** parte 18 **

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Con la perla mágica en mano y el espíritu renovado, Ana, Lucas y sus amigos se reunieron en su parque local para planear su primera gran acción. El entusiasmo era palpable, y cada uno tenía ideas brillantes sobre cómo involucrar a más personas en su misión.

—Deberíamos hacer un evento en la escuela —sugirió Carla, una de sus amigas más cercanas—. Podríamos invitar a un experto en medio ambiente que hable sobre la importancia de cuidar nuestros océanos y lagos.

—¡Eso es genial! —exclamó Lucas—. Y también podríamos hacer carteles informativos y repartir folletos.

Ana tomó notas rápidamente mientras escuchaba las ideas fluir. La perla brillaba suavemente en su mochila, recordándoles la importancia de su misión.

—¿Qué tal si organizamos una limpieza comunitaria? —propuso Javier—. Podríamos hacer una competencia entre grupos para ver quién recoge más basura. ¡Sería divertido!

Todos asintieron, emocionados por la idea de combinar diversión con una causa tan importante.

—Si hacemos esto bien, podríamos atraer a muchas personas —dijo Ana—. Y al final del evento, podemos compartir lo que hemos aprendido sobre el cuidado del medio ambiente.

Con un plan en mente, comenzaron a dividirse las tareas. Ana se encargaría de contactar al experto en medio ambiente; Lucas se ocuparía de diseñar los carteles; Carla se encargaría de las redes sociales para promocionar el evento; y Javier sería el responsable de coordinar la limpieza.

A medida que avanzaban con sus planes, decidieron usar la perla mágica para comunicarse con las criaturas del lago y el mar. Se reunieron al atardecer junto al lago, donde la superficie del agua reflejaba los últimos rayos del sol.

—Vamos a probarla —dijo Lucas, sosteniendo la perla entre sus manos—. ¿Quién quiere intentarlo primero?

Ana dio un paso adelante y cerró los ojos, concentrándose en su deseo de comunicarse con las criaturas acuáticas.

—Queremos ayudarles —murmuró—. Queremos saber cómo podemos proteger su hogar.

La perla comenzó a brillar intensamente y, de repente, el agua burbujeó como si algo estuviera surgiendo. Un grupo de pequeñas criaturas emergió: peces coloridos y una tortuga que parecía mayor que cualquier otra que hubieran visto.

La tortuga habló con una voz suave pero firme:

—Gracias por venir a ayudarnos. Hemos estado sufriendo por la contaminación y el descuido humano. Su esfuerzo es muy apreciado.

Ana sintió una oleada de emoción al escuchar esas palabras.

—Estamos organizando un evento para crear conciencia sobre la contaminación —dijo—. ¿Tienen algún consejo que puedan compartir con nosotros?

Los peces comenzaron a nadar alrededor de ellos, formando patrones en el agua mientras la tortuga continuaba hablando.

—Compartan historias sobre cómo nuestras vidas están conectadas con las suyas. Hagan que las personas comprendan que cada acción cuenta. Recuerden también hablar sobre el reciclaje y la reducción del uso de plásticos.

Lucas asintió, tomando nota mentalmente de todo lo que escuchaban.

—Lo haremos —prometió Ana—. Gracias por su apoyo.

Con esa interacción inspiradora, los amigos regresaron a casa llenos de energía positiva y determinación. A medida que pasaron los días siguientes, trabajaron arduamente para llevar a cabo su plan.

El día del evento llegó rápidamente. El parque estaba lleno de gente: familias, estudiantes y miembros de la comunidad dispuestos a aprender y participar en la limpieza. Habían creado un ambiente festivo con música, juegos educativos y talleres sobre sostenibilidad.

Mientras tanto, Ana se sintió increíblemente orgullosa al ver cómo todos se unían por una causa común. La perla mágica descansaba cerca de ella como un recordatorio del poder del trabajo en equipo y la amistad.

Al final del día, después de recoger montones de basura y compartir valiosos conocimientos sobre el cuidado del medio ambiente, todos se sintieron satisfechos con su esfuerzo colectivo.

La tortuga apareció nuevamente en el lago al atardecer para agradecerles por su trabajo duro.

—Ustedes han hecho una gran diferencia hoy —dijo con gratitud—. Asegúrense de seguir compartiendo este mensaje con otros.

Ana miró a sus amigos sonriendo mientras se sentían más conectados que nunca con el lago y sus habitantes. Sabían que esto era solo el comienzo de una larga aventura hacia la protección del medio ambiente.

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" El café  de los recuerdos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora