La fantasía puede llevarte a lugares inimaginables como: barcos piratas, bosques encantados, palacios habitados por hermosas princesas, bosques habitados por ninfas, hadas o duendes, al fondo de mar dónde te encontraras con hermosas sirenas, campos...
En un gran y frondoso bosque situado en las afueras de una importante ciudad el cual se decía que estaba habitado por unos traviesos duendecillos sucedían las cosas más extrañas que a alguien se le pudiera ocurrir.
Por lo que nadie quería acercarse a aquel misterioso lugar, el que parecía estar encantado, pero nadie se animaba a investigar qué era lo que allí estaba sucediendo.
Hasta que un día llego allí una hermosa joven la cual no creía en estas cosas y pensaba que todo lo que se decía acerca de aquel lugar se trataba simplemente de una leyenda.
Pero lo que ella no sabía era que estaba a punto de llevarse una gran sorpresa.
Por lo que lentamente comenzó a caminar por el sitio sin notar nada que le llamara la atención, hasta que repentinamente unas vocecitas extrañas la sorprendieron en el medio de aquel silencio, el cual se había apoderado de aquel sitio.
Por lo cual la joven se ocultó detrás de un gran árbol para observar atentamente que era lo que sucedía y de donde provenían aquellas vocecillas tan misteriosas, las que cantaban alegremente mientras trabajaban.
Cortando la leña de los árboles para almacenarla hasta el próximo invierno.
Por lo que Valentina se quedó totalmente sorprendida al ver de quienes se trataba porque eran unos pequeños hombrecillos de largas orejas, vestidos de varios colores y con zapatos con las puntas onduladas.
A pesar de ello estos seguían trabajando alegremente sin advertir que alguien los estaba observando.
Pero de pronto los pequeños y adorables duendes se dieron cuenta de que alguien estaba observándolos y repentinamente se quedaron completamente en silencio, pero este duraría poco tiempo.
Porque pronto comenzarían con sus travesuras tratando de asustar a la joven para que se marchara de aquel lugar.
Pero a pesar de todas las cosas que hacían Valentina no se asustaba por nada y no lograban que la joven se fuera de allí.
Al notar aquello, los duendes tenían más ganas de que ella se fuera del lugar por lo que tenían que inventar algo que realmente la asustara y decidiera marcharse de allí y no regresar jamás.
Y con cada travesura que le hacían a la joven se divertían por más que ella no se asustara con lo que ellos le hicieran.
Porque esto les daba la oportunidad de poder hacerle otra travesura que eso era lo que a estos les gustaba.
Porque por más que no pudieran lograr tan fácilmente su objetivo les resultaba divertido tratar de asustar a la joven Valentina, aunque aún no habían podido conseguir hacerlo.
Hasta que de repente a uno de ellos se le ocurrió hacerle creer a ella que no se trataba de seres bondadosos, sino que de seres malignos.
Pero la joven ya se había dado cuenta de cuáles eran las intenciones de estos, por lo que eso tampoco les daría ningún resultado.
Ya que le habían hecho a la joven toda clase de travesuras, pero ninguna de ellas les había dado ningún resultado, por lo que deberían buscar otra solución para conseguir que ella se marchara de allí.
Pero parecía que a Valentina absolutamente nada le causaba miedo.
Por lo que estos ya no sabían qué hacer porque no querían a ningún intruso en el bosque en el cual habían vivido durante tantos años sin que nadie los molestara porque creían que les iban a hacer daño.
Pero ellos estaban equivocados y Valentina quería demostrárselos de alguna manera y no sabía cómo hacerlo.
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