14

70 9 0
                                    

La noche continuaba mientras Kimi conducía de regreso a su casa, dejando atrás el bullicio de la carrera y la confusión que había sentido. El aire fresco y el rugido suave del motor le daban algo de calma, pero en su mente todavía resonaban las palabras de Logan, la intervención de Oliver y la confusión de sus propios sentimientos.

Por otro lado, Oliver se quedó un rato más en la zona de la carrera. Aunque había logrado mantener su compostura durante toda la noche, ahora que Kimi se había ido, sentía que algo no estaba bien. Se apoyó contra su coche, mirando al horizonte, mientras los demás chicos se dispersaban o conversaban en pequeños grupos. No podía evitar pensar en lo que había sucedido con Logan y cómo había reaccionado.

Pato, quien había estado observando a su alrededor, se acercó lentamente a Oliver, notando la expresión distante de su amigo.

—Oye, ¿todo bien, Oliver? —preguntó Pato, cruzándose de brazos mientras lo miraba de reojo.

Oliver, sacado de sus pensamientos, forzó una sonrisa y se encogió de hombros.

—Sí, todo bien, Pato. Solo estaba pensando en... cosas.

Pato lo estudió durante un momento, sus ojos agudos captando más de lo que Oliver quería mostrar.

—Vamos, bro, a mí no me engañas. Llevas esa cara de "algo está pasando y no sé qué hacer con ello" —dijo Pato con una sonrisa de complicidad—. ¿Es por Kimi?

Oliver parpadeó, sorprendido por la rapidez con la que Pato había dado en el clavo. Sus ojos se entrecerraron un poco mientras soltaba un suspiro.

—No sé, Pato... creo que sí. Es decir, he estado pensando en cómo me siento, y todo lo que pasó esta noche... Logan coqueteando con él, y yo interviniendo... no sé si fue lo correcto. Solo... me salió hacerlo, ¿entiendes?

Pato asintió lentamente, apoyándose contra el coche junto a Oliver.

—Te entiendo. Estás confundido porque no sabes si lo que hiciste fue como amigo o porque sientes algo más por él, ¿cierto?

Oliver se pasó una mano por el cabello, frustrado.

—Exactamente. Kimi es... no sé, es diferente. Siempre hemos sido cercanos, y yo solo quiero que esté bien. Pero cuando vi a Logan acercarse de esa manera, algo en mí se removió. No pude evitarlo, sentí que tenía que hacer algo. Y ahora no puedo dejar de preguntarme si lo hice por él o por mí.

Pato observó a Oliver con una mirada comprensiva, sabiendo que la situación era más compleja de lo que parecía.

—Mira, es normal que sientas eso. A veces, la línea entre la amistad y algo más se difumina, sobre todo cuando te importa mucho esa persona. Y no está mal que estés confundido. Lo que tienes que hacer es darte tiempo para entender qué es lo que realmente sientes. Si es solo que quieres protegerlo como amigo, o si hay algo más profundo ahí.

Oliver frunció el ceño, claramente en conflicto. Nunca había pensado en Kimi de esa manera hasta ahora. Siempre lo había visto como su mejor amigo, alguien con quien podía contar, alguien a quien quería ayudar y proteger. Pero esa noche, las cosas se habían sentido diferentes, y no podía negar que verlo con Logan había despertado una sensación que no reconocía.

—¿Y si lo arruino, Pato? —preguntó Oliver en voz baja, con una vulnerabilidad que pocas veces mostraba—. No quiero que nuestra amistad cambie por culpa de lo que siento, sea lo que sea.

Pato sonrió de manera tranquilizadora, dándole una palmada en la espalda.

—No lo arruinarás, hermano. Si Kimi es tu amigo de verdad, y parece que lo es, sabrá entenderte. No hay necesidad de apresurar nada. Tómate el tiempo que necesites, y si sientes que hay algo más, lo hablas con él. Kimi no es del tipo que te va a juzgar por lo que sientes, lo sabes.

Oliver respiró hondo, dejando que las palabras de Pato calmaran parte de la tormenta interna que sentía.

—Gracias, Pato. A veces solo necesito escuchar algo de claridad.

Pato le dio un pequeño golpe amistoso en el brazo, sonriendo con esa confianza característica suya.

—De nada. Además, ¿quién sabe? Tal vez Kimi esté pensando lo mismo y ni siquiera te hayas dado cuenta.

Oliver miró a Pato, procesando la idea. Era algo en lo que no había pensado. ¿Y si Kimi también estaba confundido? Después de todo, habían sido tan cercanos durante tanto tiempo, pero nunca habían hablado de estos sentimientos. La posibilidad de que Kimi pudiera estar en una situación similar lo dejó pensativo.

—Bueno, sea como sea, no lo sabré hasta que me aclare primero yo mismo —dijo Oliver finalmente.

—Exacto —respondió Pato—. No te apresures. Y si necesitas hablar de nuevo, ya sabes dónde encontrarme. Además, ¿quién no querría que el consejero amoroso oficial de los chicos esté ahí? —bromeó, haciendo reír a Oliver.

Oliver soltó una carcajada, agradecido por la ligereza que Pato le había dado a la situación.

—Gracias, "consejero" —bromeó Oliver, recuperando algo de su buen humor—. Puede que te tome la palabra.

Pato sonrió, levantándose del coche y dándole una última palmada en el hombro.

—Cuando quieras, amigo. Y ahora, ¿qué te parece si nos vamos de aquí? Ya es tarde y mañana seguro será un nuevo día lleno de locuras.

Oliver asintió, sintiéndose un poco más ligero después de la conversación. Mientras se alejaban del lugar de la carrera y la noche avanzaba, Oliver no podía evitar pensar en Kimi y lo que todo esto significaba. Tendría que enfrentarse a sus sentimientos, pero al menos sabía que no estaba solo en ese camino.

Con Pato a su lado y sus amigos cerca, Oliver estaba listo para lo que viniera, aunque el proceso de entenderse a sí mismo llevara tiempo.

Mente en blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora