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El silencio que siguió a las palabras de Lucas fue palpable. Ana, sintiendo que había tocado una fibra sensible, se sentó frente a él, dispuesta a escuchar.
—¿A quién buscas? —preguntó, su voz suave y alentadora.
Lucas tomó un profundo respiro, sus ojos reflejando una mezcla de dolor y esperanza.
—Busco a mi hermana. No he tenido noticias de ella en años —confesó, su voz temblando ligeramente—. Vine aquí porque… bueno, porque ella solía hablar de este lugar. Decía que el café de Ana era el mejor del mundo.
Ana sintió un nudo en el estómago. No era común escuchar historias tan tristes en su café, pero sabía que cada persona que entraba tenía su propia carga.
—¿Cómo se llama? —preguntó con ternura.
—María —dijo Lucas, dejando escapar el nombre como si lo llevara en sus labios desde hacía mucho tiempo—. Era mi mejor amiga y mi confidente. Desde que desapareció, mi vida no ha sido la misma.
Ana lo miró con empatía. Su mente comenzó a trabajar, recordando a los clientes habituales y si alguna vez había escuchado ese nombre entre las charlas del pueblo.
—¿Tienes alguna pista sobre dónde podría estar? —inquirió.
Lucas sacó un pequeño cuaderno de su mochila, las páginas amarillentas y llenas de anotaciones desordenadas.
—He estado siguiendo pistas por meses —dijo mientras pasaba las páginas con dedos temblorosos—. Aquí hay algunas direcciones y nombres de lugares donde la vieron por última vez. Pero nada ha dado resultado.
Ana se inclinó hacia adelante, intrigada por la determinación en los ojos de Lucas.
—Quizás podamos hacer algo juntos —sugirió con una chispa de esperanza—. Este pueblo tiene sus secretos y la gente suele recordar más de lo que parece. Tal vez preguntando aquí y allá podamos encontrar alguna pista.
Lucas levantó la vista, sorprendido por la oferta inesperada.
—¿De verdad harías eso? —preguntó con incredulidad.
—Claro —respondió Ana con una sonrisa—. Este café no es solo un lugar para tomar café; es un refugio para las historias perdidas. Si hay alguna historia sobre tu hermana aquí, estoy segura de que la encontraremos.
Y así, entre sorbos de café y murmullos del pueblo afuera, Ana y Lucas comenzaron a trazar un plan. Cada cliente del café sería un posible hilo que podría llevarlos a María.
Mientras hablaban, el ambiente cambió; ya no era solo un encuentro casual entre desconocidos, sino el inicio de una búsqueda compartida que los uniría más allá de sus historias individuales.
La luz del sol se filtraba por la ventana, iluminando el rostro decidido de Lucas y la cálida sonrisa de Ana. En ese pequeño rincón del mundo, donde los recuerdos se entrelazaban con el presente, ambos sabían que estaban al borde de algo importante.
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" El café de los recuerdos"
Science Fiction**Descripción:** En un pintoresco pueblo, "El Café de los Recuerdos" es un refugio donde los aromas del café recién hecho y los pasteles horneados atraen a los lugareños y viajeros por igual. La dueña, Ana, es una mujer amable y observadora que ha c...