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Las semanas pasaron rápidamente mientras Ana y sus amigos se dedicaban a preparar su evento. La emoción crecía con cada reunión, y el día tan esperado finalmente llegó. El sol brillaba en lo alto, y el lugar que habían elegido estaba lleno de vida.

Desde temprano, el grupo se reunió para asegurarse de que todo estuviera listo. Habían instalado mesas con información, decoraciones hechas a mano y un espacio para las charlas. El aroma de comida saludable llenaba el aire, y los niños jugaban en un área designada mientras sus padres exploraban los stands.

Ana comenzó la jornada dando la bienvenida a todos los asistentes. Su voz temblaba ligeramente, pero su pasión iluminaba su discurso.

—Gracias por estar aquí hoy —dijo—. Estamos aquí porque creemos en la importancia de cuidar nuestro planeta. Cada uno de nosotros puede hacer una diferencia.

Lucas presentó al primer experto, quien compartió datos impactantes sobre el estado del medio ambiente y ofreció consejos prácticos sobre cómo todos podían contribuir. Las charlas fueron seguidas por talleres donde los participantes aprendieron a reciclar correctamente y a hacer compost.

Mientras tanto, Carla y Javier se aseguraban de que cada stand estuviera lleno de visitantes curiosos. La energía del evento era contagiosa; las personas intercambiaban ideas, hacían preguntas y se comprometían a hacer cambios en sus vidas diarias.

A medida que avanzaba el día, Ana se sintió abrumada por la respuesta positiva de la comunidad. No solo habían atraído a muchas personas, sino que también habían logrado inspirar a otros a involucrarse en la conservación.

Al final del evento, todos se reunieron para reflexionar sobre lo vivido. Se sentaron en círculo bajo un gran árbol, disfrutando del fresco atardecer.

—No puedo creer lo que hemos logrado —dijo Ana con una sonrisa—. Esto es solo el comienzo.

—Sí —respondió Lucas—. Ahora tenemos un grupo más grande de personas dispuestas a ayudar. ¡Imagina lo que podemos hacer juntos!

Con una sensación de logro compartido, decidieron hacer del evento una tradición anual. Sabían que había mucho trabajo por delante, pero estaban listos para enfrentar cualquier desafío juntos.

Y así, con corazones llenos de esperanza y determinación, Ana y sus amigos miraron hacia el futuro, sabiendo que su esfuerzo por proteger el medio ambiente había comenzado con un simple deseo de hacer un cambio.

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" El café  de los recuerdos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora