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La noche avanzaba y el proyecto de Kimi y Oliver fluía mucho mejor de lo que cualquiera de los dos había imaginado. El ambiente en la casa de Oliver era tranquilo, sin las presiones típicas de la biblioteca o las constantes expectativas de la escuela. Kimi se encontraba sorprendentemente relajado, algo que no le sucedía muy a menudo, especialmente cuando tenía un trabajo pendiente.

—¿Ves? —dijo Oliver, mirando la pantalla de su computadora mientras ajustaba algunos detalles del proyecto—. Te dije que lo haríamos sin problemas. Solo necesitabas un pequeño respiro.

Kimi lo observó y, por primera vez en mucho tiempo, sonrió sinceramente.

—Supongo que tenías razón —admitió Kimi, sacudiendo la cabeza—. No suelo tomarme este tipo de pausas, y pensaba que no las necesitaba... pero hoy me he dado cuenta de que tal vez lo hacía más de lo que creía.

Oliver sonrió con satisfacción, recostándose en la silla.

—La cosa es que todos necesitamos algo de equilibrio. Yo no puedo pasar tanto tiempo estudiando como tú, pero sé que tampoco puedo simplemente disfrutar de la vida sin ninguna responsabilidad. Encuentro momentos para ambas cosas, y eso es lo que me mantiene bien.

Kimi se quedó en silencio unos segundos, asimilando las palabras de Oliver. Nunca había considerado realmente que pudiese haber un punto medio entre sus dos mundos. Siempre lo había visto como una batalla entre sobresalir académicamente o distraerse con cosas que, según él, no importaban tanto. Pero después de esa noche, se dio cuenta de que tal vez se había perdido de algo importante al pensar así.

Finalmente, cerraron sus computadoras y dieron por terminado el proyecto. Todo estaba listo, y lo más impresionante era que lo habían logrado sin sentir esa presión agotadora que normalmente acompañaba el trabajo académico de Kimi.

—¿Qué te parece si ahora vemos una película? —preguntó Oliver, encendiendo la televisión en la sala de estar—. Ya terminamos con el trabajo, y todavía es temprano.

—¿Una película? —repitió Kimi, algo sorprendido—. Pensé que estarías exhausto después de todo esto.

Oliver se rió.

—Hermano, esto es relajarse. Tienes que aprender a desconectar después de trabajar, ¿recuerdas? No es que me la pase de fiesta todo el tiempo, pero siempre encuentro un momento para relajarme después de un día productivo.

Kimi asintió, sintiendo que estaba aprendiendo más de Oliver esa noche de lo que hubiera esperado. Se dejó caer en el sofá, aceptando la propuesta de ver la película. Mientras los créditos iniciales aparecían en la pantalla, su mente divagaba un poco sobre todo lo que había sucedido en esas últimas horas.

Kimi pensó en la carrera, en la adrenalina, en la sensación de libertad que había sentido al soltarse por un momento. Pensó en los amigos de Oliver, tan diferentes de él, pero que lo habían aceptado sin reservas. Y pensó en la noche tranquila que ahora compartían, habiendo encontrado un equilibrio entre el esfuerzo y el descanso.

—Oliver, gracias por lo de hoy —dijo Kimi de repente, rompiendo el silencio—. Creo que necesitaba esto más de lo que me daba cuenta.

Oliver lo miró de reojo y sonrió, pero no dijo nada al principio. Solo se limitó a asentir.

—De nada, Kimi. —Y luego añadió, con un tono despreocupado—. Ya sabes, hay más noches como esta por venir si te interesa. Solo dilo cuando sientas que el estrés te está comiendo vivo.

Kimi rió, y aunque no dijo nada más, sabía que, después de esa noche, algo había cambiado dentro de él. No iba a renunciar a sus estudios ni a dejar de ser el mejor, pero había aprendido que también podía permitirse un respiro de vez en cuando, una pausa para reconectar consigo mismo y con los demás. Y, en ese sentido, tal vez Oliver y su mundo no eran tan diferentes del suyo, después de todo. Simplemente se trataba de encontrar el equilibrio adecuado.

Mientras la película avanzaba, Kimi se permitió por fin relajarse por completo, disfrutando del momento, sabiendo que esa noche había sido más que solo una carrera o un proyecto académico: había sido un pequeño pero importante paso hacia un nuevo tipo de libertad.

Mente en blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora