Cap. 26 El raro libro...

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Narra: Anti

...Cabe decir que el resto del día no pude mirar a la cara a Joseph, Robert si se burló un poco, llamandome "Peso ligero", no me molestó en un comienzo porque en verdad lo era y no había forma de negarlo.

Claro, luego de la tercera vez, agarré mi espatula y lo golpee con eso en la cara, me había irritado mucho. Recibí una pequeña queja de Helen, pero no le tomé importancia y solo los despedí en la puerta, el rubio decia que descansaria todo el día porque anoche estuvo tan agotado que se desmayó y aparentemente fue sobre una roca afilada que terminó cortandole el tobillo.

Intenté olvidar el suceso una vez que me limpié el cuerpo, ahí noté un rasguño en mi espalda, no lo ví por completo por estar en una zona complicada de ver aún con el espejo, pero me ardía un poco aunque no recuerde cómo me la provoqué, no recordaba muchas cosas de anoche en realidad, asi que le quité importancia.

Me arrepiento enormemente de haberlo ignorado ahora.

A solo tres días del esperado viaje, empecé a empacar algunas cosas para no olvidarme en el ultimo momento, por lo que busqué mi maleta, fue ahí donde recordé que guardaba esas cosas en la habitación de invitados, osea, en la habitación de Joseph. Sabía que en ese momento él no se encontraba en la casa, me habia gritado desde la cocina que luego de preparar el almuerzo con anticipación, iría al bosque y que no le esperara.

Alastor aún seguia en clases y faltaban unas cuantas horas para su salida.

Estar solo en esta casa ahora se sentía un poco solitario y vacía, pensé en estas cosas mientras caminaba a la habitación y al estar frente a la puerta noté que estaba cerrada, cosa que no me importó, apresuradamente fui por las llaves de la casa.

¿Era invasión de su privacidad?, no, esta era mi casa, incluso si en el futuro Alastor este en medio de su etapa hormonal, yo entraria de una patada (Aunque era más probable que hiciera brujería ahí adentro). Una vez que abrí la puerta, inmediatamente comencé a buscar mi maleta, estaba seguro de que la ultima vez que lo ví, estaba apachurrado entre la pared y el armario.

Fue sensillo encontrarlo aunque estaba en realidad debajo del armaria, muy en el fondo, al momento de sacarlo y sacudirle el polvo, noté que estaba pesado, no recordaba haber dejado algo ahí adentro por lo que me pareció extraño.

Aún asi no era para tanto, con mi memoria de pez, podria simplemente olvidarlo facilmente.

Que pena que me equivocara...y desconfiara de mi en realidad.

Al momento de abrirlo para ver que había adentro ...¿Dos?, no, ¡Tres cuadernos calleron al piso!

Anti: ¿Pero que...? -Me exalté un poco, notando los grabados extraños en los cuadernos y en tan buen estado que estaban, pareciendo casi nuevos. Por un momento babié...- Hermoso.

Los tomé con cuidado del suelo, sacudiendo el ligero polvo que podríán tener por estar en contacto con el piso, al verlos más de cerca, me parecieron hermosos, los grabados estaban en dorado y era como ver un circulo mágico de los que aparecían en los Mahwas cuando habia mágia involucrada.

Y había notado que ese trazado estaba hecho a mano, no eran perfectos, pero eran maravillosos, incluso tenía esquineras de metal dorado en los bordes.

Me quedé un instante admirando el ejemplar en mis manos pero luego caí en cuenta que esto no lo había visto antes, por lo que devía ser de Joseph y si lo estaba escondiendo, entonces debía ser algo importante verdad. Me senté en la cama para ojearlo más comodamente, levantando los otros dos. Esto podría descirse que si es invasión de propiedad, pero...

Anti: Lo suponía...-Suspiré un poco decepcionado al ver los garabatos- No entiendo nada.

Estaba en un idioma desconocído para mi, escrito en tinta, no parecia haber sido impreso, más como un manuscrito diría, en algunas páginas había dibujos de plantas o raices, en otros eran animales y sus huesos. Lo que me llamo la atencón fueron las ilustraciones de frascos, gráficos que daba a entender hechas con sangre de dicho animal desmenbrado en medio e incluso vió a bebes siendo agarrados de los pies encima de una mesa.

Niñer@ de un asesino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora