THE END.

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Los días en la casa Evans Ortega transcurrían con aparente normalidad. Las risas de los niños llenaban las habitaciones, y las rutinas familiares se mantenían. Sin embargo, Morgan estaba atravesando una crisis existencial que, aunque intentaba ocultarla tras una sonrisa, comenzaba a hacerse evidente para quienes la conocían bien. La lucha interna que enfrentaba se volvía cada vez más difícil de disimular, y Jenna, perceptiva como siempre, no tardaría en darse cuenta de lo que realmente estaba ocurriendo.

Morgan se encontraba en la cocina, con Noah sentado en el pretil, observándola con sus grandes ojos azules mientras ella preparaba una leche caliente. A pesar de la calidez de la escena, su mente estaba lejos de la cocina. Intentaba concentrarse en la tarea sencilla, como si al hacerlo pudiera escapar del torbellino de pensamientos que la atormentaban. Noah balbuceaba algo incomprensible, y Morgan le sonrió, tratando de mantener la fachada de serenidad que tanto esfuerzo le costaba mantener.

Pero dentro de ella, el caos persistía, y cada vez era más difícil ignorarlo.

En la sala, Jenna se encontraba sentada junto a Emilia, ayudándola con su tarea. La adolescente estaba concentrada, frunciendo el ceño mientras resolvía un problema complicado. Jenna, siempre paciente, le ofrecía sugerencias y consejos, disfrutando de esos momentos en los que podía conectar con su hija a través del aprendizaje.

Aunque sonreía y respondía a las preguntas de Emilia con la misma calidez de siempre, Jenna no podía ignorar la sensación de inquietud que la había estado persiguiendo. Sabía que algo estaba pasando con Morgan. Desde hace días, había notado la distancia en su mirada, la forma en que se esforzaba por mostrar una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

— ¿Estás bien, mamá? — preguntó Emilia, levantando la vista de sus apuntes.

Jenna parpadeó, sorprendida por la pregunta.

— Claro, cariño, solo estaba pensando en algo — respondió suavemente, sin querer preocupar a su hija. Pero en el fondo, sabía que tenía que hablar con Morgan. Algo estaba mal, y no podía seguir ignorándolo.

Jenna suspiró, dejando el lápiz sobre la mesa y mirando a Emilia con una expresión seria pero comprensiva.

— Ambas sabemos que algo le pasa a mamá. —

— Lo he notado, Emi. — admitió, sabiendo que no tenía sentido ocultarlo. — Estoy preocupada por ella, pero no quiero presionarla. A veces, es difícil para tu mamá hablar de lo que siente.

Emilia asintió, con una madurez que siempre impresionaba a Jenna.

— Pero no podemos dejar que siga así, mamá. Tú y yo sabemos que algo está pasando con mamá Morgan, y ella siempre nos dice que debemos ser honestas entre nosotras. — dijo Emilia con determinación.

Jenna sonrió, orgullosa de su hija.

— Tienes razón, cariño. Hablaremos con ella, juntas. Le haremos saber que no está sola. — respondió Jenna, tocando suavemente la mano de Emilia.

Ambas sabían que era importante abordar la situación con cuidado y amor, para ayudar a Morgan a abrirse sobre lo que la estaba afectando.

Morgan entró en la sala con Noah acurrucado en sus brazos, el biberón de leche en la otra mano. Al ver a Jenna y Emilia conversando en la mesa, se dio cuenta de que su presencia había interrumpido algo importante.

— ¿Qué están haciendo mis chicas favoritas? — preguntó Morgan con una sonrisa, aunque sus ojos delataban un cansancio que no lograba ocultar.

Teacher's pet || Jenna Ortega x Fem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora