Sin respuestas

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El sol empezaba a entrar por las ventanas y no podía dejar de observar el rostro de Yuki, respiraba suave y su expresión estaba relajada, algo inusual y una faceta que jamás creí ver, quiero conocerla mas, entender sus motivaciones, saber que sucedio en el pasado para que haya terminado en un lugar como este, además de que necesito desbloquear mis propios recuerdos, estoy seguro de que algo me falta, todo se siente raro, como si faltaran personas en mis recuerdos, cuando trato de recordar solo veo sombras y estoy cansado de vivir en la obscuridad.

Mientras me vestía, mi mente volvía una y otra vez a la misión de ayer. No podía sacarme de la cabeza la mirada de la niña y el rostro familiar del anciano. Nagi y yo habíamos arriesgado nuestras vidas para protegerlos, y ahora aquí estaba yo, en la misma situación pero del otro lado. El temple de Zed y la influencia de este lugar parecían estar empujándome hacia una oscuridad de la que no estaba seguro de poder escapar.

Yuki se movió en la cama, murmurando algo en sueños. Me acerqué, intentando escuchar. Sus palabras eran apenas audibles, pero lo poco que pude entender me hizo retroceder. Estaba pidiendo perdón. ¿Por qué? ¿A quién? ¿Por todo lo que había hecho bajo las órdenes de Zed? O tal vez, ¿era algo más profundo?

Decidí que era momento de actuar. Si quería entender mejor a Yuki y los secretos que ella ocultaba, debía comenzar ahora. Salí de la habitación y me dirigí hacia la biblioteca del templo. Quizás entre los textos antiguos encontraría respuestas, tanto sobre las sombras como sobre Yuki.

El lugar estaba desierto a esa hora, salvo por un par de monjes que, silenciosos como sombras, se movían entre los estantes. Me acerqué a la sección dedicada al arte de las sombras y comencé a revisar los manuscritos. La mayoría eran tratados sobre técnicas avanzadas, algunos demasiado complejos para mí en ese momento. Pero uno de los libros, más viejo y gastado, llamó mi atención.

El libro era una especie de diario, escrito por un antiguo aprendiz del templo. Hablaba de la corrupción que podía traer la oscuridad, cómo se apoderaba de la mente y el corazón de los que la abrazaban sin precaución. Pero lo que más me sorprendió fue encontrar el nombre de Yuki mencionado. El autor del diario parecía haber conocido a alguien similar a ella, alguien atrapado entre la luz y las sombras, alguien que buscaba redención.

Estaba tan absorto en la lectura que no noté a Zed entrar en la biblioteca. Cuando levanté la vista, él estaba parado frente a mí, observándome con una mezcla de interés y desaprobación.

—Veo que has encontrado algo interesante —dijo con una voz baja, que retumbó en el silencio del lugar.

—Sí, maestro. Estoy tratando de entender más sobre las sombras y... sobre Yuki.

Zed frunció el ceño, pero no de enojo, sino como si estuviera evaluando qué tanto decirme.

—Las sombras son una fuerza poderosa, Red. Pueden ser un arma formidable, pero también pueden consumir a aquellos que no tienen la voluntad para controlarlas. Yuki... ella es fuerte, pero todos tenemos nuestros límites.

—¿Qué quieres decir, maestro? ¿Está en peligro?

Zed suspiró, un sonido raro viniendo de él, casi humano.

—Yuki ha pasado por mucho. Su entrenamiento comenzó desde muy joven, y la oscuridad ha sido su compañera durante casi toda su vida. Pero la oscuridad no es algo que puedas simplemente dominar. Hay que convivir con ella, aceptar sus términos, o te destruye.

Sentí un escalofrío recorrerme. El Zed que conocía era un hombre implacable, duro como el acero. Verlo hablar de esta manera sobre Yuki me hizo darme cuenta de cuán complicado era el equilibrio en este lugar.

—¿Y qué puedo hacer para ayudarla? —pregunté.

Zed me miró con una intensidad que casi me hizo retroceder.

—Primero, necesitas entenderte a ti mismo, Red. Solo cuando conozcas tus propias sombras podrás ayudar a otros con las suyas. Yuki es fuerte, pero si tú deseas protegerla, necesitarás ser más fuerte aún. El entrenamiento que tienes aquí es solo el comienzo. Lo que decidas hacer con él es lo que realmente importa.

Asentí, sintiendo el peso de sus palabras. Este templo era un lugar de poder, pero también de pruebas. Yuki y yo estábamos enredados en su oscuridad, pero si podía encontrar la manera de usarla sin sucumbir a ella, tal vez había una esperanza para ambos.

—Gracias, maestro —dije, inclinando la cabeza.

—No me agradezcas todavía, Red. Todavía no has visto la verdadera oscuridad. Pero si logras superarla, entonces podrás entender el verdadero poder que tienes. Ahora, vuelve a tu habitación. Tu entrenamiento continúa en breve.

Salí de la biblioteca con el corazón pesado pero determinado. Sabía que lo que había por delante no sería fácil. Pero si iba a enfrentar mis sombras y ayudar a Yuki a enfrentar las suyas, necesitaba estar preparado para cualquier cosa.

Y el primer paso comenzaba ahora.

Un nuevo mundo, Runterra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora