** parte 1 **

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El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte, tiñendo el cielo de suaves tonos anaranjados y rosados. En el corazón del pequeño pueblo, "El Café de los Recuerdos" se despertaba lentamente. Ana, la dueña del lugar, encendía las luces y preparaba la máquina de café, llenando el aire con un aroma cálido y acogedor que prometía un nuevo día.

Cada mañana era especial en el café. Allí, los lugareños se reunían para compartir risas, historias y secretos. Ana conocía a todos: desde don Manuel, que siempre pedía su café negro sin azúcar, hasta las hermanas López, que venían a disfrutar de un pastelito y charlar sobre los últimos chismes del pueblo.

Esa mañana, mientras Ana organizaba las mesas con esmero, la puerta del café se abrió con un suave tintineo. Un hombre alto y delgado entró, con una mochila desgastada a sus espaldas y una mirada que parecía perdida en mil recuerdos. Sus ojos eran de un azul profundo que contrastaba con su expresión melancólica.

Se sentó en una mesa junto a la ventana, observando el bullicio del pueblo como si buscara algo entre la multitud. Ana sintió que algo lo inquietaba. Con una sonrisa cálida y acogedora, se acercó a él.

—¡Buenos días! ¿Qué te gustaría tomar? —preguntó mientras le ofrecía el menú.

—Un café negro, por favor —respondió Lucas en voz baja, su mirada aún atrapada en el paisaje.

Mientras Ana preparaba su bebida, no pudo evitar preguntarse qué historia escondía aquel viajero. Al servirle el café humeante, le dijo con entusiasmo:

—Este es el mejor en todo el pueblo. Espero que lo disfrutes.

Lucas tomó un sorbo y sus ojos se iluminaron por un instante, como si despertara de un sueño profundo.

—Es delicioso —admitió, dejando escapar una pequeña sonrisa que hizo que Ana sintiera un cosquilleo de curiosidad.

Decidida a romper el hielo, Ana se inclinó ligeramente hacia él:

—¿Eres nuevo por aquí? No te había visto antes.

—Sí —dijo Lucas mientras miraba por la ventana como si esperara a alguien—. Estoy de paso… buscando algo… o más bien a alguien.

La curiosidad de Ana se despertó al instante.

—¿A alguien? ¿Puedo ayudarte? —preguntó con genuino interés.

Lucas dudó un momento antes de responder.

—Tal vez —murmuró con una voz cargada de emoción contenida.

Y así comenzó su historia…

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" El café  de los recuerdos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora