Capítulo 2

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Tormenta

NamJoon despertó con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas de su habitación. Se incorporó en la cama, estirándose de dejarse caer de nuevo, contemplando lo que significaba su vida en ese momento. La habitación que antes lo reconfortaba ahora le generaba una sensación de vacío que no podía ignorar.

Las risas de su familia resonaban en la cocina. Se levantó de la cama y se dirigió a la sala. Su madre estaba sirviendo el desayuno, mientras que su padre leía el periódico, mientras que su hermano hablaba por el teléfono al otro lado del salón. La vulnerabilidad que había sentido el día anterior a orillas del lago aún pesaba en su pecho. Sonrió con esfuerzo, tratando de enmascarar las dudas que lo acechaban.

- Buenos días, cariño- exclamó su madre, volteándose con una sonrisa- ¿Dormiste bien?

- Más o menos- sentándose a la mesa junto a su padre- Pero estoy bien, ¿y ustedes?- preguntó, atento a lo que su madre ponía en la mesa.

- Listos para un nuevo día- dijo su hermano, colgando la llamada y yendo hacia la mesa- JungKook vendrá a visitarnos esta tarde, ¿verdad?

NamJoon sintió una pequeña punzada en su pecho al escuchar el nombre de su prometido. JungKook era todo lo que sus padres habían soñado para él. Carismático, trabajador y siempre atento, parecía ser la pareja ideal. Sin embargo, desde que habían anunciado su compromiso, NamJoon había sentido una creciente presión de cumplir con las expectativas de todos, incluido el mismo JungKook.

- Sí, vendrá- respondió, tratando de sonar entusiasta mientras pensaba en lo que significaría compartir su vida con alguien tan perfecto.

En la cocina, la conversación fluía, enfocándose en los planes del día, pero NamJoon sentía que no podía concentrarse en nada más que en el peso de su compromiso. Todo lo que quería era ser auténtico, pero las presiones lo mantenían en un estado constante de confusión.

Más tarde, mientras limpiaba su habitación, su mente se desvió hacia el rubio. Su risa, su sonrisa, y cómo le había hecho sentir en tan poco tiempo. La música le había proporcionado un destello de libertad que parecía haber olvidado. Justo cuando sus pensamientos comenzaban a profundizarse, se escuchó un timbre desde la entrada.

- ¡Llegó JungKook!- anunció su madre, su voz emocionada aludiendo a la inminente llegada de su prometido.

NamJoon sintió que su corazón palpitaba un poco más rápido. Bajó las escaleras, encontrando a JungKook en la sala, vestido con una camiseta sencilla y jeans. Tenía esa sonrisa deslumbrante que siempre le hacía sentir mariposas en el estómago, pero también lo llenaba de dudas.

JungKook estaba allí, con esa energía contagiosa que llenaba la habitación. NamJoon se obligó a sonreír mientras se acercaba, sintiendo una mezcla de alegría y ansiedad.

- Nam- saludó JungKook, extendiendo los brazos en un abrazo entusiasta- Te he echado de menos.

- Solo han pasado horas- rió con diversión, yendo hacia sus brazos, se sintió aliviado por la calidez de JungKook, pero también por un momento incómodo. Agradeció el abrazo, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba involuntariamente al contacto. Al separarse, JungKook lo miró a los ojos, y esa conexión lo dejó un poco aturdido.

- Pero fueron muchas- rió sonoramente- ¿Listo para pasar un buen rato?- preguntó JungKook, su voz llena de esa confianza que tanto admiraba.

- Sí, claro- respondió NamJoon mientras se dirigían juntos a la sala donde la familia de él los esperaba- Mi familia se alegra de verte.

JungKook saludó a los padres de NamJoon con la amabilidad que lo caracterizaba, y la conversación fluyó naturalmente como siempre. Sin embargo, mientras se reían y compartían, NamJoon sintió cómo su mente divagaba. La presión seguía creciendo dentro de él.

NamJoon trató de centrarse en la risa y las historias que se compartían en la sala, pero un nudo en su estómago lo distraía. Cada chiste comentario de su familia le recordaba la imagen ideal de la vida que todos esperaban que llevara con JungKook. ¿Era suficiente ser quien era?

Decidieron jugar algunos juegos de mesa. Mientras se acomodaban en el salón, NamJoon se encontró sentado a un lado de JungKook, cuya alegría y energía eran contagiosas. Sin embargo, a cada carcajada, a cada mirada cómplice, sentía un creciente desasosiego.

NamJoon tomó una profunda respiración, intentando dejar de lado sus pensamientos desbordantes mientras se unían para jugar. La risa de su familia resonaba a su alrededor, una melodía familiar que debería haberlo tranquilizado. JungKook, con su entusiasmo inquebrantable, le sonreía cada vez que hacían una jugada, pero esa misma sonrisa comenzó a sentirse como una presión que lo empujaba hacia un lugar que no estaba seguro de querer visitar.

- ¡Tú no tienes nada que temer!- exclamó JungKook, mientras le lanzaba los dados con un brillo travieso en los ojos- Vas a arrasar en este juego, lo sé.

NamJoon forzó una risa, sintiendo que el eco de la misma resonaba un poco forzado- Eso espero- dijo, su mente divagando una vez más hacia la incertidumbre que lo perseguía.

Mientras jugaban, se dio cuenta de que sus padres intercambiaban miradas cómplices que sólo reforzaban la presión. ¿Escogerían cada vez más detalles sobre la boda? ¿Sobre la casa que construirían juntos? Eran pensamientos que hacían que su corazón se acelerara con cada giro del juego. Al mismo tiempo, JungKook, inmerso en el momento, parecía completamente ajeno a la tormenta que se gestaba dentro de NamJoon.

En un intento por despejar su mente, NamJoon comenzó a observar a su prometido. JungKook, lleno de vida, reía a mandíbula suelta mientras su hermano hacía comentarios sarcásticos sobre sus lanzamientos de dados. En esos instantes, era como si NamJoon contemplara un mundo en blanco y negro en comparación con el color vibrante que emanaba el rubio. Se sentía alejado, un intruso en su propia vida, incapaz de encontrar su lugar.

Después de algunas rondas de risas y competencia amistosa, JungKook se volvió hacia él y le tomó la mano con suavidad- ¿Estás bien? Pareces un poco distraído- dijo, su voz llena de preocupación.

Los ojos de JungKook hizo que un nudo se formara en su garganta. NamJoon desvió la mirada, incapaz de compartir sus dudas- Solo estoy intentando concentrarme en el juego- mintió.

Mientras continuaban jugando, NamJoon sintió una chispa de tristeza. Sabía que lo que necesitaba era honestidad, pero ¿Cómo podía ser honesto con el hombre cuya vida idealizaba todo el mundo? JungKook le había demostrado un amor inquebrantable y apoyo constante, pero NamJoon se enfrentaba a la cruda realidad de que no estaba seguro de qué era lo que realmente quería.


 Sabía que lo que necesitaba era honestidad, pero ¿Cómo podía ser honesto con el hombre cuya vida idealizaba todo el mundo? JungKook le había demostrado un amor inquebrantable y apoyo constante, pero NamJoon se enfrentaba a la cruda realidad de qu...

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El Amor de un Flautista |MinNam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora