzar mis ojos con los de algún otro.

Abrazada junto a mis compañeras para cantar el himno, fue cuando los vi, pero solo lo miraba el, al igual que el a mi.

Nuestras miradas se cruzaron, y sin darme cuenta, una parte de mi seguía totalmente enamorada y perdida por el, aunque me diese miedo admitirlo.

El partido comenzó y me tocó encarar a mis compañeras, ex compañeras, las cuales habían empeorado realmente rápido. Me enorgullecí por esto.

Un día fueron mi todo, pero también fuero mi ruina, y mi motivación para mejorar y ser la mejor versión de mi, y al parecer lo consiguieron.

2 goles había marcado en tan solo 7 minutos, cuando vi como mi equipo celebraba ante nuestra victoria contra el barsa, justo cuando el árbitro pitó el final del partido.

Todas vinieron hacia mi corriendo, y yo con una sonrisa dibujada en mi cara, las abracé con fuerza. 

Terminamos el partido realmente felices, y yo me dirigí a los vestuarios.

Al salir, me encontré a todos.
Al único al que tenia intención de hablar era a Pablo, así que me acerqué ignorando al resto, y le di las gracias por todo lo que había hecho por mi.

Este se fue, dejándome sola con ellos, y yo con la misma intención que mi ex entrenador, emprendí mi camino lejos de ellos, cuando una voz me frenó.

-Perdónanos Valentina - dijo Héctor, mirando en mi dirección al igual que el resto.

Yo los miré con una cara neutra, para luego esbozar una sonrisa de ironía, y volver a girar mi cabeza para seguir mi camino.

Claro que dolía. Dolía muchísimo no poder perdonar a la gente que había sido todo para mi, pero la forma en la que me trataron todos, no tenia perdón ninguno.

Echaba de menos las calles de Barcelona, las salas de La Masía, los profesores de mi instituto, pero sobretodo los echaba de menos a ellos. Pero tampoco se les veía con intención de cambiar, y aunque lo quisiesen hacer, ya era demasiado tarde.