CAP. 17: Cometa

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Syla, con su uniforme gris puesto, sentía que una vaca estaba posada en todo su cuerpo por lo tan pesado que era el estilo de tela (lo que más amaba eran los botines negros que podrían considerarse las "máquinas a todo terreno").

Quería y tenía que aprovechar el tiempo mañanero antes de ir a la universidad.

Era su primer día de entrenamiento con el equipo liderado por su padre. Se ajustaba el uniforme mientras caminaba junto a su padre hacia el campo de entrenamiento MOR. Randy le mencionó que sería un día especial, una dinámica de entrenamiento abierta a personas externas y él le había pedido que lo acompañara (aunque no solía asistir a estos eventos, decidió aceptar la invitación).

El aire estaba lleno de energía y emoción. Vislumbró su alrededor, sorprendida por la cantidad de personas que se habían reunido para el evento; apartó sus pensamientos intrusivos que conllevaban al sofoco o agobio social. Saludaba tímidamente detrás de su padre a algunas personas que se acercaban a lo mismo.

—Quítate los lentes, hija —exigió entre dientes.

—No.

—Sí.

—No se me caerán, papá —resopló.

—Volteando para verla—. ¿Tú crees que valen centavos? Prácticamente gasté para un iPhone quince Pro Max.

—Me compraste el trece —articuló alzando una ceja.

—Es casi lo mismo. Solo llamas a tu asistente inteligente que solo tiene la voz cambiada. Quítatelos —insistió—. No te vas a morir por... bueno, sí, algún día, pero no va a ser el fin del mundo solo por unas horas.

Rodó los ojos y obedeció, guardándoselos en un bolsillo del pecho; hizo que Randy ya sonriera y le palmara la cabeza.

—Es solo para que los mantengas a salvo por cómo entrenamos acá. Será divertido, ya verás.

—¿Mis lentes o yo, por no ver ni un carajo?

Podía ver borroso, pero no era ciega ni estúpida al abrir sus ojos como platos.

Entre la multitud de personas, reconoció esa figura alta y elegante, vestida también con uniforme gris que le sentaba sexy. Su vientre cosquilleó. Minhyun estaba ahí, charlando casualmente con algunos oficiales, pero su postura relajada lo hacía destacar.

**Qué maña la de este hombre en agarrarme por sorpresa.**

—Te estaré vigilando. Hija, pórtate bien y no armes drama. —Le hizo señales de vigilancia, alejándose para instruir a otros en posiciones.

Minhyun la advirtió y se encaminó hacia ella con elegancia y atractivo exuberante.

—Sorpresa, preciosa. Tu padre me insistió en asistir —ronroneó sensualmente, abrazándola y besando su cuello—.

Podía inhalar su exquisito aroma; su uniforme gris no le quitaba ni un poco de su estilo distintivo y su cercanía solo acentuaba su alteración hormonal; ardía del rubor al ser mordido el lóbulo de su oreja. Sabía que esto no estaba bien como para pensar así de alguien bizarro.

—Tenemos a personas a centímetros. —Apartándolo, pero le era difícil porque más se apegaba.

—Qué importa. —rio travieso.

—¡Bueno, basta de charlas! ¡Es hora de empezar! ¡Hoy van a ver lo que es el verdadero trabajo en equipo! —gritó Randy, a la cual todos callaron y formaron; a lo que Syla empujó para un lado al varón sin saber cómo sacó la fuerza.

Syla y Minhyun intercambiaron miradas furtivas y cómplices antes de seguir a Randy hacia el área designada.

Peleas de uno a uno, muchos buscaban con quién pelear; Syla se percató del peliblanco que peleaba con un tipo de su misma altura, destacándose por la cual la impresionó por lo capaz que era para muchas cosas ese varón y no solo en faceta artística; sino en varios áreas.

