Alas De La Libertad

Capítulo 32

Lo primero en lo que pensamos fue oscuridad, sentía a Jane cerca de mí pero no la veía, entonces empecé a vivir una película junto a ella. Jane escuchaba lo que yo pensaba y yo escuchaba sus pensamientos.

Más que eso, estaba viviendo un recuerdo, sus recuerdos, y así perdimos cada ápice de intimidad que pudiéramos tener, pues no solo ahora compartimos los recuerdos y pensamientos, compartimos el dolor, el placer, en pocas palabras, todo.

La pequeña Jane amaba a su familia, y ellos a ella. Debido al estatus no se puede negar que ella era una pequeña princesa dictadora, me dio ternura y risa ver a Jane de pequeña dando órdenes a los sirvientes y engañandolos para no ir al baño.

Desde pequeña, la obligaron a estudiar muchísimo y la pequeña niña de pelo rojo se rehusaba; sin embargo, siempre acababa obligada; por eso, desde temprana edad, se podría decir que Jane era bastante inteligente e incluso fuerte para su edad.

Uno de los dioses más apegados a la familia era Kain, aquel que supuestamente me había traído a este mundo. Actuaba como un tío para la pequeña princesa mandona, incluso le enseñaba a veces.

Pude yo mismo presenciar los recuerdos de Adán y la fuerza antigua de los dioses. Sin embargo, aunque todo aquello fuera tóxico y la sociedad de los dioses fuera peligrosa, cada uno velando por sus propios intereses, Jane fue alejada de esto y pudo disfrutar de su vida.

Hasta que ocurrió la guerra de los dioses. Tenían que huir, la pequeña Jane no entendía por qué debía ella abandonar su hogar. Miedo, ella realmente no entendía lo que pasaba, todos huían, su hermana y su madre estaban extremadamente desesperadas mientras buscaban cosas de valor que pudieran serles útiles.

Jane no lo entendió en ese momento, pero después de la guerra, los bandidos atacaron la pequeña ciudadela de los dragones, porque sabían que era un momento de debilidad.

Así fue como huyeron, sin rumbo, sin nadie que los pudiera ayudar. Todos los conocidos de Jane y probablemente de su familia, eran dragones o dioses, ya no quedaban dioses con vida, ya no quedaban dragones fuertes con vida, estaban acostumbrados a mantener una forma humanoide por la ciudadela, pero acostumbraban a volar y estirar las alas, pero ahora no solo estaban obligados, sino que les quitaron el poder con el que nacieron, hasta el punto que realmente no podían defenderse.

El miedo de su madre y su hermana se reflejó en la pequeña Jane; estaban siendo seguidas, y no tardaron mucho en atraparlas. Sus miradas de terror se me quedaron grabadas en la mente, y lo viví todo. Vi la muerte de su madre, la muerte de su hermana, asesinadas de maneras brutales como si solo fueran herramientas para servir. Ahora, yo también compartía su dolor en todos los niveles, y puedo decir que incluso siendo yo un hombre adulto, alguien que no le teme a la muerte, me estaban rompiendo. Empecé a rogar como la pequeña Jane. ¿Cuándo acabará? Quería matarlos, pero no puedo. No tengo la fuerza para viajar en el tiempo, así como Jane no tenía la fuerza para asesinarlos y huir.

Los años felices pasaron rápido, pero los dolorosos, se me hicieron una eternidad, yo mismo era un reflejo de Jane, lloraba y temblaba. Por primera vez la escuche hablar, la escuche dentro de mi mente.

—Son recuerdos... Por eso es que los vives cada segundo conmigo... Perdón, esta es mi carga. —Ella se notaba mucho más tranquila que yo.

Yo en cambio grité con fuerza.

—¡No es así! De ahora en adelante es nuestra carga.

Esa era mi reacción a los recuerdos, ese era mi problema, buscar la respuesta con la guerra.

—Incluso si a mí me va a costar recuperarme de esto... —Me nota temblando con fuerza—. Te juro desde hoy que lucharé a tu lado, no permitiré que nadie te vuelva a hacer daño.