Había pasado un mes desde que Hanbin dejó el reino. Hao caminaba por los pasillos del reino en soledad, incluso extrañaba a Hyunjin cuando siempre lo molestaba con sus obvias insinuaciones.
Estaba todo tan vacío.
La gente se inclinaba ante él, los nobles le decían que haga algunos discursos para el pueblo, y simplemente hacía caso porque no tenía nada mejor que hacer.
Prometió mejorar las infraestructuras de las casas que tenían ligeros daños y varios de los colegios para que los niños puedan mejorar y estudiar. Tal y como había prometido en ese almuerzo con su padre, en la que Minghao lo había felicitado, seguro que todo eso fue falso.
Tantas cosas que él hacía, que decía, sonaba tan lindo y algunas veces romántico. Pero todo era mentira. Y nunca se dio cuenta de eso. A pesar de vivir con él durante 3 años, pegó un gran golpe de realidad al darse cuenta que jamás lo conoció en verdad.
No paraba de tener sueños con su muerte, incluso lo sentía caminar por los pasillos a medianoche, o escuchar entre sueños como su puerta se abría, pero al abrir los ojos, no había nadie.
Hasta que de pronto, una noche de insomnio entre tantas, decidió vestirse y abrigarse tomando un pequeño maletín con ropa y salió del palacio.
—Prepara el carruaje —ordenó a un guardia
—Sí, su majestad —se inclinó ante él y dio aviso a los demás, quienes sacaron un carruaje al instante
El castaño se subió y fue directo a la estación de trenes, rumbo al reino del Norte.
Por alguna razón, en la cama del vagón pudo dormir plácidamente como nunca. La estadía en el vehículo sería de varios días, a lo que Hao aprovechó en descansar después de tantas noches pesadas.
Llegó al reino, y apenas bajó, sintió el aire y clima frío. La nieve caía por su ropa mientras caminaba dirigiéndose al gran castillo.
—¡Hola, Hao! —saludó Sunghoon al verlo entrar —¿qué te trae a mi casi imperio? —bromeó
—Hola, Hoon... ¿sabes dónde está Hanbin?
—Así que vienes a verlo a él y no a mí —fingió estar ofenderse —hace poco lo vi salir de casa mientras pasaba por el pueblo, ya debe haber regresado
—¿Podrías... acompañarme?, necesito hablar con él
—Claro —asintió saliendo rápidamente del castillo
Caminaron entre la nieve varios minutos hasta llegar a una casa de dos pisos entre varias que estaban al lado, era una de color azul y la puerta tenía destellos plateados en los bordes.
Tocaron la puerta dos veces esperando que el pelinegro saliera, a lo que escucharon pasos poco después acercarse a la entrada.
—¿Sí? —Hao sonrió de inmediato al verlo y Sunghoon se despidió de ellos para que puedan hablar
—Bin...
—Hola... ¿qué te trae por aquí?
—Quería hablar contigo...
Hanbin lo hizo pasar un poco inseguro, tenía miedo que siga molesto por lo ocurrido hace un mes. Pero el castaño observaba la acogedora casa como si fuera la suya, sentándose en el cómodo sofá con una mirada amable hacia el contrario.
—¿Te sientas? —golpeó el mueble para que se acerque y este accedió —sabes... estuve pensando mucho estos días, y... creo que jamás voy a superar la manera en como maté a mi hermano
—Él nos iba a hacer daño, Hao... a todos
—Lo sé... —suspiró —y sé que no puedo entender eso, pero con el tiempo espero olvidar esas cosas que arruinan mi mente todas las noches... y... quiero que me acompañes a olvidar
—¿Te acompañe?
—Sé que también la pasas mal con todo esto y que aunque hayas tenido intenciones de acabar conmigo... después de todo no lo hiciste, ¿en realidad yo siempre te gusté o...?
—No lo hice porque no era capaz de matar a alguien, su majestad, todas las oportunidades que tuve... sólo recordaba a mi madre y la vez que me vi en obligación de matarla, simplemente no podía...
—Los dos tenemos el mismo trauma por lo que veo... —bajó la cabeza tratando de sonreír y acercó su mano a la del contrario —todas las veces en las que me tocabas... ¿pensaste en hacerme daño?
—Jamás —respondió con firmeza
—Bien... —sus ojos se iluminaron —eso era lo que quería saber...
Hubo un leve silencio, en el que sólo podían escuchar sus respiraciones, sus miradas se cruzaron y parecía que sonreían con ellas.
En ese instante, Hao pensó que cada vez que estaba con Hanbin, tomaba la iniciativa en acercarse o insinuarse primero, le habría gustado que él lo haya hecho primero en algún momento.
—¿Puedo darte una orden...?, aunque ya no trabajes más para mí quisiera hacerlo...
—Claro...
—¿Puedes... abrazarme? —sus mejillas se sonrojaron apenas mencionó aquello
El pelinegro simplemente asintió y se acercó a él lentamente, alzando sus brazos para rodear su cintura con delicadeza. Sus latidos se aceleraron, y su cabello se tiñó de blanco apenas sintió los labios del castaño sobre su cuello.
—Hao... —gimió
—Me gustas mucho... —jadeó aferrándose a su cuello mientras hundía sus dedos en su cabello
—Tu me encantas...
—¿En serio? —se mordió los labios mirándole la cara
—S-sí... —respondió con timidez
—Gracias por salvar mi vida cuando me desmayé aquella vez... —hundió su cabeza en su pecho —gastaste tu magia en mí y no sabría como agradecerte...
—No tienes porqué hacer, lo hice desde el fondo se mi corazón...
—¿Quieres ser rey? —preguntó de repente dejando al Duque paralizado
—¿Cómo dices?
—Ahora soy rey... y... estuve pensando en las leyes del reino, incluso las leía —sonrió —siempre dicen que está mal visto que un príncipe se case con un duque... pero no dice nada acerca de un rey y un duque...
—¿Te quieres casar conmigo...? —preguntó entendiendo sus palabras haciendo sonreír al castaño
—¡Claro que sí!, acepto, gracias por pedírmelo, Hanbin, estaba esperando que lo hicieras
—¿Q-qué...?
—Pero tampoco es que nos casemos mañana, tampoco te desesperes tanto... hoy sólo quiero dormir contigo, quizás deje de tener pesadillas si estás tú a mi lado...
Fue tan rápido todo que Hanbin apenas tuvo tiempo de procesar las cosas que él decía, pero aún así sonrió. De hecho, le gustó que pensara en él para casarse incluso cuando ya no tenía a su padre, quien lo presionaba a cada rato con eso.
Pasaron la tarde conversando, también salieron por la noche a pasear en medio de la nieve. Se veían como una pareja, y la gente que reconocía al rey se inclinaba ante él.
Al volver a casa y cenar un delicioso plato de sopa preparado por el Duque, fueron a la cama. Hanbin insistía en quedarse a dormir en el sofá, pero Hao le ordenó que durmiera junto a él, ya que era su cama de todas formas. Y este aceptó.
—No sé si alguien me lo dijo o si lo soñé... pero si estamos destinados, quiero pasar el resto de mi vida junto a ti
Se acurrucó en sus brazos, sintiendo su calor sobre su piel. Y ahora, de todas las semanas en las que no pudo cerrar ni un ojo, esta vez, logró descansar.
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Beyond The Crown ◇ Haobin
FanfictionHao tiene que comprometerse por orden del rey, su padre, quien contrata a Hanbin, el Duque del Norte, para proteger a su hijo del mal que estaba acechando al reino. Alguien quería asesinar al príncipe, ¿pero quién haría algo así?