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Los tres se mantenían en silencio mientras comían, Bakugo deseaba qué la tierra lo tragara y lo escupiera al día de su nacimiento para no ser un idiota qué rechazó y trato mal al pecoso y no tener que pasar por estas cosas, muy exagerado, pero estar frente la madre de la persona que le hiciste sentir mal, lo hacía sentir mal a él, "el famoso Karma", se dijo Katsuki así mismo.

Por otro lado estaban los dos Midoriya comiendo, Inko por su parte estaba con mucha información en la cabeza, Bakugo en el departamento de su hijo, cocinandole su comida favorita, con decoraciones un tanto... sospechosas. Y estaba Izuku, quien se estaba carcajeando muy en el fondo tirándose al suelo de que esa situación ocurriera, jamás pensó que vería algo así, se sintió feliz, estaba feliz después de mucho tiempo.

Y es que horas antes, Izuku estaba de buenos ánimos, decidió llamar a su madre e invitarla por primera vez a su departamento, la mujer se sorprendió pero aceptó animada, recogió a su hijo al salir de su trabajo y caminaron un rato por el parque y después llegar al departamento.

Escucharon ruidos dentro, Izuku se asustó, por un momento creyó qué se había equivocado, pero no, departamento 18 era el suyo, escuchaba una voz muy a lo lejos y música, miró a su mamá con una sonrisa nerviosa, ella confundida alzó la ceja esperando a que su hijo abriera, lo hizo y vaya que los dos no se esperaban ver a un rubio cantando a todo pulmón con un cucharón y... un mandil de All Might, estaban sorprendidos, Izuku quizo reír después de reaccionar pero Inko le metió un codazo deteniendolo.

El gran Dynamight, estaba haciendo reverencias completamente apenado y agradecido por venir a ver el departamento con su hijo, agradeciéndole por el hijo qué tuvo y un sinfín de cosas que no tenía planeado escupir por ahora. Inko le respondía nerviosa con una sonrisa bastante agradable, le dió unas palmaditas en la espalda en forma de entender aquél rato y haber interrumpido una sorpresa, sin embargo Bakugo se negaba a que ella se fuera.

Y ahora estaban los tres comiendo en silencio, bueno Izuku qué a veces soltaba una risilla y carraspeaba su garganta intentando ocultar lo cómico qué se le hacía.

—Esto está delicioso, Bakugo —Elogió Inko al rubio qué ya quería desvanecer en el aire.

—Se lo agradezco. Me alegra que sea de su agrado —Respondió mirando a Inko fijamente como si estuviera esperando puras acciones positivas de la mujer.

—Sí Kacchan, esto... pff... es muy increíble —Tapó su boca con rapidez, sabía que el rubio lo estaba fulminando con la mirada, pero se detuvo cuando Inko llamó su atención.

—Sí gustas, podemos hacer en algún futuro alguna comida juntos.

—Eso... Eso me encantaría mucho, gracias señora Midoriya.

—Katsuki cariño, llamame Inko.

Izuku observaba la escena, su corazón se apretó, se sentía tan cómodo, le daba sentimiento y felicidad ver esa interacción qué no había visto hace muchos años, una sonrisa salió de su rostro, pero esta vez no era por broma, sino que estaba feliz de ver a las dos personas que ama juntas... espera... ¿qué ama?

—¿Verdad Izuku? —Llamó Inko a su hijo qué se quedó viendo a la mesa completamente en blanco.

—¿Eh? Pe-perdón... no escuché...

—Qué Katsuki es muy bueno haciendo Katsudon.

—A-ah, ¡sí!, no solo eso, también hace unos bentos increíbles, los decora lindo y tiene mucho talento con la cocina desde... —Se detuvo de darle aquella información no solo a su madre qué tenía sus ojos bien abiertos, sino que decir esas cosas frente a Bakugo qué sonreía de lado discretamente. —Di-digo... uhm, te-tengo qué irme a lavar la cara, es que... no sé, la siento... ¿pesada?

Otsukaresama - BakudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora