21. Una escapada imprevista

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Era el día del aniversario. Hacían oficialmente ocho meses.
Spreen entró en la habitación con la bandeja en las manos, se acercó a Juan, dejó la bandeja en la cama y movió un poco a Juan.
Juan se despertó.

―Mh...que rico huele...
―Buenos días cielito, felices ocho meses, ¿como amaneciste mi vida?

Juan sonrió y miró a Spreen sentándose en la cama apoyándose en el cabecero

―Buenos días amor, felices ocho meses, y bien, amanecí bien, ¿y tú?
―Pues genial, teniéndote aquí a mi lado

Spreen se sentó al lado de Juan y le dio un breve beso en los labios.

―Te he hecho el desayuno...

Spreen agarró la bandeja y la puso en las piernas de Juan.

―Espera aquí

Spreen se levantó y fue al salón, agarró algo y fue con Juan.

―¿Que tienes en la espalda?

Juan sonrió y Spreen le dio una cajita.

―¿Me vas a dar ya el regalo?
―Uno, es que tienes varios
―Ay amor yo solo tengo uno...
―No me importa, ábrelo

Juan abrió la cajita. Eran dos pulseras.

―Me mandaste un video diciendo que querías las pulseras en las que tocas y tienen luz y vibran según el mensaje...
―Pero son...carísimas...
―Da igual, no importa lo que hayan costado amor
―Me ha encantado amor, yo quiero la luna
―Vale cielito

Spreen se sentó al lado de Juan y le puso la pulsera, Juan le puso la otra pulsera a Spreen.

―Muchas gracias amor
―Oye, cielito, verás...tenemos reserva en un hotel en Paris...se que hacemos ocho meses y tal pero es que aquí ayer estuve buscando restaurante para reservar e ir a la calle dando un paseo va a ser imposible, no quiero que fans interrumpan y tal
―¿PARÍS?, ¡PERO AMOR!
―¡ES UN VIAJE RÁPIDO!
―Pero amor ¿rápido?, no vivimos en España, ¡Estamos en Argentina!
―Solo son 13 horas
―¿Solo?, tú estás loco
―Da igual, venga, ponte los zapatos que nos vamos a París, espero llegar a tiempo
―Yo no estaría tan seguro
―¡Claro que si!, es de madrugada pero no te lo quería decir
―Estás loco

Juan río y terminó de comer, se levantó y se puso los zapatos.

―Estás hermoso...
―Amor estoy en pijama, estoy como un desastre
―Shhh, estás hermoso dije

Juan sonrió y Spreen agarró la mochila de Juan.

―Saca las cosas de aquí y mete lo básico, desodorante cepillo de dientes y la ropa y el regalo que tengas y ropa interior claro
―Estás loco
―Me lo has dicho mucho

Spreen agarró una mochila y metió lo mismo que le dijo a Juan, agarró dos camisetas extras del armario, cerró la mochila se puso los zapatos y miró a Juan.
Juan terminó de guardar los cargadores y cerró la mochila.
Spreen agarró el móvil de Juan y el suyo, agarró la cartera y lo guardó en el bolsillo del chándal junto el pasaporte de Juan y el suyo. Agarró las llaves de casa y se aseguró de ponerle varios cuencos de comida y agua a la gata.

―Vámonos

Spreen agarró la mano de Juan y ambos salieron de la casa. Spreen cerró la puerta.

―El taxi ya está abajo

Rato después llegaron al aeropuerto.

―Iván, mierda, no tengo el móvil...¡MIERDA TAMPOCO TENGO EL PASAPORTE!

Spreen soltó una risita.

―¿De que te ríes?, ¡Es muy serio!
―Lo agarré yo cielito, las dos cosas

A través de una pantalla // Spruan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora