Parte 10 El espejo mágico

5 2 0
                                    



Cuenta una antigua leyenda que hace centenares de años, en un enorme castillo situado en las afueras de la ciudad de Icefire vivía una hermosa joven.

Se decía que aquella hermosa mujer tenía un espejo el cual tenía poderes, pero que solo podía ser usado por su dueña.

Ya que, si un extraño lo tocaba, este se convertiría en ratón.

El castillo era de piedra con las puertas de madera, había un puente colgante de madera por el cual se accedía allí.

Por dentro tenía muchas habitaciones, largos pasillos, un amplio comedor y las escaleras, puertas y marcos eran de madera.

En el comedor había una larga mesa tallada con las sillas haciendo juego, un aparador en un rincón, en el techo una lámpara araña labrada con figuras de cristal adornándola.

En cada una de las habitaciones había una cama también trabajada, una mesa de luz, un placar contra una pared y una lámpara sencilla que colgaba del techo.

Casi todas las habitaciones eran iguales menos la de la dueña del castillo, en ella había una gran cama tallada, la mesa de luz, el ropero, la lámpara en el techo la que estaba adornada con figuras que le colgaban y contra una de las paredes un gran espejo mágico.

Un día llego al lugar una niña muy curiosa llamada Clarita, ella estaba vestida con un pantalón celeste y una remera blanca, tenía el cabello oscuro y los ojos verdes.

Estaba paseando por el lugar hasta que de repente vio el castillo, entonces se dirigió a él para investigar.

Cuando Clarita se acercó la puerta del castillo se abrió misteriosamente, la niña entro con mucho temor porque no sabía con lo que se podía encontrar.

Una vez adentro esta se volvió a cerrar igual que se había abierto.

Lentamente, la niña comenzó a recorrer todo el sitio, estaba deslumbrada con todo lo que estaba viendo allí.

Muy silenciosamente y con cuidado fue entrando a una por una en todas las habitaciones, pero no había nada que le despertara la curiosidad.

Hasta que de pronto entro en la habitación principal, allí vio un gran espejo que le llamo la atención.

Estaba a punto de mirarse en él cuando sintió que alguien entraba en la habitación, rápidamente se ocultó en el ropero y desde allí observaba.

Se abrió la puerta de la habitación, entro una joven alta, delgada, de cabello rubio y ojos azules, vestida con un vestido celeste largo.

Clarita permaneció oculta sin hacer nada de ruido, observando lo que allí estaba sucediendo.

Pamela necesitaba cambiarse para una fiesta y el espejo, además de mostrarle los cambios de ropa le aconsejaba que era lo que le quedaba mejor para la reunión a la que tenía que asistir, luego sucedió lo mismo con los peinados y el maquillaje.

La niña observaba muy atentamente todo lo que sucedía, por eso estaba completamente sorprendida de todo lo que había visto.

Ella se quedó allí hasta que la joven se marchara del lugar luego de que se vistiera, maquillara y peinara como la había aconsejado, el espejo ya estaba lista para salir y se fue a la fiesta.

Entonces Clarita salió de su escondite, se parió frente al espejo y le pidió ayuda para realizarse un cambio de look.

El espejo le contesto que sería un ratón, aunque así se veía ante el espejo, la niña no podía creer que realmente fuera así

Dulces sueños entre nubes de algodónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora