CAP. 8: Advertencia

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En la oficina de Randy, el ambiente era angustiante y precipitado. Ed Lyons había reportado con seriedad la actitud de Minhyun, algo que claramente no sentaba bien, pese a que Syla aparentase lo contrario. El padre, con el ceño fruncido, escuchaba atentamente al colega detallar severamente dicha conducta.

Ella, que se encontraba en medio del sentado y el parado, intervenía interrumpidamente buscando calmar la situación con rezongo, explicando que no pasó nada malo y que él solía ser así con los demás; pero sus esfuerzos eran inútiles. Ambos oficiales, con la voluntad en protegerla, no parecían dispuestos a dejarlo pasar. No sabía hace cuánto había vuelto Ed para escudriñarlos, pero estaba segura que escuchó lo último (debido a que nunca hizo mención sobre lo hablado antes del acercamiento).

Al instante, el teléfono de la castaña vibraba constantemente en su bolsillo, notificándole mensajes del acusado. Intentaba concentrarse en la conversación para evitarle una posible sanción, pero la creciente ansiedad se reflejaba mucho.

Randy, al notar su tensión, se levantó de su asiento, la tomó firmemente por los brazos y la miró a los ojos con preocupación y autoridad.

—¿Segura que no te hizo nada malo?

—Papá... exageran...

—Existe el acoso verbal por lo que te dijo, Syla. Deberíamos realizarle una advertencia. —Ed mantenía un semblante analítico.

—¡Él es así siempre y solo me estaba ayudando a alcanzar unos cereales!

—Para después amenazarte —agregó el moreno, molesto.

—¡Te dije que estaba bien, Dios! ¡Te falta comprensión psicológica para que no vengas a armar un show como el gran chismoso que eres!

—La que lo está armando eres tú. Si estuvieras de espectadora ante ese dirigimiento hacia alguien preciado tuyo, accionarías. ¿Así te considerarías chismosa?

Randy agregó que no hay derecho a soportar tal comportamiento. Impulsado por un profundo temor a que algo le suceda a su hija. Pues, desde pequeña era un torbellino de problemas y el señor procuraba estar presente aunque se le dificultaba, como lo fue en su adolescencia... Ahora anticipaba cualquier posible amenaza y tomaba medidas preventivas. Lo inducía a estar constantemente alerta, vigilando sus actitudes extrínsecas y supervisando a las personas con las que interactúa y resultan malas. Todo con intención de mantenerla a salvo, todo por protegerla emocional y físicamente.

Determinado, tomó su chaleco laboral, arma y sombrero. Ella se alertó al captar dicha arma.

—Papá...

—Es advertencia, hija. No mato a diestra y siniestra a alguien quien vacila importancia.

Decidieron confrontar a Minhyun, arrastrándola consigo, quien alzaba voz por este innecesario drama. Condujeron hacia PAV, donde sabían que Aksis estaba ensayando; con la clara intención de poner un alto a la situación que avivaba el instinto protector paternal y fraternal.

******

El pasillo estaba en penumbra, iluminado solo por la tenue luz que se filtraba a través de las persianas de las ventanas. Daniel caminaba cautelosamente. Sabía que no debía estar allí, pero la desesperación por sus problemas económicos lo había llevado a tomar una decisión impulsiva. Había escuchado rumores de que Minhyun, en el stand respectivo, guardaba una considerable suma de dinero ahorrado en su oficina para gastos personales. Se convenció de que con un salto rápido y silencioso, podría aliviar sus deudas sin que nadie lo notara.

Al llegar a la oficina de Shin, el corpulento revisaba el corredor para asegurarse de que nadie lo estuviera observando. Una vez seguro, empujó la puerta con delicadeza, escuchando el leve crujido de las bisagras que parecían querer delatarlo. Se deslizó al interior, cerrando la puerta tras de sí con un clic.

DULCE AMARGURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora