capitulo 10

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10
Hinata

La mañana fue muy tensa para mí... incluso Naruto se dio cuenta. Aunque tenía pocos objetos personales en el despacho, lo ayudé a recoger algunos premios, unos libros y un par de camisas que tenía guardadas para las emergencias. Negaba con la cabeza mientras doblaba una y acaricié una de sus mangas. Todas sus camisas estaban hechas a medida, y llevaban las iniciales NNZ bordadas en los
puños. Un detalle lujoso que solo él era capaz de lucir con soltura. Sus objetos solo llenaron dos cajas de cartón. El despacho era tan
impersonal como el piso. Eché un vistazo a mi alrededor y me di cuenta de que no había cambiado mucho. Nadie se daría cuenta, a menos que observara con atención.

Me fijé en una figurita y me puse de puntillas para cogerla del estante.
-¿Quieres llevártela, Naruto?

Clavó la mirada en la figurita, pero antes de poder contestar, la puerta del despacho se abrió de par en par. Era Nagato, que se paró en seco al vernos. Naruto estaba apoyado en su escritorio, con la carta de renuncia en la mano, y yo estaba de pie, con la figurita en las manos, junto a una caja abierta.

Nagato echaba humo por las orejas.
-¿Qué cojones pasa aquí?

Naruto se apartó del escritorio y se acercó a mí. Me quitó la figurita de las manos, esbozó una sonrisilla desdeñosa, la metió en la caja y
luego la tapó -Creo que ya hemos terminado, Hinata. Ve a tu mesa y espérame allí. -Me quedé paralizada. La sensación de sus dedos al acariciarme la mejilla me sacó de mi estupor. -Cariño -murmuró. Su voz
sonó muy ronca en mis oídos-. Vete.

Lo miré y parpadeé.
«¿Cariño?».
¿A qué estaba jugando? Se inclinó y sentí su cálido aliento en la piel.
-No me pasará nada, ve a tu mesa. Nos iremos enseguida. -Me colocó la mano en la cintura y me dio un empujoncito.

Totalmente confundida, hice lo que me ordenaba. No había dado ni dos pasos cuando Nagato empezó a gritar. Soltó tacos y alaridos, e hizo ademán de cogerme del brazo. Nagato lo apartó de un empujón y se interpuso entre nosotros.
-No la toques, Nagato. ¿Me has entendido?

-¡Qué narices! ¿Te la estás... te las estás tirando, Naruto? ¿Me estás diciendo que tienes una aventura con tu asistente?

Contuve el aliento, sin saber qué iba a pasar a continuación. -No es una aventura, Nagato. Estamos enamorados.

Nagato se echó a reír de forma desagradable.
-¿Enamorados? -resopló con desdén-. Pero si no la soportas. ¡Llevas meses intentando deshacerte de ella!

-Una buena excusa. Una que te tragaste enterita, con anzuelo y todo.

Nagato habló con voz gélida:
-Acabas de firmar tu sentencia de muerte en esta empresa.

Naruto soltó una carcajada.
-Demasiado tarde. -Le dio las dos hojas de papel con el membrete de la empresa a Nagato-. Renuncio. Al igual que mi prometida.

Nagato se quedó boquiabierto.
-¿Tu prometida? ¿Vas a tirar tu carrera por la borda por un trozo de carne? ¿Por un polvo de mierda?

Sucedió tan deprisa que no me dio tiempo a impedirlo. Nagato empezó a vociferar y, en un abrir y cerrar de ojos, Naruto estaba de pie sobre su cuerpo tirado en el suelo, con el puño tan apretado que los nudillos se le habían puesto blancos. Lo fulminaba desde arriba, jadeando. Era la personificación de un hombre que defendía algo, o a alguien, a quien quería. -No vuelvas a hablar así de ella, jamás. No vuelvas a hablar de ella y punto. Nos vamos hoy. Ya me he hartado de que me jodas, de que me digas de quién me puedo enamorar o cuándo. Ya me he hartado de ti y de Akatsuki Inc.

-Te arrepentirás, Naruto. - Nagato escupió y se limpió la sangre de la cara.

-Solo me arrepiento de haber perdido tanto tiempo mientras te ofrecía las campañas más brillantes que han salido de esta maldita
empresa. Buena suerte con tu porcentaje de éxitos cuando me vaya. -Retrocedió-. Cariño, recoge tus cosas. Nos vamos. Ahora mismo.

Todo por amor  (naruhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora