Los tres meses se fueron volando, estamos todos demasiado ocupados, los soldados habían aumentado sus capacidades enormemente, ahora se trataban como hermanos y desprendían una felicidad que contagió a todos en el campamento, ahora era un sitio bastante alegre.
Ashley había logrado todos los entrenamientos y ya empezamos los preparativos finales para la guerra. Habíamos tenido muchísima suerte de no haber sido atacados y aunque mandaron escuadras de exploradores, jamás nos encontraron; permanecer escondidos sirvió de mucho, después de todo, el bosque era enorme.Azumi me había enseñado muchísimo, tenía varias técnicas gracias a ella, pero hizo énfasis en que aún no es suficiente para ganarle al dios del fuego.
Estaba sentado en la vieja mesa de roble en mi tienda repasando la copia de los planes que les daría a Mason y a Ashley. Estaba lloviendo, Ashley entró cubierta con una toalla, se acababa de bañar aprovechando la lluvia.
—¿Es la calma antes de la tormenta, eh? —comentó Ashley mientras buscaba su ropa.
—Definitivamente, antes este tipo de calma me hacía sentir raro, me hacía sentir miedo, después de todo estaba constantemente de batalla en batalla, sin descanso alguno, pero aprendí en mi largo camino, que es necesario descansar, no porque nuestro cuerpo no pueda dar más, sino, porque tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos, dejar que nuestros demonios salgan y luchar contra ellos.
—Actúas todo el tiempo como un general, empiezo a pensar que no eres otra cosa, señor Sean Dorvin —Se burló de mí mientras arqueaba una ceja.
—He estado bastante ocupado, por si no te has dado cuenta. No es que tenga tiempo libre para mostrarte quién soy.
—Todos hemos mostrado nuestro lado mientras trabajamos, incluso Azumi, que se vive riendo y burlándose. Tú, en cambio, te mantienes serio todo el tiempo. A veces haces chistes, pero sobrepiensas todo. Es raro, porque te vemos como aquel que nos va a guiar a la luz al final del túnel, pero creo que tienes una sombra, algo que no te deja descansar —me decía mientras me daba la espalda y se ponía el sujetador, aún con la toalla puesta.
—¿A qué viene todo esto? —pregunté.
—Dime, ¿Te gusta lo que haces? ¿O lo haces por obligación? —Me preguntó, mientras dejaba caer su toalla para terminar de ponerse la ropa interior.
—¿Por qué tantas preguntas?
—Me preocupo por ti. Te he visto cuando llegas y ya no tienes que actuar para nadie. También constantemente lloras en tus sueños. Eso me hizo pensar, y me di cuenta de que no conozco nada real de ti. Solo conozco tus hazañas. —Ella empezó a secarse el pelo con la toalla mientras se sentaba a mi lado.
—Yo... Disfrutaba lo que hacía Ashley... Pero yo fallé, en el momento en que me relajé, creía que tenía tiempo, por eso fallé, no tengo tiempo para mí, ni para lo que cargo... —Me quebré en mis últimas palabras, las palabras que acaba de decir se habían clavado en mi pecho como dagas.
—¿Le temes a la muerte?
—No le tengo miedo a la muerte o las consecuencias, pero, si tengo miedo de fracasar, por aquellos que dieron su vida por mí, por aquellos que confiaron en mí.
—Aquellos de nuestro mundo, no pelearon por ti, pelearon contigo, si se sacrificaron para que tú pudieras huir luego de la destrucción de tu base, fue por una sola razón.
La lluvia empezó a caer con muchísima fuerza, se escuchaban las gotas caer contra los troncos de madera que impedían que la tienda se derrumbara. Se me vinieron a la mente todos aquellos que pelearon conmigo, sus sonrisas, sus sueños, yo... Les había fallado los guíe a su muerte.
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Alas De La Libertad
AcciónLa tiranía ha arrasado nuestras tierras, ha desangrado nuestro reino hasta que se ha secado, ¡es hora de tomar el destino con nuestras propias manos! nos alzaremos una vez más, forjados con la sangre de nuestros hermanos caídos, ajustemos nuestras m...