—Ven a mí, Sy —le llamó Ed con un ademán de acercarse. La mencionada se alertó, sonrió valerosamente y se accedió—. No te preocupes, iré despacio. —Guiñándole un ojo. Empezaron con movimientos y golpes evasivos ágiles; éste le mostraba cómo anticipar los ataques y cómo utilizar el propio cuerpo para desviar el golpe del oponente. Syla imitaba los movimientos lo mejor que pudo. Sentía la tensión en sus músculos, pero se esforzó por no mostrar debilidad. Ambos reían y la felicitó halagándola por su potencialidad que incrementará de a poco.

Aprendió rápidamente; sus reflejos naturales la ayudaban a adaptarse; pero era ajena a la víbora mirada del asiático a lo lejos, quien ganó alrededor de tres encuentros contando a Randy.

Minhyun los aniquilaba con la mirada, aceptando una especie de carcomida en su estómago y a punto de avanzar hacia ellos en arranque de celos impulsivos; pero fue impactado con un nuevo puñetazo hacia su cuello que lo desestabilizó tanto en equilibrio como en orientación de razón.

Entrecerró los ojos, obligado a seguir con lo suyo, y lanzó un codazo más a su contrincante con impotencia acumulada.


—Hoy vamos a volar con cometas motorizadas —anunció el capitán señalando unas colinas cercanas—. La dinámica consiste en montar, ya sea individual o en parejas, y aprender a maniobrar en el aire. —Se escuchaban murmullos dubitativos—. Tranquilas, niñitas. Tendrán su equipaje seguro. —Muchos se desplazaron inquietos—.

Cada persona se ajustaba en una cometa; esos artefactos eran enormes. Cada uno se lanzó y la chica se tiró con adrenalina inigualable, disfrutando de la libertad y emoción del vuelo. Intentaba alcanzar a Randy que iba al pico de la colectividad. Separarse de las ruinas mentales era lo más prudente.

—¡Una carrera!

El padre, iluminado, aceptó sin dudas el desafío, gozando mientras aceleraban. Desde muy atrás, Minhyun la observaba con preocupación y pasmo, captando cada movimiento que ella hacía; por lo que quiso avanzar en alcanzarla por instinto. Pero su enfoque se rompió cuando Ed lo empujó a un lado con su cometa, hostil.

Este lo fulminó con la mirada y aceleró de nuevo con el botón de velocidad, pero el moreno volvió a arremeter el choque aún más fuerte. 

La saña de Shin creció y devolvió el golpe, enviándolo a volar hacia un lado. Las risas burlonas resonaban en el aire, hasta que se tornó serio cuando Ed respondió con un empujón aún más fuerte.

La situación se tornó agresiva, culminando con un empujón potente hacia Ed. De ahí cuando Minhyun, distraído, no vio una montaña rocosa delante. Lyons disminuyó la velocidad, y habían voces ajenas que gritaban no sé qué. 

Se extrañó, pero cuando volvió a mirar al frente, se dio cuenta del peligro y trató de frenar repentinamente; fue demasiado tarde. El impacto contra la montaña fue brutal, su cometa dañada y cuerpo estampado como chicle.

Todos rieron nerviosos pero la risa se extinguió de inmediato cuando Minhyun se deslizaba de a poco y pronto cayó al vacío. La mayoría, a excepción de Ed y algunos que no podían reaccionar estancándose en la escena, cayeron en picada tratando de alcanzarlo antes de que fuera demasiado tarde.

Aquellos dos competidores se dieron cuenta del alarmante show; Syla, con una determinación apresurada e intrépida, empinó más rápido que Randy, cayendo en picada a buen ángulo, alcanzándolo justo a tiempo. Con habilidad impresionante lo sostuvo, torpemente le arrebató el equipo dañado y comenzó a elevarlo nuevamente.

Minhyun comenzó a despertar lentamente; se quejó por el inmenso dolor y heridas en su cuerpo, sintiendo el vértigo por no tener su equipo mientras se apretaba más a Syla, temeroso.

Ella solo medio sonrió, limitante. El color subió a sus mejillas y avergonzado, escondió su rostro en el cuello femenino.

DULCE AMARGURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora