Capítulo 7

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Desde los ojos de Ashley

Todos nos acercamos a intentar ayudar, incluso los del volcán ofrecieron sus instalaciones y recursos, pero la situación era muy grave. Cuando vi a Doc salir de la tienda y negar con la cabeza, sentí que alguien me quitaba el aire de los pulmones. Simplemente no quería aceptarlo, no podía aceptarlo.

—¿Murió? —Mi voz temblaba.

—Aún no... Pero ya no puedo hacer nada más, sus órganos están quemados y están dejando de funcionar.

La mujer de antes se acercó a la enfermería del volcán donde estaba Sean.

—¿Tú puedes hacer algo? —pregunté desesperada.

—Sí, puedo sacarlo de esta —respondió de manera seca.

—Por favor, sálvalo —le rogamos Doc y yo.

—No, eso es un problema menos para mí —respondió fríamente.

—¿Por qué?

—Por qué los dioses son egoístas, asesinos y tiranos —respondió Azumi, que se acercaba usando su naginata como bastón.

—Él no es como los demás dioses, él ni siquiera sabía que era un dios cuando aceptó ayudarnos para liberarnos, por favor, solo sálvalo.

—Todos los dioses deben morir —contestó.

—¡El no merece morir acá! ¡Planeas matar a un buen hombre por tu odio a un grupo de personas! Él salió a pelear por todos y luchó como nadie, sólo estás buscando lo que te conviene ¡Tú eres igual a los dioses! —Fui interrumpida, la mujer me cacheteo, sus ojos llenos de ira y su mandíbula estaban apretadas, yo adopte una postura de reto.

—¡Tú no me conoces! —Me gritó con ira.

—Y tú no lo conoces a él.

Ella cerró los ojos por un momento y asintió.

—No entren —Ella entró en la tienda, donde se encontraba Sean.

Tenía un manojo de emociones revolviéndose en mi mente, Sean había agregado esperanza y orden, el simple hecho de perderlo aquí, significa nuestra derrota permanente y para colmo yo lo incite a librar toda esta guerra, significa que habría sido mi culpa. Esto no puede acabar aquí... Cueste lo que cueste, no puede...

Recosté mi espalda con el muro de roca volcánica, el calor curiosamente no era muy alto dentro de la cueva, donde se encontraba la base.

Las horas más largas de mi vida pasaron, hasta que salió aquella mujer.

—Terminé. En un rato despertará, recuperará sus energías en poco tiempo —dijo la mujer. Lo que me hizo sentir un poco de alivio.

—¿Cómo lo lograste? —preguntó Doc acercándose junto a Mason y los demás.

—Es algo que puedo hacer solo yo y él conmigo. —Noté que ella no hacía contacto visual con ellos.

—Claro, se rompió el medallón que buscaba a su parte dragón, y el medallón te invoco. Pudiste curarlo usando la sangre, el poder que nos ahogó antes. No fue solo tuyo, era el de ustedes dos juntos.

—Yo no soy de nadie —dijo la mujer mientras se acercaba a mí—. Dile, cuando despierte, que vaya a verme. No me molesten, una vez hable con él me iré. —La mujer salió de la base y la perdí de vista.

Cuando entramos, era increíble, las sábanas aún estaban sucias, pero las quemaduras, los cortes, todo se había ido y dejado su cicatriz, era como si solo estuviera durmiendo.

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