🥠 || 20 ||°•.

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—¿P-por qué me lastimaste y me rompiste el corazón? —Se rompió por completo. —¿Por qué me hiciste eso en el pasado cuando te amaba tanto?

Minho lo observo con atención mientras sus hombros caían lentamente cayendo en cuenta de lo que se refería Jisung.

—Hannie...—Sus ojos se cristalizaron. —¿T-te refieres a...?

—¡Si! —Gritó con lágrimas en sus ojos subiendo su mirada hasta posarla en el, reclamándole. —¿A q-que más me referiría? Te estoy hablando de eso, Minho. —El Alfa lo observo sin saber que responder. —¿P-por que lo hiciste? ¿Ah? ¿Por qué me hiciste eso cuando te amaba tanto?

El lobo del pelinegro bajo sus orejitas temeroso, se sentía regañado, triste, un mal Alfa y ni siquiera era su culpa, era de su lado Humano, de Minho. El fue quien se comportó como un total idiota por ser tan inmaduro, por querer aprobación social, por ser tan ciego y no darse cuenta de lo que tenia en frente, por no saber de lo que se estaba perdiendo.

La vida lo amaba demasiado, porque aún luego de hacerle todo eso Jisung estaba ahí, le había regalado cachorros y lo seguía amando con todo su corazón.

Luego de todo...

—Hannie...—Trató de decir con su voz quebrada. —N-no se ni que responderte, cariño.

Jisung lloro con muchísima más fuerza, su rostro formó una tierna mueca mientras sus lágrimas lo empapaban y su naricita se coloreaba intensamente al igual que sus regordetas y adorables mejillas. De nuevo los pensamientos lo atacaron sin piedad cuando se sentía feliz, su débil corazoncito falló hundiéndolo en la miseria de la que trataba de salir todos los dias, su lobo empezó a chillar en su interior poniendolo peor, la traición, lo que recibió a cambio de amar intensamente.

No era justo.

Solo esperaba que sus hermosos bebés, los cuales se encontraban a varios metros de ellos y jugaban en la arena haciendo castillitos de arena con unas cubetas que Minho les acababa de comprar, no sintieran su amargo olor, que el lazo con ellos no los hiciera enterarse de que se encontraba mal ahora.

Y cómo si la dignidad que quedará en su cuerpo jamás hubiera existido, como si ahora no le importará nada y fuera un niño indefenso y abandonado, mando todo su orgullo, sus planes de hacerse el difícil con Minho al demonio y se lanzó a sus brazos aferrándose a su pecho con mucha fuerza, a su ropa, busco la glándula de olor del pelinegro con su nariz y una vez la encontro no quitó su cabeza de allí, aspirando el delicioso aroma a Vino y Romero, sollozando, murmurando cosas en el oido del mayor las cuales este no podia entender, llenando su ropa de lágrimas y emanando un olor para nada agradable, era amargo, todo lo contrario a lo que deberia oler el Caramelo y el Chocolate blanco, triste.

Lo que el Omega no sabía, era que antes de lanzarse a los brazos del mayor importandole mas que poco el resto, este ya tenía esa intención por lo cual ambos cuerpos chocaron necesitados, Jisung necesitando a Minho y Minho queriendo proteger a Jisung. Desde las anteriores veces que lo habia visto llorar se prometió estar para el cuando eso pasara, no soportaba ver sus hermosos ojitos humedecidos, sentir sus mejillas resbalosas por las lágrimas, su voz frágil sin poder formular una palabra, verlo sufrir, sentir su lobo triste y desesperado al ver al Omega asi, el en verdad lo odiaba.

Porque le recordaba a todo lo malo que le hizo, que esas lágrimas que salían de esos bellos ojitos la mayoría de las veces, eran por su culpa.

Se aferró de igual manera al pequeño cuerpo tembloroso frente a él y lo aprisionó entre sus brazos de forma protectora, lo elevó en el aire haciendo que este rodeara su cintura con sus piernas y se lo llevó al muelle de dicha playa el cual estaba a unos metros de ellos, un lugar donde podrían hablar mas calmadamente viendo como el sol se ocultaba y pintaba el cielo de colores cálidos pero más importante, desde donde podrían vigilar que sus bellos cachorros estuvieran jugando a salvo y sin ningún problema.

❝ ¿𝖸 𝗉𝖺𝗉𝖺? ❞𓂃𝖬𝗂𝗇𝗌𝗎𝗇𝗀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora