Los minutos pasaron en silencio, ambas sumidas en nuestros pensamientos. Finalmente, rompí el silencio.— Deberías ir a casa, tu padre necesita de ti. — sugerí, consciente de la responsabilidad que también debía sentir por su familia.
Jenna negó con la cabeza, su voz apenas un susurro.
— No quiero ir, no ahora... No quiero que me veas así. —
Entendí su necesidad de escapar, al menos por un rato, de la realidad que la esperaba en casa. Asentí, respetando su deseo, y le ofrecí una alternativa.
— Está bien. ¿Qué te parece si vienes conmigo a mi casa por un rato? Puedes descansar un poco más y luego decidir qué hacer. No tienes que enfrentar todo esto sola, no hoy. —
Jenna me miró, dudando un momento antes de aceptar con un pequeño asentimiento. Nos levantamos y salimos de la sala, el silencio entre nosotras era pesado, pero lleno de comprensión. Caminamos por los pasillos de la escuela hasta llegar al comedor. Allí, el murmullo habitual de los estudiantes pareció detenerse mientras sus miradas se posaban en Jenna. Podía sentir su incomodidad, cómo su dolor se intensificaba bajo la atención no deseada.
Sin pensarlo dos veces, pasé un brazo por sus hombros y la acerqué más a mí, creando un pequeño escudo de protección a su alrededor.
— Tranquila... — le susurré al oído, intentando calmarla.
Jenna asintió levemente, tomando una respiración profunda. Sentí cómo su cuerpo se relajaba ligeramente bajo mi brazo, mientras nos abríamos paso entre la multitud. Sabía que la vulnerabilidad que estaba mostrando era difícil para ella, pero también era un paso hacia la sanación. Nos dirigimos hacia la salida sin apresurarnos, queriendo darle el tiempo y el espacio que necesitaba.
Salimos del edificio, y el aire fresco pareció aliviar un poco la tensión en sus hombros. El camino hacia mi auto fue silencioso, pero no incómodo. Sabía que Jenna estaba procesando mucho, y no quise presionarla con palabras innecesarias. Cuando llegamos al auto, abrí la puerta para ella y la ayudé a entrar, asegurándome de que estuviera cómoda antes de tomar mi lugar en el asiento del conductor.
Mientras conducía hacia mi casa, eché un vistazo de reojo a Jenna. Estaba mirando por la ventana, con la mirada perdida, sus manos descansando en su regazo. No dije nada, permitiéndole ese espacio para sumergirse en sus pensamientos. A veces, el silencio es el mejor consuelo.
Cuando llegamos a casa, Emilia salió a recibirnos como siempre, pero su habitual energía se transformó en una suave amabilidad cuando notó la expresión de Jenna. Sin decir una palabra, Emilia tomó la mano de Jenna y la guió hacia el sofá, mostrándole algunos de sus juguetes. Jenna no pudo evitar sonreír ante la dulzura de Emilia, y por un momento, el dolor pareció atenuarse un poco.
— ¿Te gustaría descansar un poco más? — le pregunté a Jenna, quien asintió, visiblemente agotada.
La llevé a mi habitación, donde se tumbó en la cama sin protestar. Estaba claro que necesitaba descansar, tanto física como emocionalmente. Cubrí su cuerpo con una manta y me senté en una silla cercana, observándola mientras cerraba los ojos y se sumergía en un sueño profundo.
Mientras la vigilaba, me di cuenta de lo frágil que podía ser el ser humano, especialmente cuando enfrenta la pérdida de un ser querido. Jenna estaba pasando por una tormenta emocional, y aunque no podía detener la tormenta, podía ofrecerle un refugio temporal.
Vi cómo Jenna abrazó una almohada, acurrucándose en ella como si buscara algún tipo de consuelo en su soledad. Su respiración se volvió más profunda, pero aún había una inquietud en su postura, un reflejo del dolor que estaba atravesando.
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Teacher's pet || Jenna Ortega x Fem.
Fanfiction𝙈𝙤𝙧𝙜𝙖𝙣 𝙀𝙫𝙖𝙣𝙨, una profesora británica, llega de intercambio a una preparatoria en 𝙇𝙤𝙨 𝘼́𝙣𝙜𝙚𝙡𝙚𝙨, donde conoce a 𝙅𝙚𝙣𝙣𝙖 𝙊𝙧𝙩𝙚𝙜𝙖, una estudiante carismática que pronto se siente atraída por ella. A medida que el semestre a...