Capítulo 29

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    Punto de vista de Ashley.

Desde que llegué a este mundo ha sido una montaña rusa de emociones, y sinceramente ni yo misma entiendo el por qué me uní a la guerra. Mis razones son estúpidas lo sé, tengo miedo, tengo miedo de morir en este lugar, pero aun así me vi reflejada en la mirada de los jóvenes de la base, me recordaron a aquella niña de los campos de concentración, discriminada como una bestia por el color de su pelo... Yo me vi reflejada en sus ojos, no pude negarme.

Si bien me uní al ejército de mi país e intenté unirme a los Ángeles de la Muerte, no pasé el examen. Apenas empezando mi carrera militar, ya era demasiado tarde: la guerra había acabado. La Gran Guerra había terminado, Sean Dorvin había dado el último y único golpe, habíamos ganado la guerra.

Cuando la noticia de la traición del general Sean Dorvin se propagó, muy poca gente se lo creyó. Después de todo, él era el héroe de guerra, el dios de la guerra, aquel que había puesto al enemigo de rodillas, aquel que había acabado con treinta y un años de miseria y guerra.

Sin embargo, tenía fé en que mi héroe lo conseguiría y revelaría la verdad de lo ocurrido, que resultaría ser toda una mentira del gobierno, pero... Murió. Cuando escuché la noticia, fue un duro golpe. La razón de esto era que había entrenado muy fuerte, había estudiado hasta el cansancio para poder ser una persona de utilidad. No es que quisiera servirle, quería estar a su lado aún sin haberlo conocido en persona. Y para estar al lado de alguien al que llaman el dios de la guerra, entendí que tenía que esforzarme, tenía que romperme las manos subiendo la montaña de nivel que yacía delante de mí.

Sin embargo, aquella persona por la que tanto me esforcé, murió. Sean Dorvin murió y con él se fue mi objetivo. Sin embargo, realmente no tuve tiempo de luto. Cuando llegué a este nuevo mundo, estaba demasiado deprimida, pero al verme reflejada en aquellos niños, no pude evitar darles la espalda. Había decidido seguir los pasos de Sean. Podíamos ganar, debía ganar, sin embargo, no sabía cómo y terminé estancada.

Unos meses después él llegó, pero mi primera impresión de él no era la de aquel hombre que alguna vez llegué a conocer. Tenía el rostro demacrado, y no había un atisbo del hombre que alguna vez le llamaron dios de la guerra. Sin embargo, yo jamás lo había conocido cara a cara, por eso aún así me acerqué a él y le pedí ayuda, porque tal vez simplemente era la propia fantasía jugando con mi juicio.

Cuando escuche el disparo sentía que se me volvia a caer el mundo, lo primero que pensé es que aquel héroe que tanto idolatraba se había quitado la vida, afortunadamente estaba ahí, sosteniendo mi rifle que en tantas batallas me había acompañado para este punto, sin embargo contrastando al hombre que había conocido, parado en esa tienda, había un monstruo. Me recordaba a Mason, él emanaba un aura aterradora, emanaba una sed de sangre que rivalizaba con la de Mason, pero a él solo le bastaba con sonreír amargamente para transmitir el mismo nivel de hambre.

Apenas la primera noche ya había ideado un plan, y para mi sorpresa, a diferencia de mí, él sí tenía magia. Había decidido entrenar para asesinar al dios del fuego, aunque sinceramente yo misma no estoy segura de cuál es la brecha que había que superar. Sin embargo, confiaba en Sean, confiaba en mi héroe.


Pero cuando regresaba a la tienda, se veía demacrado de nuevo y aquella sed de sangre desaparecía por completo. En sus ojos se veía el tormento y creo que fue la primera vez que finalmente lo entendí: es solo un hombre. Eso me hizo sentir feliz, por primera vez sentía que estaba a su nivel, y él actuaba acorde, dándome misiones sobre cómo entrenar a los espías y los grupos de reconocimiento.

Por eso me esforcé tanto entrenando, tenía que volverme más fuerte si quería seguir a su lado, tarde en entender por qué ahora más que nunca sentía la necesidad de estar a su lado, me había enamorado de él, me había enamorado de la manera en la que planta cara a la vida.

Entonces ocurrió el primer accidente, lo vi luchar junto a Azumi y entendí que jamás iba a poder ser su compañera, ante la aldea quemándose, ante el horror que presenciaba él no se asustó, su sed de sangre era palpable en el aire.

Cuando todo terminó y por primera vez se quitó la máscara conmigo, yo estaba feliz, no teníamos que luchar exactamente la misma batalla, podía apoyarlo, podemos estar juntos.

Justo después de perder contra el dios del fuego, el terror que sentía, la frustración de solo ser un obstáculo. Tenía tanto miedo que solo quería quedarse en el suelo, guardar sus energías. Sin embargo, él se había levantado aún con esas quemaduras por todo el cuerpo, su sed de sangre, su voluntad inquebrantable. Pero cayó... Y fue salvado por una desconocida.

Cuando apareció Jane, eso me hizo enamorarme más de él, incluso aunque era obvio que necesitaba a Jane para vencer al dios del fuego, él no le rogó. Jane no podía ayudarle, tenía problemas que eran obvios para cualquiera que tan siquiera hablara con ella.

Creo que a partir de eso empuje mi cuerpo todavía más a sus límites, corriendo a la par de tales monstruos, o aguantando el miedo de morir durante las batallas, entonces ganamos, empezamos a ganar poco a poco.

Me convertí en su mano derecha y su confidente, entonces volvió a caer después de la victoria, después de que se relajó, no eran los resultados que él quería, habían muerto muchos más de los que debían morir, decía.

Pero a partir de ahí, él se volvió en un hombre más determinado, feliz y amoroso; era como si hubiera alcanzado la respuesta que tanto buscaba. Al mismo tiempo, me aceptó a su lado. Tal vez fue por eso que me esforcé tanto por Jane, porque Sean lo necesitaba. Pero incluso después de que Kain dijera la razón por la que estoy aquí, no podía molestarme, porque gracias a esa manipulación, yo había encontrado el amor.

Mirando hacia atrás, yo misma me había convertido en alguien de respeto, en alguien digna de estar con él. Lucharé a su lado para forjar el futuro junto a él.

Alas De La LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora