Parte 11 Fantasmín, el fantasma travieso

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En las afueras de la ciudad Fantasmal, situado en lo más profundo de un frondoso bosque, había un castillo abandonado el cual estaba habitado por un misterioso ser.

El lugar era antiguo y parecía estar abandonado como si nadie viviera allí.

Por dentro sucedía lo mismo, las puertas y los marcos de madera estaban rotos había un puente colgante de madera que estaba semi derruido.

Todas las paredes tenían la pintura descascarada. Este era amplió, tenía muchas habitaciones, las cuales eran pequeñas y un largo comedor con una larga mesa y sillas a su alrededor, todo de madera tallada.

En las habitaciones había camas de madera y en los techos lámparas araña muy trabajadas con figuras de cristal colgando. Por fuera el castillo era de piedra, una escalera de madera no muy segura conducía a las habitaciones.

En aquel siniestro lugar había ruidos extraños que se escuchaban incluso desde afuera del castillo.

La gente de allí decía que en su interior sucedían cosas extrañas.

El sonido que provenía de su interior parecía como de cadenas que eran arrastradas por el suelo. El ser tan misterioso que habitaba el castillo parecía ser muy ruidoso.

Todos estaban muy intrigados por saber que era lo que allí estaba sucediendo, pero nadie se atrevía a entrar para investigar.

Un día llego al lugar Milagros, una joven rubia de ojos claros con un vestido largo turquesa a quien le gustaban mucho las historias de fantasmas, por eso estaba allí.

Los vecinos le preguntaban a donde se dirigía, ella les respondía que al castillo; entonces ellos le contaban todas las historias del lugar pensando que así conseguirían asustarla, pero eso le causaba más curiosidad y sin pensarlo entro allí.

Comenzó a caminar muy lentamente recorriendo cada rincón, prestando mucha atención a todo lo que la rodeaba.

Estaba caminando por el pasillo cuando de pronto sucedió algo extraño al llegar a la mitad del pasillo vio que un ser casi trasparente de color blanco estaba sobrevolando el lugar.

Mili se asustó y comenzó a correr rápidamente, buscando algún sitio en el cual poder ocultarse. Pero todas las habitaciones estaban en el primer piso, y la única forma de acceder a ellas era a través de las escaleras, así que luego de pensarlo unos instantes junto coraje subió cuidadosamente uno por uno todos los escalones, hasta que por fin pudo ocultarse en la primera de las habitaciones.

Pero tanto esfuerzo fue inútil porque Fantasmín igual consiguió encontrarla cuando se dio vuelta el fantasma estaba tras ella.

Las cadenas que le colgaban alrededor de los hombros eran las que producían tanto ruido, estas eran largas y con eslabones grandes y gruesos.

La joven comenzó a buscar en la habitación algo con lo que pudiera defenderse, pero no pudo encontrar nada allí.

Entonces salió corriendo para huir de aquel ser con aspecto tan extraño, cuando pensó que estaba a salvo de él se dio vuelta y lo vio que estaba flotando en el aire detrás de ella.

Ella estaba aterrorizada porque pensaba que Fantasmín tenía intenciones de hacerle daño, sin imaginarse que aquel fantasma lo único que quería era jugar con ella porque era un ser travieso al que le gustaba asustar a la gente que se acercaba al castillo.

Milagros siguió corriendo tratando de buscar un nuevo escondite, pero era inútil a cada habitación en la que entraba tratando de ocultarse, él iba tras ella.

Dulces sueños entre nubes de algodónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora