Narra Vladimir
Estaba disfrutando de una noche tranquila, algo raro para mí últimamente. Los tragos eran fuertes, pero no lo suficiente como para nublar mi juicio. En este tipo de lugares, siempre hay algo que observar, algo que prever. Sin embargo, hoy todo parecía monótono, hasta que ella apareció.La vi desde lejos antes de que siquiera se acercara. Una rubia alta, con un porte que gritaba "atención". Al principio pensé que era solo otra loca más, alguien que había decidido que acercarse a Vladimir Romanov era una buena idea.
Me equivoqué en parte.
—¿Qué quieres? —le solté antes de que abriera la boca. No me gustan las sorpresas, y mucho menos la compañía inesperada.
Aún así, algo en ella me detuvo de simplemente mandarla al infierno. No sé si fue la seguridad con la que me miró o el hecho de que parecía completamente ajena a los riesgos que corría. Sabía quién era yo, no cabía duda, pero eso no la intimidaba.Lo que dijo después me tomó por sorpresa.
Un trato. ¿Una droga que ella había creado? Interesante. La escuché con atención, aunque mantenía mi actitud cortante. No iba a mostrar interés, no aún. Ella me ofreció pruebas, y si tenía dudas, mañana me mostraría todo.
Cuando terminó de hablar, simplemente se marchó, sin más. La seguí con la mirada mientras se alejaba, su andar seguro y su porte altivo. Definitivamente una loca, pero una que había conseguido despertar mi curiosidad.Le hice un gesto a uno de mis hombres, que estaba apostado en la entrada de la zona VIP.
—Sigue a esa mujer. Quiero un informe completo sobre ella en mis manos mañana. Quiero saber todo antes de nuestra "reunión".
Él asintió sin hacer preguntas y desapareció entre la multitud. Me quedé sentado, pensando en la conversación. ¿Una droga nueva? Había escuchado de todo en mi vida, pero esta rubia había llegado a mí con una oferta que, si resultaba ser cierta, podría cambiar las cosas.Apuré lo que quedaba de mi trago, sintiendo el ardor del alcohol en mi garganta. Mañana sería un día interesante.
Narra Sabrina
La música suave llenaba el aire en mi apartamento mientras revisaba las notas que había estado preparando desde que volví de la discoteca. La reunión con Vladimir había salido como esperaba. Sabía que no sería fácil, pero también sabía que había captado su atención. Ahora, era solo cuestión de tiempo antes de que cayera en el juego.
Sobre la mesa del comedor, había desplegado todo lo que necesitaría para la reunión del día siguiente. Los frascos con las muestras que había desarrollado, las fórmulas químicas anotadas con precisión en hojas impecables, y el contrato. Sonreí al ver la pequeña cajita de compromiso que contenía el resultado final. Era simbólico, pero también una declaración de mi confianza en lo que estaba por venir. Vladimir Romanov iba a aceptar, no tenía dudas.
Pasé las siguientes horas revisando cada detalle, organizando todo con precisión milimétrica. No podía permitir que nada quedara fuera de lugar. Esta no era solo una transacción; era una prueba de poder. Finalmente, agotada pero satisfecha, me dirigí a la cama. Sabía que mañana sería un día crucial.
Al día siguiente, después de entrenar en el gimnasio, regresé a mi apartamento para preparar el almuerzo. El sonido rítmico del cuchillo cortando las verduras me relajaba mientras mi mente repasaba lo que diría. Los aromas comenzaban a llenar la cocina cuando el timbre sonó.
No necesitaba mirar por el visor para saber quién estaba allí. Era Vladimir, puntual, como lo había imaginado.
Dejé el cuchillo a un lado, me limpié las manos con un paño y me dirigí hacia la puerta. Al abrirla, ahí estaba él, de pie en el umbral, su mirada calculadora escaneando el interior de mi apartamento.
—Vladimir —dije con una sonrisa suave, dando un paso hacia un lado para que pasara.
Él cruzó el umbral con su habitual presencia imponente, observando todo a su alrededor antes de detenerse frente a mí.
—Las pruebas —dijo, su tono impaciente pero expectante.
Y así, todo estaba listo para comenzar.
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Diferente //Sabrina Lewis//
FanfictionSoy la que decide mi destino, mi historia la escojo yo, por eso está vez nadie va a manipularme para hacer lo que ellos quieran.