Capítulo 17

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17
Naruto

Esperé en la cocina, paseándome de un lado para otro mientras me colocaba bien la corbata una y otra
vez. El dichoso trapo no se aplastaba por más que lo intentara, como si se me hubiera olvidado cómo hacer un nudo Windsor en condiciones. No se debía a los nervios. No tenía motivos para estar nervioso; Hinata y yo
simplemente íbamos a pronunciar
unas palabras, a firmar un documento y a quitarnos de encima el requisito del matrimonio. Otra parte más de mi plan. Algo sencillo. Sin significado alguno.

Le di otro tirón a la corbata de seda. ¿Por qué no se quedaba en su sitio, joder?

-Naruto, como le des más tirones, te vas a quedar sin ella. ¿Qué te ha hecho la pobre corbata?

Alcé la vista, sobresaltado.
Hinata estaba en el vano de la puerta y parecía tan nerviosa como yo, aunque estaba mucho más guapa.

-¡Hala!

Llevaba un vestido sencillo de color blanco roto que le ceñía la estrecha cintura y quedaba ahuecado hasta las rodillas. La parte superior era de encaje y dejaba a la vista su cuello delgado y sus brazos. Llevaba el pelo
apartado de la cara, y la melena
ondulada le caía por encima de un
hombro. El tono del vestido le sentaba de maravilla. Miré hacia abajo y sonreí al ver sus zapatos: pequeños y con un tacón diminuto. Eran perfectos. Me había acostumbrado a su altura cuando la llevaba del brazo y no quería que fuera más alta. Me acerqué a ella y le cogí una mano para llevármela a los labios.

-Estás preciosa.

Hinata bajó la mirada y después enderezó los hombros. -Gracias.

-No. Soy yo quien debe darte las gracias.

-¿Por qué?

-¿Por dónde quieres que empiece? En primer lugar, por haber aceptado este acuerdo. En segundo lugar, por ceñirte a tu palabra, aunque tengas todo el derecho del mundo a mandarme a la mierda. -Extendí un brazo y me enrosqué un mechón de pelo ondulado en torno a un dedo. Era suave y cuando lo solté, regresó de nuevo a su lugar, recuperando las
ondas-. Y por último, por ser mejor persona que yo -añadí con total sinceridad.

Hinata tenía los ojos brillantes. -Es lo más bonito que me has dicho desde que nos conocemos.

-Lo sé. No he hecho un gran esfuerzo por dejar de ser un gilipollas, ¿verdad? -Enfrenté su mirada y me negué a apartar la vista-. A partir de ahora lo intentaré con más ahínco.

La vi morderse el interior de un
carrillo con fuerza.

-Oye. No hagas eso. -Reí entre dientes al tiempo que le acariciaba la cara con un dedo-. Nada de sangre el día de nuestra boda.

Esbozó una sonrisilla. Me incliné para coger el regalo que le había comprado y le ofrecí el ramillete de flores.

-Son para ti.

-¡Naruto!

-He pensado que te gustarían - dije, un tanto avergonzado.

Hinata enterró la nariz en las flores.
-Me encantan. -Frunció el ceño-. ¿Y tú?

-Me niego a llevar ramo. - Sonreí de forma burlona con la intención de aligerar la seriedad del momento.

Ella movió la cabeza mientras sonreía y se acercó a un cajón para buscar algo. Tras mirar el ramo, eligió una rosa que procedió a cortar con cuidado y después me la colocó en el ojal de la solapa. Esos pequeños dedos obraron su magia y me colocaron la corbata en su lugar.

Acto seguido, le dio una palmaditas a la prenda de seda, satisfecha.

-Ya está. Listo.

-¿Tú estás lista? -le pregunté, con cierto miedo a su respuesta.

Todo por amor  (naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora