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All Might estaba afuera de la UA mientras esperaba a una persona que hacía tiempo que no lo veía; ya que después de la pelea, decidió irse a Estados Unidos, antes de eso habló con los alumnos, con otras personas dejando las cosas pero con quien no tuvo tanta platica fue con el pecoso, ya que, él no se sentía listo para tener una charla, cosa que se arrepiente mucho.

Escuchó el sonido de la campana, dando a entender que era hora de una salida. All Might alzaba su cabeza intentando buscar la cabellera peliverde.
Nunca se esperaba ver a un Midoriya con traje, sin sus tenis rojos, con su cicatriz en su mejilla y despidiéndose de sus alumnos, su corazón se infló como un padre orgulloso, quien diría que aquel niño que conoció el primer día que lloraba se convirtió en un joven superado y que seguía avanzando para ser una ayuda a los demás.

Izuku cuando alzó su rostro miró a aquél hombre que tanto admiraba y apreciaba, sus ojitos brillaron y rápido se humedecieron.

Los dos corrieron esquivando algunos alumnos hasta encontrarse en un cálido y simbólico abrazo; algunos miraban la escena sorprendidos, otros conmovidos y uno que otro grabando y tomando fotos, esas cosas estarían en Internet en tan pocos segundos.

Izuku escondió su rostro en el pecho del mayor -ya que la diferencia de estatura seguía siendo la misma, cosa que All Might adoro- mientras que el mayor acariciaba su suave cabello y lo consolaba, porque sí, Izuku era un mar de lágrimas sin importarle qué lo vieran, era su momento, era algo que necesitaba con el mayor.

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—Hey, Bakubro, ¿qué tal la cena? —Kirishima entraba con la ceja alzada en forma de coqueteo y burla.

—Tsk...

—No me digas... ay no. Lo siento Bakubro, pero si Midobro no quería perdonarte del todo no te rindas él-

—¿De qué hablas, pelos de mierda? —Refunfuño el rubio mirándolo fijamente.

—Bueno, es que, si no estás con una sonrisa, quiere decir que algo desagradable pasó.

Bakugo se sonrojó un poco, ocultó su rostro con sus manos y suspiró, Kirishima se alertó con eso, nunca le había gustado la rivalidad o la manera en la que Midoriya y Bakugo se llevaban o que no se expresaban de la mejor manera, pero nunca metió sus narices más allá, por respeto, por no querer problemas y porque sabía que en algún momento estás cosas debían pasar... Bueno, lo que él pensaba.

—Le hice todo... Yo... —Aclaró su garganta y sin destaparse la cara se volvía más colorado. —Puseunacanciónylacanteatodovolumen —Habló tan rápido qué Kirishima quedó reiniciado o como si le hubieran puesto la ecuación más difícil del mundo.

—¿Eh? ¿Qué dijiste?

—Hum... qué yo... pusemúsica.

—Hay que bien, que maravilla, me encantó nunca lo esperé de tí ¿y cómo era? ¿Clásica? para el momento en el qué le dijeras: "Midoriya, he estado ena-

—¡No idiota! —Se destapó su cara, era roja. —Puse una canción, me puse a cantarla mientras el llegaba, y cuando terminó y me di la vuelta... ahí estaba Izuku.

—Jej... —Miró a Bakugo y se tapó la boca. —E-es una lasti- jeje... ejem, una lástima.

—Eso no es lo peor...

—¿Qué hay más? Jejdjakjs

—¿Quieres dejar de hacer esos sonidos de risa ahogada, pelos de menstruación?

Otsukaresama - BakudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora