ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ

124 14 6
                                    

—¿Oyen eso? —preguntó Refri casi sin voz, yendo hacia los chicos, quienes iban bajando las escaleras.

—Si —murmuró la rubia.

En la cocina, Eddie y Milo se quedaron callados al escuchar el sonido de tambores.

—¿Estas oyendo eso?

—La calefacción que no funciona.



Los tres chicos miraban lo que estaba sobre la mesa del sótano, sin dar crédito a lo que sus ojos veían.

—¿Y como llegó aquí esa cosa? —preguntó Bethany con una expresión que mezclaba la confusión y la preocupación.

—No lo sé —respondió Refri— Podría ser... que Spencer después fue a la escuela por ella.

—¿Intentará repararla?

—¿Porque alguien querría reparar esa cosa?

—¿Yo que se? Pero tal ve no está porque fue a comprar refacciones —dijo de nuevo la rubia mientras caminaba lentamente por el sótano.

—Lo llamaré otra vez —dijo el más alto, antes de sacar su teléfono de su bolsillo— seguramente todo está... bien.

Colocó el aparato en su oreja, esperando profundamente que el chico de cabello rizado respondiera.

Pero un sonido hizo que los tres chicos voltearan al sofá, pues en este estaba la chaqueta se Spencer.

Y al parecer, en los bolsillos de esta, está su teléfono.

Miles, quien hasta ese momento no había hablado, se acercó al sofá y sacó de la chaqueta el dispositivo, mirando con una mueca de preocupación el nombre de Refri en la pantalla.

—Catorce mensajes y cuatro llamadas —susurró después de ver las notificaciones.

El más bajo se mentalizo para decir lo que creía desde que vieron el juego en la mesa.

—No creo que haya salido. Creo... —miró a ambos— ...que volvió a entrar.

—No, no, no, no, no

—¡¿Porque haría eso?!

—¡¿Recuerdan cómo fue estar ahí?!

—¡Claro! ¡Me comió un mugroso hipopótamo!

—¡Me mató un pedazo de pastel!

—¡Oigan! ¡Oigan! —grito Miles para que los otros dos se calmaran, pues habían comenzado a gritar, aunque él tampoco estaba más tranquilo — ¿Como saldrá de ahí?

—Pues, tiene que hacerse de la joya verde —dijo el más alto.

—Y devolverla a la estatua... esa —concluyó la chica.

—¿Pero él sólo? —preguntó Miles.

Todos se miraron y suspiraron, con la esperanza de que todo eso fuera un sueño, o en su defecto, una pesadilla.

Miles se acercó lentamente a la mesa, sin despegar su mirada del juego.

—Debemos ir por él.

—¡No! ¡¿Enloqueciste?! —Refri abrió los ojos como platos.

—Yo voy contigo —dijo Bethany.

—¡¿Están locas de remate?!

—Si podemos. Ya estuvimos ahí, sabemos que esperar.

—Yo ya no debo tener amigos blancos, la verdad no se que pasa conmigo —murmuró Refri para sí mismo.

—Es cierto —dijo la rubia, apoyando las palabras de su hermano— ya lo hemos jugado y ganamos.

—¡Por poco y nos morimos!

—¡Sabes que él lo haría por ti! —dijo el más bajo de los tres, haciendo que Refri se quedara sin palabras— O por cualquiera —finalizó.

El chico volvió a girar hacia la mesa, listo para inspeccionar el juego.

—Ten cuidado. Se ve muy averiado —dijo Refri, ya completamente resignado a lo que iba a suceder.

Cuando Miles toco uno de los controles péquelas chispas verdes salieron de este, haciéndolos retroceder ligeramente.

Los tambores ya tan conocidos para ellos comenzaron a sonar, y la televisión se encendió de la nada, mostrando el nombre del juego en ella de manera distorsionada.

"Bienvenidos a Jumanji"

Pero el miedo los invadió al ver como Refri desaparecía él esa extraña neblina verde de la última vez.

—¡Pero ni siquiera hemos elegido jugadores!

Bethany miró sus manos y se dio cuenta de que por algún motivo, el juego o la estaba absorbiendo.

—Muy bien, odio esta parte —murmuró Miles mientras se desvanecía.

—¡Esto no está pasando! —grito Refri, antes de desaparecer por completo, al igual que Miles.

Dejando sola a Bethany en un sepulcral silencio en el sótano.

—¿Chicos? —preguntó la rubia a la nada.

Pero de lo que nadie se dio cuenta, es que esa extraña neblina verde también venia de las escaleras.



Como la primera vez, una chica pelirroja caía del cielo, pero, a pesar de su inestabilidad en el aire, cayó de pie en el centro de la jungla.

Miles observó sus manos y empezó a susurrar ciertas oraciones sin terminar a causa de la sorpresa de volver a estar en el cuerpo de Ruby Roundhouse.

Giro su cuerpo y lo que vio lo hizo relajarse evidentemente.

—Spencer —susurró con alivio.

—¡Spencer! —dijo este, haciendo fruncir el ceño a Miles.

Del suelo, una persona se levantó extrañada, mirando todo a su alrededor, susurrando cosas que el chico no alcanzó a entender.

—¿Donde estamos? —eso fue lo único que dijo y lo único que Miles pudo comprender, pero que lo dejó con más dudas de las que ya tenía.

—¡¿Que carajos es esto?! —gritó "Spencer", mientras miraba la jungla a su alrededor.

Y en ese momento, el chico comprendió todo.

—No. Puede. Ser.

———————————————————————————————

Olaaaa 🌊

Perdón por no haber publicado antes, pero me entró un bloqueo escritor terrible que apenas pude superar hace poco 🤍

Pero ya volví con un nuevo capítulo y espero que lo disfruten tanto como yo disfrute escribiéndolo ❤️

No olviden dejar su voto 🫶

¿Opiniones? ✨

Jumanji: Es hora de empezar el juego | Spencer GilpinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora