Alpha Bound

Capitulo Diecisiete

Llegó a la casa de Evenfall poco después del amanecer dos días después. Minho estaba parado afuera, apoyado contra la pared, incapaz de ocultar la sonrisa en su rostro.

—Sabía que no podías mantenerte alejado. Y tenía razón sobre la barba. Tal vez deberías conservarlo. Robustamente guapo es un buen aspecto para un oso viejo.

Si las miradas pudieran matar, Minho se habría marchitado bajo la mirada que Siwon le envió. En cambio, simplemente sonrió y puso los ojos en blanco cuando Siwon pasó junto a él y entró en la casa.

—San no está aquí — gritó Minho tras él —Más problemas en sus fronteras.

Y esa no era la noticia que Siwon quería oír. Había habido una paz relativa durante mucho tiempo aparte de las pequeñas disputas que surgían de vez en cuando entre manadas o aquelarres. Los aquelarres eran en su mayoría autorreguladores. Con las manadas, si no lograban resolver las cosas por sí mismos, le tocaba a la familia Choi restaurar el equilibrio y la paz. No había habido tantos problemas en la memoria viva. Tampoco podía recordarlo de la época de su padre. ¿Por qué ahora? ¿Qué fue diferente?

Haciendo una línea recta hacia el baño, se miró largamente en el espejo. Después de tres meses, tenía toda la barba. Por un breve momento, algo en su reflejo le recordó a su padre. Se puso a trabajar en él hasta que estuvo bien afeitado una vez más. Aunque le gustaba pensar que era porque sentía que no asustaría a Hwa-ryeong con una mirada tan salvaje, en el fondo de su corazón era la opinión de Heechul lo que más le preocupaba. No quería que el omega supiera que había pasado meses suspirando por él, caminando por el bosque llorando su separación. No era la imagen de un compañero alfa lo que quería retratar. Él era el protector; el oso valiente y fuerte que se enfrentó a todos sus enemigos. Pero aquí y ahora, no había nada contra lo que luchar y eso lo ponía nervioso una y otra vez.

Una hora más tarde, encontró a Minho en la cocina.

—Mucho mejor, — dijo su hermano. —Te veías casi tan mal como el año después de que papá muriera. Ni un solo cambiaformas se atrevió a salirse de control ese año por miedo de enfrentar la ira del oso barbudo. — Sonrió y Siwon puso los ojos en blanco mientras se sentaba frente a él.

—¿Qué noticias hay de San?

—Coyotes, otra vez. Se queda quieto para asegurarse de que no haya más problemas. Siguen cruzando de un lado a otro la frontera. No está seguro de qué los tiene tan inquietos, pero ha habido enfrentamientos con otras manadas, lesiones. Una fatalidad. Se ha estado reuniendo con las manadas fronterizas para discutir estrategias con ellas y la esperanza es que si pueden seguir ahuyentándolas cuando intentan cruzar, eventualmente se darán por vencidas.

—Un buen plan. San es un buen estratega. Pero tal vez otro par de manos...

—Eso es lo que estaba pensando. Las cosas permanecen tranquilas en mi territorio. Podría ir a pasar un rato con él. Dos osos para proteger las fronteras serán más efectivos que uno, especialmente si su plan es tener éxito.

Los dientes de Minho mordieron su labio inferior, una señal, Siwon lo sabía, de que quería hablar de algo, pero no estaba seguro de cómo empezar. Dejó que el silencio creciera entre ellos, sabiendo que Minho llegaría a él en su momento.

—Han pasado veinte años este año desde que apareció mi marca de apareamiento, —dijo en voz baja.

Siwon sabía que esta conversación se avecinaba.

—Lo recuerdo, —respondió.

—Simplemente hice las cosas con normalidad este año, visité las manadas como de costumbre, pero estuve atento. Supongo que tenía miedo de mirar demasiado; después de observarte estos últimos años. No pensé que podría soportar la decepción tan bien como tú.