Jumanji: Es hora de empezar el juego | Spencer Gilpin

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴅᴏs

Un tipo de explosión color verde brillante inundó toda la selva, antes de que un gran destello de luz llenara todo por completo.

La jungla se veía completamente diferente.

Los colores ahora eran completamente claros, el cielo se había despejado, dejando un hermoso color azul claro.

Todos miraban asombrados a su alrededor mientras comenzaban a reír y a gritar de felicidad.

—¡Creo que lo logramos!

—¡Creo que ganamos!

—¡Yo creo que si!

En eso, escucharon la bocina de un auto acercándose a ellos, interrumpiendo su pequeño momento de celebración.

—Chicos, es Nigel —dijo Alex al reconocerlo— es Nigel —volvió a decir, antes de comenzar a caminar hacia el nombrado.

Fueron detrás de él, y al estar más cerca se quedaron parados, esperando.

Nigel detuvo el vehículo, antes de bajar de él y cerrar la puerta.

—¡Bien hecho, intrépidos aventureros! —dijo mientras se acercaba rápidamente a ellos— ¡Adiós maldición! Todo Jumanji se los agradece —los chicos soltaron pequeñas risas de alivio mientras se miraban entre ellos— Lograron su meta, así que con tristeza, aquí nos despedimos.

Nigel volteó a ver a Alex.

—Acuaplano McDonough... —le tendió la mano— Déjeme estrechar su mano.

Alex miró a los chicos, antes de dar un par de pasos hacia el hombre, para después, estrechar su mano.

El cuerpo de Alex comenzó a desvanecerse, convirtiéndose en un tipo de neblina, la cual se fue rápidamente hacia la estatua del jaguar, específicamente, hacia la joya.

—Alex... —dijo Bethany viendo desaparecer al chico.

—Adieu, profesor Oberon —El hombre extendió su mano hacia la chica, quien dio un par de pasos hacia el.

La chica miró hacia abajo y dijo:

—Adiós, amigo.

Estrecho la mano de Nigel, para después convertirse en el mismo tipo de neblina que Alex e irse hacia la joya.

El hombre miró a Refri.

—A quien más echaré de menos...

—Ya sácame de aquí, wey —dijo el más bajo antes de darle la mano a Nigel.

Y con él sucedió lo mismo que con Bethany y Alex.

El hombre miró a Miles.

—Hasta pronto, Ruby Roundhouse.

—No es por ser grosero, pero espero que no Nigel —el chico sonrió tiernamente, pero antes de poder estrecharle la mano, Spencer lo detuvo.

—¡Espera! —Miles lo miró— ¿Y si no nos fuéramos? —el chico lo veía ligeramente confundido— Es que... —tomó aire— Es que me gusta estar así... contigo.

Miles sonrió.

—Entonces estemos así, todos los días —Spencer mostró una pequeña sonrisa— Pero vamos a casa.

Le sonrió de nuevo al más alto, antes de girar hacia Nigel y estrechar su mano.

Y de nuevo, ocurrió lo mismo que con los demás.

—Doctor Bravestone —Spencer lo miró unos segundos, antes de entregarle la mochila que Refri había dejado en el suelo.

—Nigel... —suspiró— ya puedo irme a casa.