Capitulo 50 ✞︎Lᴏ ǫᴜᴇ sᴇᴀ✞︎

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༒︎

𝐒𝐋𝐀𝐕𝐈𝐊

La reunión de ayer terminó mejor de lo que esperaba. No hubo ni una objeción y la organización de Elia seguirá como siempre. Nadie se atrevió a hacer alguna objeción.

Sobre Irina, soy un imbécil. ¿Cómo la mierda está viva? Eso no podía ser posible porque me aseguré de que ella ya no respirará.

Ahora me encuentro en mi despacho terminando la videollamada, viendo contratos con nuevos inversionistas de Grecia. Me he levantado con cuidado de no despertar a Elia porque anoche tocó la cama y durmió en segundos.

Terminó y salí del despacho. Decido ir a la cocina a preparar el desayuno para mi printsessa.

Me lleva unos minutos hacer huevos revueltos, hotcakes, café y sus chocolates favoritos. Terminamos y ponemos todo en la charola y camino a nuestra habitación.

Abro la puerta, cerrando detrás de mí. No la veo en la cama. Dejo el desayuno sobre la mesa de luz. Voy al baño; abro la puerta, asomando mi cabeza. Pero no está aquí. El grito de la voz de Elia me alarma.

Voy directamente de dónde proviene el grito; no lo he notado por el visillo. Ella está sentada en un sillón de colchón redondo extravagante. Escuchó sus sollozos susurrantes.

—¡No puede ser! —dice con su voz indignada, con los sollozos más fuertes que antes. - No...

Veo que sus ojos están puestos en una revista, la página de vestidos.

¿Por eso está por llorar?

—Mi amor, ¿qué sucede? —me hinco frente a ella, poniendo mis manos sobre su rodilla, viéndola con atención. Elia lleva su pijama de corazones negros.

—¡El vestido que quería está agotado! —dice en un tono exagerado y dramático—. Era perfecto para mí. ¿Cómo encontraré uno igual?

Trato de contener mi risa, me siento a un costado haciendo un espacio y la tomó de la mano.

Sol, encontrarás otros vestidos; hay miles de opciones. —ella frunce el ceño con un puchero en sus labios—. Incluso puedo llamar al diseñador personalmente y hacer que hagan uno único para ti.

—¿Harías eso por mí? —sus ojos se llenan de lágrimas, suspiro pesado buscando una forma para hacer que no llore.

—Por supuesto, mi amor —dijo acariciando su mejilla— haría lo que sea necesario para verte feliz, incluso si eso fuera por unos vestidos agotados.

—Mmmm, perdón por esta escena tonta; es que... quería... quería, soy una tonta por hacer estas cosas.

—No es nada tonto querer sentirse especial; siempre estaré aquí para que lo hagas —le sonrió al igual que ella a mí, besé sus labios para después alzarla en mis brazos llevándola a la cama—. Pero primero tengo que alimentar cuatro bocas.

—¿Cocinaste para nosotros? —sonríe haciendo desaparecer toda aquella lágrima, la siento en mi regazo y me encargo de darle de comer —Gracias.

—No hay nada que agradecer, Sol —me da un beso en la mejilla y pone la palma de mis manos en su vientre—; tienes que comer para que nuestros bebés nazcan sanos y fuertes.

—Sí —muerde sus labios conteniendo su sonrisa, suelta aire, agarra la barra de chocolate, la ayudó con la envoltura y lo cortó en cubitos—. ¿No tienes curiosidad por sus géneros?

—Sí, pero, no importa si son niñas o niños, de todos modos los protegeré con mi vida.

—Yo quiero que sean niños —enarco una ceja interesado por ella mientras le sonrió—. Aunque también quiero que sean niñas, lo manifiesto.

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚 © ✔︎  Sᴀɢᴀ 𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐓𝐎𝐒 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora