Dudas Parte 2

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Las palabras de Ezreal seguían resonando en mi cabeza: "Red, recuerda quién eres". Pero no lo hacía. No podía. Algo dentro de mí se resistía, un muro oscuro que impedía que esos recuerdos volvieran a la superficie. La única certeza que tenía era la mano de Yuki en la mía, su tacto era la única cosa tangible en medio de la confusión.

Nos movimos con rapidez a través del templo, sorteando los escombros y los pasillos que parecían derrumbarse a nuestro paso. Las sombras que tanto tiempo había invocado para protegerme ahora me envolvían, pero no me daban la paz que solían traerme. Algo estaba cambiando, y no sabía si era para bien o para mal.

Finalmente, alcanzamos una de las puertas laterales, la que daba al exterior, al bosque que rodeaba el templo. El aire frío de la noche me golpeó con fuerza cuando la cruzamos, y sentí una pequeña claridad en mi mente, como si el aire fresco despejara un poco la niebla que había estado cubriendo mis pensamientos.

Me detuve, soltando la mano de Yuki por un momento mientras trataba de recomponerme. La miré, su rostro cubierto de sombras, pero sus ojos brillaban con una mezcla de miedo y determinación que me reflejaba en ellos.

—Red... ¿estás seguro de esto? —me preguntó, su voz temblorosa, llena de incertidumbre. —No sé si podremos regresar después de esto.

Miré hacia el cielo estrellado, un cielo que casi había olvidado después de tanto tiempo encerrado en el templo. No tenía respuestas para sus dudas, pero tampoco podía quedarme. Algo me decía que había más por descubrir, algo más allá de lo que había conocido en este lugar.

—No sé qué nos espera, Yuki —respondí, mi voz cargada de una incertidumbre que no podía ocultar—. Pero sé que no puedo volver a lo que era antes. No ahora.

Vi cómo asentía lentamente, como si aceptara la decisión que habíamos tomado juntos. Dio un paso hacia adelante, y extendió su mano hacia mí, ofreciéndome una conexión que me era más valiosa que cualquier certeza.

—Entonces, vayamos juntos —dijo, con una firmeza que me inspiró—. Si el destino quiere que enfrentemos a la luz o nos perdamos en las sombras, lo haremos juntos.

Mientras Yuki y yo avanzábamos por el bosque, el silencio a nuestro alrededor era opresivo, solo interrumpido por el crujir de las hojas secas bajo nuestros pies. Sentía el peso de cada paso, como si la misma tierra tratara de aferrarse a mí, queriendo que me detuviera, que reconsiderara lo que estaba haciendo. Pero no podía volver atrás, no ahora.

El frío nocturno me calaba hasta los huesos, pero aún más gélida era la sensación de incertidumbre que me llenaba. Yuki caminaba a mi lado, su figura casi invisible entre las sombras, pero su presencia era un ancla que me mantenía firme. A pesar de todo, no podía sacudirme la sensación de que algo dentro de mí se estaba rompiendo.

Finalmente, nos detuvimos en un claro, un pequeño espacio donde la luna se filtraba a través de las copas de los árboles, bañando todo con una luz plateada. Me giré hacia Yuki, notando cómo el brillo de la luna hacía que sus ojos relucieran con una intensidad casi sobrenatural.

—Red... —su voz era suave, pero cargada de un peso que no podía ignorar—. Necesitamos hablar.

Asentí, sabiendo que ella tenía razón. No podíamos seguir adelante sin aclarar lo que estaba pasando entre nosotros y dentro de nosotros.

—Ezreal... Garen... —comencé, sin saber realmente por dónde empezar—. Algo en sus palabras despertó algo en mí. Pero al mismo tiempo, siento que no puedo confiar en ellos, no puedo dejar atrás todo lo que he aprendido aquí, con las sombras, contigo.

Yuki me miró fijamente, su expresión era un mar de emociones en conflicto. —Red, entiendo lo que estás pasando. Yo... también he tenido dudas. Pero sé que si regresamos, si volvemos a lo que éramos antes, perderemos todo lo que hemos construido. Las sombras han sido nuestra protección, pero también nuestra prisión. Y ahora, por primera vez, tenemos la opción de elegir.

Un nuevo mundo, Runterra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora