** parte 4 **

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La señora Clara los miró con curiosidad, como si pudiera ver más allá de sus rostros.

—María siempre fue especial —comenzó, su voz suave como el murmullo de las olas—. Tenía un espíritu aventurero que la llevaba a explorar lugares que otros temían. Pero también había algo en su mirada, una tristeza que nunca entendí del todo.

Ana y Lucas intercambiaron miradas, sintiendo que estaban cada vez más cerca de descubrir la verdad.

—¿Qué le sucedió? —preguntó Ana, ansiosa.

Clara se quedó en silencio por un momento, recordando.

—Una tarde, hace años, vi a María y a su hermano jugar cerca de las rocas. De repente, se desató una tormenta inesperada. Todos los pescadores regresaron a puerto, pero ellos no. La niebla cubrió la costa y nunca más regresaron.

Lucas sintió un nudo en el estómago. El mar podía ser hermoso, pero también implacable.

—¿Y qué pasó después? —preguntó con la voz entrecortada.

La señora Clara se acercó al borde del faro y miró hacia el horizonte.

—Los rumores comenzaron a circular. Algunos decían que habían sido arrastrados por las corrientes y otros hablaban de un barco fantasma que aparecía en noches de niebla. Pero nadie pudo confirmar nada. Desde entonces, he sentido que su espíritu aún vaga por aquí, buscando regresar a casa.

Ana tomó una respiración profunda. La historia era trágica, pero había algo en las palabras de Clara que les daba esperanza.

—¿Cree que podamos encontrar alguna pista sobre ellos? —preguntó Lucas con determinación.

Clara asintió lentamente.

—Si hay algo que pueda llevarlos a ella, podría estar en el viejo diario de su madre. Se encontraba en una caja en este faro antes de que se fuera del pueblo. Tal vez contenga pistas sobre sus sueños y anhelos.

Los ojos de Ana brillaron con emoción.

—¡Debemos encontrar ese diario! —exclamó.

Clara les condujo hacia una habitación llena de polvo y recuerdos olvidados. Entre viejos mapas y objetos marítimos, encontraron una pequeña caja de madera desgastada por el tiempo. Con cuidado, Clara abrió la tapa y sacó un diario con páginas amarillentas.

Ana lo tomó con reverencia mientras Lucas observaba ansiosamente.

—¡Esto es increíble! —dijo Ana al pasar las páginas—. Habla sobre sus aventuras soñadas… Aquí dice que quería encontrar una isla misteriosa llamada "Isla del Susurro".

Lucas frunció el ceño al leer el nombre.

—He oído hablar de esa isla en historias antiguas… Pero está muy lejos y solo aparece cuando las condiciones son perfectas —dijo pensativo.

Clara sonrió levemente.

—Quizás sea hora de que ustedes también sigan sus sueños. El mar tiene sus propios caminos y misterios por descubrir. Pero deben estar listos para enfrentar lo desconocido.

Ana y Lucas se miraron, sabiendo que estaban dispuestos a todo por encontrar a María y desentrañar el misterio que había rodeado su desaparición durante tanto tiempo.

—¿Cuándo partimos? —preguntó Lucas con determinación renovada.

Clara sonrió, apoyando una mano en su hombro.

—Primero deben prepararse bien y asegurarse de tener todo lo necesario para la travesía. La aventura no será fácil, pero vale la pena intentarlo… para honrar a María y su espíritu aventurero.

Con nuevas resoluciones en sus corazones, Ana y Lucas abandonaron el faro al caer la noche. Sabían que estaban un paso más cerca de su destino y que cada decisión los acercaba más a descubrir qué había sucedido realmente con María…

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" El café  de los recuerdos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora