Capitulo 34 ✞︎Pᴇʀᴅɪᴅᴀ✞︎

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༒︎

𝐒𝐋𝐀𝐕𝐈𝐊

-Cómo iré a la cita esa si no me encuentro bien -habla entre mis brazos porque la llevo a la habitación. - Tenías que dejarme con Lexie.

-No iba a permitir que te quedes en un lugar donde están llenos de hombres -recalco con rabia de solo pensarlo. Abro la puerta de mi habitación. -No te preocupes por tu condición; haré todo lo posible para que no te sientas mal.

-¿Seguro que me harás sentir mejor? -dice con el ceño fruncido.

-Por supuesto, siempre querré que esté perfecta -aclaró. -Además, yo te cuidaré.

-No te creo -me contradice; la dejo en la cama y la envuelvo con el edredón blanco-. ¿Y dónde me llevarás?

-Es una sorpresa -recalcó sonriendo porque ella hizo puchero muy tierno- ¿Quieres algo?

-Sí -admitió con una sonrisa cerrada y extendió sus brazos en mi dirección.

-¿Qué desea mi printsessa? -recosté mis brazos alrededor de su cuerpo, inclinándose cerca de su rostro y la veo fijamente.

-Quiero darme una ducha, me ayudas. Mi respiración se corta en este momento; me quedo congelado. Ella bufa riéndose, contagiándome. -¿Qué? ¿Ahora eres tímido? Slavik Malishev está sonrojado.

¿Tímido? No, todo lo contrario, me muero por bañarla con mis propias manos. Si supiera lo que pasa por mi cabeza ahora.

Mis dedos sobre su cabello sedoso, trazando con las yemas de mis dedos sobre ese tatuaje en su espalda y muchas cosas más, y mi cabeza no me ayuda.

- Lo tú quieras - acepte gustoso sin inpediciones - Prepararé el jacuzzi.

Entro al baño y preparo el jacuzzi, llenándola de agua con espuma y lavanda, por lo que me informo que Isagi es bueno para la ansiedad y el estrés... Con las luces violetas alumbrando, la luz es tenue. Vuelvo con ella, que me espera en silencio mientras ve lo que hago.

-Listo, ven aquí -la alzó como una niña pequeña. Elia rió bajo. -¿De qué te ríes?

-¿Qué estás haciendo? -pregunto riendo y se voltea a mirarme muy cerca -¿En serio me vas a ayudar?

-Deja de hacer preguntas estúpidas, es claro que lo voy a hacer, no hay nada que temer -aclaró sin titubeos-. Ya te he visto desnuda; me sorprendería verte de nuevo, pero puedo hacer todo lo posible para controlarme.

Elia asiente sin decir nada más. La siento sobre el lavamanos, y antes de hablar le robo un beso.

-¿Te ayudo con la ropa? - pregunté con temor de no hacer nada que la haga mandarme a la mierda.

Sus ojos dorados, brillosos, como el sol choca con el mío, grises. Ella carraspea y se aparta más de mí. En silencio, con sus manos temblorosas empieza a desabotonar su vestido con botones enfrente. Termina y lo deja caer a su costado, mostrándome su cuerpo con la ropa interior; tiene puesto una lenceria negra floreada y sus tetas resaltan sobre el brasier. ¡Oh mierda! ¡Demonios! Deja ver el piercing en el ombligo, así como su espalda refleja en el espejo su tatuaje en la espalda.

-Bájame y llévame al jacuzzi - me ordena con la voz murmurando-. No me preguntes nada, solo ayúdame con mi cabello.

Que me esconda, si es hermosa. Lleva moretones del golpe en su cintura y en sus piernas. Pero nada fuera de lo normal. Agarro su rostro entre mis manos y la hago mirarme. Ella suelta aire que lleva conteniendo porque es obvio que me esconde algo y tiene miedo. Lo veo en sus ojos dorados.

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚 © ✔︎  Sᴀɢᴀ 𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐓𝐎𝐒 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora