Escape

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Tomé una respiración profunda, tratando de calmar la tormenta que se agitaba dentro de mí. La presión en mi pecho se intensificaba con cada segundo que pasaba, pero sabía que la indecisión no era una opción. Observé a Yuki, y en su mirada vi reflejados la confusión y el miedo que yo mismo sentía. Pero también había algo más, algo que no podía ignorar: una determinación desesperada por mantenerse a mi lado.

—No me dejarás solo —susurré, más para mí mismo que para ella. Esas palabras resonaron en mi mente, dándome el valor que necesitaba.

Tomé la mano de Yuki, apretándola con fuerza, como si al hacerlo pudiera anclarme en la realidad que estaba a punto de desmoronarse. —Nos iremos juntos, pero no con ellos —dije, mirando a Ezreal y Garen con una mezcla de desconfianza y dolor. Sentía que algo dentro de mí quería recordar, quería confiar, pero las sombras habían sido mi único refugio durante tanto tiempo que la luz ahora me resultaba casi insoportable.

—Red, por favor... —Ezreal comenzó a hablar, su tono lleno de súplica, pero lo interrumpí.

—No voy a dejar que me controlen, ni ellos ni nadie más —respondí, tomando una decisión en ese instante.

Garen, que había estado en silencio hasta entonces, frunció el ceño pero no avanzó. Pude ver la tristeza y la frustración en su mirada. Quizás entendía más de lo que decía.

Con un rápido movimiento, jalé a Yuki hacia mí y juntos corrimos hacia una de las salidas laterales del templo, el único camino que aún parecía despejado. Los escombros caían a nuestro alrededor, y el rugido de la estructura colapsando se mezclaba con los gritos de Ezreal y Garen, que me llamaban, pero no los escuché. Sólo una cosa importaba en ese momento: escapar y encontrar mi propia verdad.

Corrimos a través de los corredores oscuros, las sombras envolviéndome como un manto familiar. Con cada paso, sentía que mi pasado se desvanecía más y más, pero también me acercaba a una verdad que había estado evitando durante mucho tiempo.

Finalmente, llegamos a una puerta que daba al exterior, al bosque que rodeaba el templo. El aire frío y fresco de la noche me golpeó, despejando un poco la niebla en mi mente.

Yuki se detuvo de repente y soltó mi mano. Me giré para mirarla, su rostro estaba cubierto de sombras, pero pude ver la lucha interna en sus ojos.

—Red... ¿estás seguro de esto? —preguntó, su voz temblorosa. —No sé si podremos regresar después de esto.

Levanté la mirada hacia el cielo estrellado, un cielo que apenas recordaba haber visto en tanto tiempo. —No sé qué nos espera, Yuki —respondí, sintiendo la incertidumbre pesar en mis palabras—. Pero sé que no puedo volver a lo que era antes. No ahora.

Yuki asintió lentamente, aceptando mi decisión, aunque pude ver el dolor que le causaba. Dio un paso hacia adelante, extendiendo su mano hacia mí una vez más. —Entonces, vayamos juntos. Si el destino quiere que enfrentemos la luz o nos perdamos en las sombras, lo haremos juntos.

Tomé su mano con una firmeza renovada. No sabía qué futuro me esperaba, pero una cosa era clara: no estaría solo en esta batalla. Con un último vistazo al templo en ruinas, me adentré en el bosque, sabiendo que estaba dejando atrás más que un simple lugar, sino una parte de mí mismo.

Nuestros pasos sedesvanecieron en la oscuridad del bosque, mientras las sombras parecíansusurrar mi nombre, intentando retenerme. Pero Yuki y yo seguimos adelante,decididos a descubrir si había un camino más allá de las sombras, una verdadque aún debía ser revelada.

Un nuevo mundo, Runterra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora