Cap. 24 Alcohol, comida y música (Parte 2)

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Narrador:

Mientras que Anti fue llevado en contra de su juicio por una asesina, los dos responsables del chico estaban ansiosos de encontrarlo.

Robert: ¡¿Donde está?! -Le gritó a Joseph en la cara, el rubio se notaba en pánico e intentando mantener la calma.

Joseph: Hug, estupido, me estas escupiendo -Con su manga se limpió la saliva en su cara, realmente nunca podrían llevarse bien de ninguna manera.

Robert: Perdimos a Azael, ¡Helen me va matar! -Sollosó- O peor, va cancelar la boda y se irá a vivir de nuevo con sus padres a Texas, luego ellos conspirarán contra mi de nuevo para conseguirle un esposo a mi amor y se irán a Cancún a casarse.

Joseph: Pero ella ni siquiera tiene pasaporte...

Robert: ¡No importa! ¡Perdimos al padre de un niño que Helen cuida ahora! -El drama de este hombre nadie lo igualaba- ¿Y tu como sabes que ella no tiene pasaporte? -Inquirió.

No resivió respuesta debido a que lo agarró del hombro para dirigirlo entre la multitud a un lugar en específico. Realmente no quería interferir entre la chica y Azael, bueno, lo habia practicamente secuestrado.

Pero creía que realmente ese chico necesitaba un poco de relajación. Joseph quería ferbientemente hacer que el pelinegro pecara...aunque esto se sentía extrañamente mal, no creia que fuera su conciencia, era algo como un mal presentimeinto.

Y en toda su vida aprendió a confiar en su instinto.

Primero buscaron en los baños, tanto de caballeros como de damas, bueno, él fue al baño de damas, Robert no quería ser indecente. ¿Y quien le dice que no a semejante oportunidad?

Resivió dos cachetadas, pero al menos sabia que Azael no estaba ahí.

Joseph: ¿Que es lo peor que pueda pasar si lo dejamos?

Robert: Joseph, no dejaré que mi modelo que tiene un viaje en cuatro dias desaparesca -Lo miró molesto- Literalmente eres el peor amigo que Azael tiene.

Joseph: Y tú eres un amor verdad -Rodó los ojos- ¿Acaso no lo vez de otra forma que no sea tu empleado?

Mientras buscaban entre la gente, Joseph vió una puerta con un cartel de "Solo personal autorizado", se apresuró a ella, siendo seguido torpemente por Robert que un poco confundido veía la rigides en el cuerpo del pelirojo, extrañandole esa actitud pues habia dejado de parecer tan despreocupado en un instante.

Lo que no le daba una buena imagen para él, algo pasaba, aunque no entendía qué, Joseph pareció ser el que comprendía la situación en cuanto abrió la puerta de golpe, rompiendo las bisagras de la puerta que se supone estaba asegurada aparentemente.

Y ahí lo comprendió, realmente, nunca vió a Azael como alguien debil, siempre estaba en constante defensa contra todo mundo, escepto su propio hijo, incluso cuando se supone que era su cumpleaño, se veia mucho más irritado y antipático. Verlo de esa forma derrotada, con la apariencia de alguien que quería huir de esa mujer, con miedo y pánico...realmente saltaron las alarmas en su cabeza.

Podía comprender ahora porqué su querida Helen se preocupaba tanto por Azael, casi de manera fraternal o incluso maternal.

Joseph: ¡Estas loca mujer! -Observó como empujó a la rubia, apartandola de encima de Azael quien fue levantado y puesto en protección entre los dos.

Robert levantó su camisa tirada en el suelo, apresurándose a colocarselo de nuevo mientras ignoraba un poco la disputa entre la mujer y el pelirojo. Se concentró en revisar a Azael, detallando su cuerpo para ver alguna lesión, pero solo encontró marcas de lapiz labial por su rostro, suspiró de alivio al verlo sano y bueno, medianamente consiente.

Niñer@ de un asesino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora