Teacher's pet || Jenna Ortega x Fem.

Capítulo 20 - Fast Enough.

Los días pasaron, y poco a poco, mi vida comenzó a mejorar en muchos aspectos. Mi padre, que siempre había sido un gran apoyo, logró conseguirme un trabajo muy bien remunerado. El nuevo empleo no solo me brindaba muy buena estabilidad financiera, sino que también me permitía tener un horario más flexible y menos estresante, lo cual era justo lo que necesitaba para comenzar un nuevo capítulo en mi vida.

La transición no fue fácil, pero el tiempo me permitió adaptarme a esta nueva etapa y a disfrutar de las pequeñas cosas que antes había dejado de lado. Mi relación con Jenna también comenzó a sanar lentamente. A pesar de las dificultades que enfrentamos, nuestra conexión seguía siendo fuerte, y encontrábamos momentos de alegría en nuestra vida cotidiana.

— ¿Cuándo viviremos juntas las tres? — preguntó Emi con curiosidad.

— Pronto, hija. — respondí con una sonrisa. — Solo espera a que Jenna sea mayor de edad.

— Sí, muy pronto. — Jenna se unió a la conversación, sonriendo mientras tomaba la mano de Emi. — Estamos trabajando en todo para que pueda ser lo más pronto posible.

Emi asintió con entusiasmo, sus ojos brillando con anticipación.

— ¡No puedo esperar a que vivamos juntas! — exclamó, abrazando a Jenna y luego a mí.

La emoción en el aire era palpable, y aunque aún había detalles por resolver, el futuro prometía ser lleno de esperanza y alegría.

Dos meses habían pasado y mi vida había mejorado significativamente. Jenna finalmente cumplió 18 años, y como regalo especial, le di nuestra casa. Había sido una larga espera, pero ahora, al ver la emoción en su rostro y cómo se iluminaba al recibir este regalo, supe que había tomado la decisión correcta.

La mudanza comenzó, y mientras colocábamos nuestras cosas en el nuevo hogar, una sensación de paz y felicidad llenó el ambiente. Era el comienzo de una nueva etapa para las tres, y cada rincón de la casa pronto se llenó con risas y momentos compartidos.

— Esta casa es perfecta. — dijo Jenna, mirando alrededor con una sonrisa llena de asombro.

— Sí, lo es. — respondí, abrazándola por la cintura mientras compartíamos ese momento especial.

Jenna se giró hacia mí, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y gratitud.

— No puedo creer que todo esto sea real. — comentó, su voz llena de emoción.

— Lo es... — afirmé, sonriendo mientras la rodeaba con mis brazos. — Y esto es solo el comienzo.

Emilia, que estaba explorando emocionada, corrió hacia nosotras.

— ¡Mamá, mira! — exclamó, señalando una esquina de la casa.

— ¿Qué pasa, amor? — le pregunté, inclinándome para estar a su altura.

— ¡Hay un lugar para mi rincón de lectura! — dijo ella, brillando de entusiasmo.

— Me alegra que te guste. — respondí, acariciando su cabello.

Jenna nos miró con ternura, luego volvió a mirarme a los ojos.

— Gracias por todo esto. — dijo en voz baja, casi como un susurro.

— No tienes que agradecerme. Esto es lo que siempre quise para nosotras. — le respondí, sonriendo con calidez.

Nos quedamos allí, abrazadas en medio de la casa que ahora era nuestro hogar, disfrutando del momento y de la promesa de un futuro compartido.